Gloria Casado, terapeuta ocupacional: «Se necesitan más residencias»
Tras 44 años cuidando, denuncia barreras y plazas ocupadas
Gloria Casado (Cáceres, 1958) fue una de las primeras terapeutas ocupacionales que hubo en Extremadura. Tras una vida cuidando a los demás y formando terapeutas ... en la Universidad de Extremadura, se ha jubilado. Estudió en las Josefinas y en la Universidad Laboral de Cáceres.
–Las 'laborales' marcan.
–Nos enseñaban a estudiar de otra manera. Te daban cien folios, una carpeta y no había libros, tenías que ir a la biblioteca. Las instalaciones eran estupendas, hacíamos natación. Convivías con chicas de toda España, con características emocionales, sociales e intelectuales distintas, te enseñaban cómo era la vida fuera de aquí. Todas las que estudiamos en la Universidad Laboral salimos adelante con capacidad para trabajar en el mundo que elegimos.
–Y eligió terapia ocupacional.
–Me fui a Madrid, donde acababan de abrir una escuela que formaba en terapia ocupacional, algo nuevo e interesante. Acabé esos estudios y regresé a Cáceres, donde se instauró ese grado en la Universidad de Extremadura y fui docente asociada durante 12 años en la facultad de Enfermería y Terapia Ocupacional. Lo compaginaba con mi trabajo en el hospital de geriatría del San Pedro de Alcántara y con otros proyectos en Alcuéscar o Badajoz. Estuve 44 años en ese mundo hasta que me jubilé tres días antes de que naciera mi nieta.
–Toda una vida cuidando.
–Creo que soy experta en adaptar a cualquier persona a la vida desde que nace hasta que muere. He trabajado con niños de días y abuelos muy mayores procurando la accesibilidad entendida como adaptarse a las condiciones de vida, ya sea emocional o físicamente, que los pacientes se valgan por sí mismos.
–En su época, un trabajo raro.
–La gente no comprendía en qué trabajaba. Fuera de España, teníamos visibilidad. En España, nos queda mucho por avanzar. Cuando hemos celebrado la gala de los 40 años de terapia ocupacional, nos ha costado que reconocieran su importancia, que acudieran representantes políticos. En el SES estamos cuatro. Yo fui la primera en el Insalud. No era ni mejor ni peor, era la única. En el Sepad y en el ámbito privado ya somos más.
–¿Cómo está hoy la situación?
–Se necesitan más residencias. A partir de los 85 años, necesitamos una supervisión, lugares donde nos puedan atender. En los ayuntamientos, hay trabajadoras sociales, pero no terapeutas ocupacionales. En el SES, seguimos como hace 20 años y en el Sepad hay más, pero porque nos incluyeron en los equipos de valoración de la dependencia. Más que ayudar, valoramos. Ayudé a mi hijo a montar una empresa de terapeutas ocupacionales: Reactiva. Da servicio en diez pueblos, tiene un centro de día en Cáceres. Solucionan todos los problemas desde que un familiar sale del hospital, la casa preparada, el baño accesible, que la vida cotidiana se normalice, que no haya que ir a una residencia.
–¿Su jubilación?
–Soy la secretaria de la Asociación de Vecinos de La Madrila y Peña del Cura. Me llaman 'la Rastreadora' porque me dedico a buscar barreras arquitectónicas en el barrio, a denunciarlas, a hacer informes documentados y enviarlos al Ayuntamiento desde hace varias legislaturas. Hay plazas donde no te puedes sentar en los bancos porque están ocupadas por las terrazas de los bares. O tomas algo o no puedes jugar con los niños ni tomar el sol.
–¿No se cansa?
–Soy una persona libre, no me considero superior a los hombres, pero tenemos unas condiciones difíciles y tenemos que defendernos. A una mujer hay que enseñarla a ser independiente a todos los niveles. Mis padres murieron en mi casa y los cuidé yo, pero ahora he decidido dedicarme a mí.
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