Los estudiantes extremeños de familias pobres rinden por debajo de la media nacional
29 de cada cien alumnos de entornos con pocos recursos superan sus expectativas educativas, el sexto porcentaje más bajo de España
Los estudiantes de familias desfavorecidas rinden menos en Extremadura que en el conjunto de España. En concreto, obtienen mejores resultados de lo esperado 29 ... de cada cien, un punto menos que la media nacional y un porcentaje que sitúa a la región como la sexta por la cola, según la investigación realizada por la Fundación Areces y el IVIE (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas) en base a los resultados obtenidos en el informe PISA del año 2022.
Los autores del estudio parten de las notas obtenidas por los alumnos de 15 años en lectura, ciencias y matemáticas, y a Extremadura le penaliza su bajo nivel en comprensión de textos. En esta competencia hay un 27,8% de alumnos resilientes, que el informe define como aquellos que logran resultados mejores de los que su situación personal hacía prever. Es la cuarta tasa más baja del país, a tres puntos de la media nacional.
No influye el nivel de desarrollo socioeconómico del territorio, sino factores personales y relacionados con el centro educativo
La región sube dos posiciones cuando se analizan las calificaciones en ciencias, donde obtiene también un 27,8% de alumnos de familias desfavorecidas que alcanzan la resiliencia, menos de un punto por debajo de la tasa española. En la otra competencia, matemáticas, es donde la comunidad está mejor: 32.3% entre estos estudiantes frente al 31,9% de media en España.
La comunidad autónoma está mejor que hace siete años, mientras que el conjunto del país ha empeorado
La investigación aclara que estos resultados no se explican por el nivel de desarrollo socioeconómico del territorio, sino por un conjunto de factores que tienen que ver con la personalidad del alumno y con las características del centro educativo. Tampoco está relacionado con el dinero que cada comunidad destina a educación. De hecho, la que más gasta es el País Vasco y es la última de la tabla tras Andalucía (25,7% una y 25,6% la otra).
Los motivos de las cifras
«El patrón territorial de la resiliencia educativa no se corresponde ni en sentido positivo ni negativo con el habitual en muchos indicadores de desarrollo económico», contextualizan los autores. Es decir, no está determinado por la renta per cápita, la tasa de paro, la temporalidad en el empleo, la capacidad inversora o financiera o el porcentaje de población con estudios superiores. Que una región esté más abajo o arriba en esta clasificación se explica por otros motivos.
Uno de ellos es la trayectoria previa del estudiante durante la escolarización, y en particular si ha repetido curso.
Entre los alumnos de familias desfavorecidas, la tasa de resiliencia educativa alcanza el 44% entre quienes van a curso por año hasta cumplir los 15, y baja al 11% entre los demás. El hecho de haber repetido o no «es uno de los factores más determinantes», asegura el estudio elaborado por Lorenzo Serrano, Ángel Soler, Iván Vicente, Silvia Mollá y Fernando Pascual bajo la dirección del investigador del IVIE José Manuel Pastor.
Ser repetidor es sinónimo de fracaso: la tasa de resiliencia educativa baja al 11%, frente al 44% de quienes no lo han sido
Ellos aclaran que también influye haber cursado educación temprana (de cero a tres años): la tasa de éxito entre ellos duplica a la de quienes empezaron más tarde (34% frente a 15%).
La lista de factores que determinan que un alumno de un entorno socioeconómico desfavorable rinda mejor de lo esperado incluye también dos de índole personal: su estado de salud (34% de éxito entre quienes gozan de una buena y 26% en aquellos que han soportado enfermedades) y las aspiraciones educativas futuras (40% entre quienes desean entrar en la universidad y 29% entre los que no tienen esa meta).
La investigación determina que sí hay mejora cuando la ratio de 35 a 25 alumnos por aula pero no cuando se reduce más
Además, «hay otros determinantes –amplía la investigación–, que tienen que ver con el carácter y el comportamiento emocional de los alumnos». Entre ellos, «la curiosidad, la perseverancia, la asertividad, el control emocional y la resistencia al estrés».
Y hay también factores que tienen que ver con el centro educativo. Logran mejores notas los matriculados en centros privados o concertados, aunque la incidencia de esta variable es limitada en el conjunto de España y más aún en Extremadura, ya que son clara mayoría los inscritos en centros públicos.
En cuanto al tamaño de la clase, «se observa un aumento de la resiliencia en los grupos de hasta 25 alumnos frente a los que superan los 35 estudiantes en las tres competencias, pero no se aprecia ninguna mejora cuando el número de estudiantes se reduce por debajo de los 25».
Apenas ayuda a mejorar los resultados «la incorporación del aprendizaje digital, que aporta mejoras marginales», concluye el estudio de la Fundación Areces y el IVIE, que recalca el gran impacto negativo que tiene el acoso escolar. También recoge la investigación que los resultados en base a PISA 2022 son dos puntos mejores que los que Extremadura obtuvo en PISA 2015, mientras que en esos siete años, España empeoró en 0,8 puntos.
«Hacen falta docentes mejor formados y más psicólogos y orientadores en las aulas»
«Potenciar el papel de los psicólogos y orientadores del centro, e impulsar la formación continua del profesorado para que aprenda técnicas inclusivas y sensibles a la diversidad socioeconómica del alumnado». Son algunas de las recomendaciones para aumentar la resiliencia educativa entre los alumnos de familias desfavorecidas que contiene el informe elaborado por la Fundación Ramón Areces y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas. Los autores del estudio también aconsejan «implementar programas de educación temprana y preescolar accesible a todos». Y profundizar en la lucha contra la lacra que supone el acoso escolar.
En su opinión, «las diferencias territoriales están más ligadas a cuestiones cualitativas, como la organización del proceso educativo, la selección de los docentes o los mecanismos de formación y motivación del profesorado, entre otros aspectos». «Aumentar el presupuesto dedicado a la educación –concluyen– no garantizará ‘per se’ el aumento de la resiliencia educativa entre los alumnos de familias desfavorecidas, algo que depende en mayor medida de cómo se gasten esos fondos».
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