«Instalaría un observatorio en Extremadura si alguien colaborara»
José María MAdiedo/ Astrónomo y astrofísico ·
Este experto en materias interplanetarias que impactan con la Tierra o la Luna cree que la región es un lugar ideal para vigilar el cieloHace pocos días una bola de fuego cruzó el cielo de Andalucía y Extremadura para recordarnos que ahí fuera, en el espacio exterior, ocurren cosas. ... José María Madiedo (Jerez de la Frontera, 1969) trabaja desde Sevilla y es de los especialistas más activos monitorizando la península ibérica, por lo que ya piensa en instalar alguna estación de detección en Extremadura, un lugar idóneo, dice. Doctor en Astrofísica y Química, es un reconocido experto en toda materia interplanetaria que impacte contra la Tierra o la Luna, lo que a veces le obliga, como él mismo dice, a «a vivir como un vampiro y dormir de día». En la actualidad investiga en el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC).
– ¿Es usted al primero que llaman cada vez que alguien ve una bola de fuego por el cielo?
– Sí, de hecho tengo otro móvil solo para 'whatsapp' siempre encendido como teléfono público. Cuando es de noche y empiezan a sonar mensajes sé que ha pasado algo y me tengo que ir a ver qué han grabado las cámaras.
– ¿Dónde va, a la azotea de su casa donde tiene un telescopio, al laboratorio,...?
– Controlo 17 estaciones de detección en distintos puntos de la península ibérica y las manejo de manera remota. Tengo que conectarme una a una a ver qué ha podido ocurrir exactamente y si es algo relevante me traigo los datos y empiezo a analizar qué zona ha podido sobrevolar el objeto, de qué se trata, de dónde ha procedido, si ha llegado al suelo,...
– ¿Alguna estación de detección la tiene en Extremadura?
– Lamentablemente no. Mi idea es colocar una estación allí si alguien quisiera colaborar. Tengo el material, pero necesito el lugar, algún observatorio que haya y quiera acoger el equipo de detección y las cámaras.
– ¿Qué condiciones requiere?
– Cuanta menos contaminación lumínica mejor. Por eso estamos contactando con observatorios que dependan de algún organismo público, como un ayuntamiento o Diputación, para que tenga continuidad y que no lo lleve una persona que se aburra en un mes, por eso es preferible alguna colaboración oficial. La contaminación lumínica mejor si es baja, pero tampoco es un factor crítico, hay estaciones trabajando en Sevilla o en Coruña.
– En Extremadura hace poco que se insiste que es propicia para observar el cielo. De hecho se ha montado una red de observatorios domésticos en puntos elevados, ¿conoce este plan?
– No tengo conocimiento.
– ¿Y cree que esto tiene atractivo turístico?
– Sin dudarlo. Es una de las zonas con menos contaminación lumínica, además de unas posibilidades muy grandes desde el punto de vista científico.
– ¿Se ven más fenómenos en el cielo porque hay más medios?
– Hay más ojos vigilando lo que pasa en el cielo, y por otro lado se hace más divulgación de lo que pasa y eso despierta el interés de la gente, que al tener acceso a las redes sociales, en cuanto ven algo contactan con los investigadores y eso viene bastante bien. Yo mi primera estación la coloqué en 2005, la red ha ido creciendo y abarcamos cada vez más cielo, el cien por cien de la península y algo del norte de África y mediterráneo, así que crece el número de registros.
– ¿Qué fue exactamente esa bola de fuego del 4 de octubre sobre Extremadura?
– Fue llamativa porque su brillo no era uniforme. Sobrevoló el Golfo de Cádiz, pero se pudo ver a 700 kilómetros. Entró una roca a 69.000 kilómetros por hora y por el rozamiento se calienta mucho al entrar en la atmósfera y al volverse incandescente se forma la bola de fuego. No hemos determinado el tamaño aún, pero podría ser más pequeña que un balón, aunque se desintegró. Cuando parte de la roca sobrevive a ese trozo lo llamamos meteorito.
– ¿Ha visto la película Don't Look up (2021)?
– No, he visto algunas de esta temática y las últimas han sido un bodrio, pero conozco el hilo y me han insistido en que la vea. Tendré que sacar un hueco.
– ¿Entra dentro de lo posible que nos extingamos por un impacto llegado del espacio?
– Sin duda. Impactos así los hemos recibido en el pasado y los recibiremos en el futuro. Tenemos catalogados 157 objetos con un tamaño superior a un kilómetro de diámetro, que son los que pueden provocar un daño muy grande. El que hizo desaparecer a los dinosaurios se dice que tenía cinco, si bien de los que conocemos sabemos que no colisionarán de aquí a cien años, aunque no tenemos a todos catalogados, la verdad.
– ¿Duerme usted más tranquilo desde que la semana pasada la Nasa desvió un asteroide por primera vez?
– Los dinosaurios se extinguieron hace 65 millones de años y en ese tiempo poco ha cambiado en el sentido en que todos estábamos a verlas venir. La diferencia ahora es que sí somos conscientes de que un objeto podría venir hacia nosotros, pero no teníamos tecnología para defendernos, así que estábamos como los dinosaurios. El ensayo de la sonda Dart de la Nasa hace unos días ha sido un primer intento de una tecnología tan simple como el billar. Ahora habrá que afinarla para cuando nos enfrentemos a un caso real. La verdad es que ha sido algo histórico, por eso lo seguí en directo.
– Tiene usted una línea de investigación sobre impactos de rocas en la luna, ¿hay mucha gente investigando esto?
– En el mundo hay un grupo en Japón y la Nasa. Con la Agencia Espacial Europea tenemos ahora un contrato en el Instituto de Astrofísica de Andalucía para ver la frecuencia con la ocurren impactos de roca contra la luna y a partir de ahí deducir la probabilidad de impactos contra nuestro planeta, elaborar estadísticas y evaluar la peligrosidad de estas colisiones
– ¿Impactan muchos objetos contra la Luna?
– Hay impactos continuamente. Los hay del tamaño de un grano de arena muy frecuentes. Los que nosotros detectamos son del tamaño de una nuez o más grande. La última más sorprendente fue en el año 2013 y fue una roca del tamaño de un coche pequeño, de media tonelada, que es mucho menos frecuente, solo una vez desde que se empezó a observar esto en 1997. Del tamaño de una nuez se dan tres o cuatro al mes.
– ¿Comparten información los astrofísicos de todo el mundo o hay celos profesionales?
– Depende. La filosofía de la Agencia Espacial Europea es compartirlo todo. Luego hay otros grupos como la Nasa que van a lo suyo y solo en congresos o revistan científicas dan a conocer sus datos. Pero si algo hace muy bien la Nasa es el márketing y muy poca gente sabe que esta técnica de detección de impactos en la luna la desarrolló un colega mío del Instituto de Astrofísica de Extremadura que se llama José Luis Ortiz en 1997, así que hablamos de una tecnología española que en 2005 la copió la Nasa y en 2017 la Agencia Espacial Europea.
Táurigas y Gemínidas, más bolas de fuego antes de acabar el año
– ¿Hay algo que se pueda ver desde Extremadura antes de que acabe este 2022?
– Las bolas de fuego están asociadas a lluvias de estrellas, que es una roca del tamaño de un granito de arena entrando en la atmósfera. A partir de este mes de octubre se pueden ver desde Extremadura y Andalucía algunas bolas de fuego muy brillantes porque vamos a tener las Táurigas, y en diciembre son las Gemínidas, también bolas de fuego algo menos brillantes.
– ¿Cómo será esto en comparación de Las Perseidas de agosto para hacernos una idea?
– Las Perseidas producen muchas estrellas fugaces a la hora, pero las Gemínidas tienen más actividad, lo que pasa es que al ser a mediados de diciembre suele haber lluvia y nubes y la temperatura no es tan agradable para salir al campo y observarlas. Las Táurigas tienen una actividad muy baja, pero un alto porcentaje de bolas de fuego.
– ¿Ha visto Objetos Voladores No Identificados?
– Nuestros sistemas graban cualquier cosa que se mueva y emita luz. Y del ovni cada vez se habla menos porque los sistemas lo detectan todo y saben que ha sido un avión, un helicóptero o una bola de fuego, o sea, que se han conseguido explicar cosas que antes no se podían explicar.
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