El crimen sin resolver de Descargamaría
En el verano de 1924 dos hermanos pastores, de 18 y 15 años, aparecieron muertos en un chozo de la Sierra de Gata. Fue acusado de darles muerte «a mano airada» un convecino, pero fue absuelto
El 21 de septiembre de 1925, el periódico 'La Montaña. Diario de Cáceres' publicaba una crónica judicial sobre un juicio que se celebraba en Cáceres ... en la Sala de lo Criminal de la Audiencia Territorial. El periodista hablaba de la causa que se seguía contra Eusebio S. L., «como presunto autor de los asesinatos de los pastores Sebastián y José García Cantero, muertes ocurridas a mano airada, en una majada del término de Descargamaría». Una majada es el lugar en donde se recoge el ganado por la noche y se albergan los pastores. En la crónica se describía así al acusado: «Borracho, altanero y de carácter impetuoso». Le pidieron dos condenas de muerte, una por cada asesinato, pero fue defendido por el conocido abogado cacereño León Leal y fue absuelto.
El crimen, según el cronista judicial de 'La Montaña' fue el 29 de junio de 1912, «festividad de San Pedro»; pero según 'El Diario Palentino' del 10 de julio de 1924, había ocurrido el 9 de julio.
La noticia de 'El Diario Palentino' decía así:
«Ayer ocurrió en la villa de Descargamaría un sangriento suceso que aparece envuelto en el mayor misterio.
Como de costumbre, ayer, apenas despuntó el alba, marcharon al campo con el ganado los hermanos José y Sebastián García, que desde hace algún tiempo se dedicaban a las faenas del pastoreo. Ambos muchachos, de 18 y 15 años respectivamente, eran muy queridos en el pueblo, tanto por su trato simpático como por la buena conducta que siempre observaron. Uno de ellos sostenía relaciones amorosas con una moza del lugar.
José y Sebastián pasaron todo el día en el campo cuidando del ganado, y como transcurrieran las últimas horas de la tarde y gran parte de la noche y no regresaban al pueblo, su familia empezó a inquietarse y decidió salir en busca de ellos.
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Haciendo cábalas y conjeturas acerca de la suerte que pudieran haber corrido los muchachos, llegaron hasta la majada donde solía pastar el ganado. Resultaron inútiles cuantas pesquisas realizaron.
Ya se decidían a abandonar aquel punto para dirigirse a un monte inmediato, cuando en un chozo bastante alejado de la majada aparecieron los infelices pastores. José y Sebastián yacían en el suelo asesinados.
Rápidamente dióse cuenta del bárbaro crimen a las autoridades, e hiciéronse cuantas diligencias se creyeron oportunas para el esclarecimiento del suceso. Pero nada ha podido lograrse hasta ahora, pues no se sabe que ningún mozo del pueblo tuviera resentimiento alguno con los desgraciados hermanos. Por otra parte, se ha comprobado que no faltaba ninguna cabeza de ganado.
Nadie se explica las causas del doble asesinato ni cómo habrá podido realizarse».
Al final se supo que los hermanos sí habían tenido un problema con otro vecino de la localidad, que entonces tenía alrededor de 820 habitantes (ahora tiene 107 vecinos).
Los hermanos habían tenido un problema con Eusebio S.L. El hermano pequeño, Sebastián, de 15 años, riñó con él porque el vecino había metido sus cabras en el sitio donde guardaban las suyas los hermanos, terminando tirándose piedras. El hijo de Eusebio también había acusado a los dos hermanos de robarles un gallo y una correa y Sebastián le agredió.
Ya había sospechoso. Le apresaron y el 19 de septiembre de 1925 Eusebio S.L, fue juzgado en la Sala de lo Criminal de Cáceres acusado de los dos asesinatos.
El fiscal Celestino Amarillas aseguró que Eusebio, decidido a acabar con la vida de los dos hermanos, planeó atacarles cuando estuvieran durmiendo en su chozo, ubicado en el paraje denominado Casteldorados. Era verano, hacía calor y la puerta del chozo estaba abierta. El fiscal aseguró que Eusebio les mató prácticamente sin encontrar resistencia, a golpe de cuchillo y de un objeto contundente. El hermano pequeño, Sebastián, murió enseguida por los numerosos golpes que recibió en la cabeza, con salida de masa encefálica. Su hermano mayor, José, no murió al instante, pero recibió numerosos golpes y cortes. Fue trasladado a Descargamaría en donde murió. El médico que realizó la autopsia vio que la tráquea estaba seccionada en sus tres cuartas partes.
El sumario tenía más de 900 hojas. Cuando se celebró el juicio estaba en suspenso la Ley del Jurado, y la causa la vio una sala formada por cinco magistrados, ya que se pedía la pena de muerte.
Después de varios días de juicio, terminó un sábado a las nueve de la noche. En la vista el acusado, al igual que en la instrucción, dijo que era inocente, aunque sí reconoció que había discutido con los hermanos.
Su abogado defensor fue el cacereño León Leal Ramos. Cuando le representó tenía 44 años y ya era una persona muy importante en Cáceres. León Leal fue una de las personalidades más emblemáticas de la sociedad cacereña en la primera mitad del siglo XX. Cuando murió en 1959, llevaba 46 años al frente de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Cáceres.
En el ejemplar de 'La Montaña' del 21 de septiembre se indicaba que la Sala de lo Criminal había decidido absolver al acusado por falta de pruebas. Terminaba así la notica: «Reciba nuestro querido amigo don León Leal Ramos la más sincera enhorabuena por este éxito».
El caso del asesinato de los hermanos de Descargamaría, se quedó sin resolver. Siguió envuelto en el misterio.
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