Cada cuatro días se suicida una persona en Extremadura
Los casos han aumentado un 26% y entre los jóvenes de 15 a 29 años ya es la segunda causa de muerte en esta comunidad autónoma
Días marcados por el dolor y horas interminables llenas de sufrimiento que acaban en suicidio. Irse para dejar de sufrir, un hecho que cada vez ... es más habitual y que en los últimos años se ha convertido en un verdadero problema sanitario y social. En Extremadura, cada cuatro días una persona se quita la vida. En el último año lo hicieron 96 (63 en Badajoz y 33 en Cáceres).
Son números que evidencian que el problema va a más. En la última década los casos se acercan al millar. Son 840 en una región en la que las muertes por esta causa han aumentado un 26%. Han pasado de 76 en 2012 a casi cien en 2022, según el Instituto Nacional de Estadística.
De hecho, nunca antes en Extremadura esa cifra se había acercado a la barrera psicológica de los cien. Tanto es así, que ya es la segunda causa de muerte no natural en esta comunidad autónoma, solo por detrás de los fallecimientos por ahogamiento, sumersión y sofoco accidental, que en 2022 se dieron cien.
Supera por mucho a los accidentes de tráfico (44) y, para hacerse una idea de la magnitud del problema, ha habido años en los que en esta región ha sido la primera causa de muerte no natural, tal y como sucedió en 2020 al estallar la pandemia y en 2019.
«El origen del suicidio es multifactorial, pero está claro que en los últimos años uno de ellos son las redes sociales»
Juan José Molina
Psiquiatra en Cáceres
«No hay guardia que hagas que no veas a algún niño con pensamiento o con algún acto autolesivo»
Luis Martín Recuero
Psiquiatra en Navalmoral
Pero esto es solo la punta del iceberg, pues los expertos en salud mental aseguran que detrás de cada suicidio consumado se calcula que hay 20 intentos.
La mayoría de las personas que se quitan la vida suelen tener entre 21 y 50 años, y más de 70. «Esto puede afectar a cualquier persona y a cualquier edad, aunque está claro que hay grupos de riesgo, como los mayores por la soledad o las enfermedades médicas que presentan. También influyen factores socioeconómicos y se observa que llevan a cabo más el suicidio los hombres que las mujeres. Eso sí, ellas tienen un alto porcentaje de intentos. Eso tiene que ver con los métodos de letalidad o la capacidad de pedir ayuda. Por regla general, a los hombres les cuesta más», afirma Juan José Molina, psiquiatra y coordinador de Salud Mental en el área de Cáceres.
Lleva 20 años ejerciendo como psiquiatra y en ese tiempo ha comprobado lo que muestran las estadísticas. «Ha sido muy progresivo y desde hace años vemos que las consultas y las urgencias por ideaciones e intentos autolíticos están aumentado, mientras que otros trastornos más graves, como la esquizofrenia, se mantienen», asegura Molina, que apunta que no se puede establecer un perfil único. «No tienen por qué presentar un trastorno mental previo y sobre todo se da en personas que padecen ansiedad y depresión», añade.
FALSAS CREENCIAS
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1 Hablar de suicidio es inducir a ello Los expertos recomiendan hablar para visibilizar el problema y que los afectados se sientan escuchados.
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2 Quien se suicida es cobarde y egoísta Eso es falso, pues el que se suicida tiene un dolor emocional y no sabe cómo manejarlo. Lo que quiere es dejar de sufrir.
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3 Quien lo intenta y no lo consigue es porque no quiere suicidarse Es una señal ante la que estar muy vigilante. Cuantos más intentos, más riesgo hay.
Tras las razones de ese aumento hay muchas y muy variadas. «El origen del suicidio es multifactorial, pero está claro que en los últimos años uno de los factores son las redes sociales, que están cambiando nuestra forma de comunicarnos y no de la forma más adecuada», dice Molina.
«Los niveles de tolerancia a la frustración y de resiliencia cada vez son menores. En redes sociales hay incluso grupos en los que te enseñan a aliviar el dolor produciéndote otro dolor. Hace tiempo, en La Vera tuvimos grupos de niños que por redes sociales se ponían en contacto con otros para contar su experiencia a la hora de cortarse cuando tenían, por ejemplo, ansiedad», recuerda Luis Martín Recuero, coordinador del equipo de Salud Mental de Navalmoral de la Mata.
Los jóvenes
Entre los jóvenes de 15 a 29 años, el suicidio también va a más. En los últimos cinco años 27 se han quitado la vida en Extremadura, una cifra que supera a las muertes por tumores (23) y se acerca a las producidas por accidentes de tráfico (31). En ese tramo de edad es la segunda causa de muerte y, a nivel nacional, la primera. Un total de 1.526 jóvenes se suicidaron en España en el último lustro. En accidentes de tráfico perdieron la vida 1.491.
«Antes de la pandemia ya se estaba viendo un repunte en adolescentes e incluso empezó a haber un aumento de los ingresos de menores en la unidad de agudos de salud mental de Cáceres», recuerda Molina. Coincide con él Luis Martín Recuero, que incluso pone duros ejemplos. «No hay guardia que hagas que no veas a algún niño con pensamiento o con algún acto autolesivo. Hablamos de niños de entre 10 y 14 años y algunos de ellos han tenido ingresos».
Llamar al
024
Se trata de una línea telefónica de ayuda a las personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de conducta suicida, y a sus familiares y allegados. Es gratuita, confidencial y disponible las 24 horas del día.
Ante esa situación, esta comunidad ha puesto en marcha diferentes iniciativas, como 'Extremadura Responde', un servicio de atención psicológica para personas de entre 10 y 30 años y que también está dirigido a sus familiares y otras personas allegadas, así como a profesionales del ámbito educativo y de otros entornos que trabajen con jóvenes.
También hay otros programas que desarrollan asociaciones. Uno de los más novedosos es el puesto en marcha por la Fundación Sorapán de Rieros y que se denomina Faro 2.0. Busca prevenir el suicidio en los jóvenes extremeños de entre 14 y 30 años. Hacen talleres dirigidos a población considerada vulnerable en institutos, asociaciones de personas con discapacidad, asociaciones de personas del colectivo LGTBIQ+ y menores con medidas judiciales. En su primera edición, celebrada el pasado año, atendió a 292 personas.
Sin plan de prevención
«Es importante que existan programas como estos porque no hay un plan nacional para la prevención del suicidio y buscan soluciones efectivas y la creación de un entorno seguro para nuestros jóvenes», indica Miguel Melchor, psicólogo y responsable del departamento de sensibilización de la Fundación Sorapán, que detalla que a través de este programa ofrecen información veraz, herramientas y recursos que permitan reaccionar a los adolescentes frente a conductas de riesgo asociadas al suicidio.
Pero cómo detectar que estamos ante un posible suicidio. «La señal más evidente es cuando alguien te cuenta que tiene un plan o una forma para hacerlo. También cuando sospechas que está acumulando medicamentos en casa, cuando hay cambios de humor repentino, descuida la higiene o hace despedidas de amigos y seres queridos, así como poner al día testamentos o seguros de vida. Eso sí, cada persona es un mundo», apunta Recuero. Para ayudar a esa persona lo mejor es hablar. «Está más que demostrado que escuchar de manera empática ayuda mucho», concluye.
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