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El secretario general de Interior, Emergencias y Protección Civil de la Junta de Extremadura, Fernando Manzano, entró en tensión por unas horas el sábado por ... la tarde cuando el 112 había declarado la alerta amarilla en la provincia de Cáceres y gran parte de la de Badajoz, principalmente en las Vegas del Guadiana. Sin embargo, la potencial peligrosidad que se vivió este fin de semana fue mucho menor, afirma Manzano en conversación con este periódico, que la vivida durante el tren de borrascas que llegó a la región en la semana del 17 al 23 de marzo, cuando además de la lluvia caída hubo desembalses que podían haber provocado avenidas de agua.
Esta vez, según Manzano, la situación era distinta. «Fueron unas nubes, pero muy concentradas en 25 minutos. Aunque algunas viviendas se inundaran no fue algo alarmante», resume.
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El sábado, explicó ayer Manzano, se dieron lo que se denominan fenómenos de tormenta, «ante los cuales la predicción y ubicación de las descarga es complicada para la Aemet». Estos 'fenómenos observados' están sucediendo en el momento en que nos lo traslada la propia Aemet y fueron lluvias en un momento determinado en un punto y en un espacio muy corto de tiempo, y eso ocurrió en municipios de las Vegas del Guadiana como Montijo, Barbaño, Pueblonuevo, Talavera la Real o Mérida, y también otros pueblos de La Serena. «Pero en ningún momento esas descargas afectaron a la crecida de los cauces, sino que donde hace más daño es en zonas urbanas donde el saneamiento entra en carga porque lleva más capacidad de agua de la que puede admitir, y esto se traduce en que las zonas más bajas del municipio sube el agua porque la expulsa hacia arriba», explicó ayer.
Ante esta situación, el responsable autonómico de emergencias reconoció que se realizaron muchas llamadas al 112, aunque no se notó un tono especialmente alarmado entre los ciudadanos o alcaldes que lo hicieron, afirma. «El Consorcio de Extinción Provincial de Incendios (CPEI) también atendió muchos casos, y algunos ayuntamientos que tienen concertado su servicio de saneamiento, por ejemplo Talavera la Real con Aqualia, pues avisaron a estas empresas. En general todo el trabajo fue de achiques y limpieza de imbornales», resumió ayer Manzano.
Otra de su tarea el sábado por la tarde fue hablar con algunos alcaldes, como los de Talavera la Real, Barbaño o Quintana de la Serena, citó. «A los que llamé me decían que tenían todo controlado. Ellos conocen su municipio y lo que pasa en las zonas más bajas de su pueblo». En su opinión, no llegó a cundir el pánico por tener un recuerdo tan reciente de lo ocurrido en Valencia, donde las avenidas de agua causaron 215 fallecidos a finales de octubre. «Otra cosa es que se note más concienciación de la sociedad en la calle, pero aquí no hablamos de cauces».
En cuanto al norte de Cáceres al final la alerta no derivó en incidencias. Manzano cree que se debió «a que la orografía allí es más distinta. Y allí los municipios suelen tener su pendiente, no como en la cuenca del Guadiana, donde todo está más nivelado».
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