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La épica del 'playoff'

Literatura para ascender. Extremadura vivirá un mayo lleno de partidos dramáticos

Martes, 6 de mayo 2025, 07:38

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Tiempo de libros y tiempo de 'playoff'. Los equipos extremeños de fútbol se aprestan a disputar las eliminatorias definitivas para ascender y esa épica emocionante de los partidos legendarios, a vida o muerte, coincide con las ferias del libro de Badajoz y Plasencia tras dejar atrás las de Mérida y Cáceres. En todas esas ferias, en la mesa de novedades ha estado y está 'Hogar fútbol', escrito por Gabino Sánchez Llamazares (Fuente del Maestre, 1981) y editado por el sello extremeño La Moderna. «Es un libro de historias personales, de derechos humanos, una crónica de conflictos de los últimos 120 años. Lo escribí para poner frente al espejo a esas personas que discriminan a otros seres humanos, pero idolatran a otros que están en las mismas condiciones solo porque juega en su equipo», explica el autor.

En 'Hogar fútbol' se cuentan historias como la de Justin Fashanu, único futbolista de una gran liga, la Premier, que se atrevió a declararse homosexual y acabó suicidándose. O la odisea de los padres de Iñaki y Nico Williams, que cruzaron el desierto y entraron en España saltando la valla de Melilla. Otro libro sobre fútbol escrito por un extremeño fue la novela 'Jóvenes promesas' del cacereño Juanjo Díaz Polo en Planeta.

Hasta mediados del siglo XX, era complicado encontrar literatura futbolera salvo textos excepcionales como el poema dedicado por Alberti al portero húngaro Platko o un poema de Miguel Hernández dedicado a Lolo, cancerbero del Orihuela, que murió al golpearse la cabeza contra un palo tras hacer una bella palomita.

Ha habido escritores que odiaban el fútbol como Borges, que el mismo día y a la misma hora en que Argentina jugaba contra Holanda la final de la Copa del Mundo, organizó una conferencia sobre la inmortalidad. En el otro extremo, los literatos que no solo lo amaban, sino que lo practicaban. Ahí está Miguel Delibes, futbolista aficionado y autor de 'El otro fútbol'. Y qué decir de Dámaso Alonso, que bastante antes de ser presidente de la Real Academia Española fue un eficaz lateral izquierdo. Y en la literatura hispanoamericana, tenemos al expeditivo defensa Ernesto Sábato.

Si hasta la primera mitad del siglo pasado el fútbol y la literatura casaban mal, a partir de 1950 todo cambió. Camilo José Cela, Pasolini o Peter Handke se inspiraron en el deporte rey. Manuel Vázquez Montalbán lo convirtió en tema de novela negra con 'El delantero centro fue asesinado al amanecer'. Javier Marías, que jugó de extremo izquierdo y consideraba el fútbol la «recuperación semanal de la infancia», escribió 'Salvajes y sentimentales' y el fútbol motivó literariamente a Gonzalo Suárez, David Trueba, Sergi Pàmies, Enrique Vila Matas, Gerardo Diego, Luis García Montero, Javier García Sánchez o Manuel Alcántara.

Varios escritores jugaron de porteros, el puesto más sobrecogedor: Albert Camus, Nabokov, Mario Benedetti. Y no faltan los colegiados, caso de los dos árbitros que Cela ahorcó literariamente en un vestuario en uno de sus cuentos, o Joaquincito Hinostroza, árbitro creado por el ya recordado Vargas Llosa en 'La tía Julia y el escribidor', hijo de familia noble y tan parcial que en un partido fue expulsando a los jugadores del equipo contrario hasta que ganó Perú, la afición lo sacó a hombros del estadio y acabó sus días alcohólico y amargado.

A partir de esta semana, Extremadura vivirá una primavera de partidos definitivos, sin posibilidad de enmienda, con el ánimo exaltado y consecuencias radicales: euforia o abatimiento, fiesta o resignación, puerta grande o enfermería. Tragedia, drama, epopeya… literatura.

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