El crimen de los borrachos de la calle Caleros de Cáceres
CRÓNICA NEGRA ·
En 1903 José Meléndez, alias 'Pitorrecio', mató a cuchilladas al pendenciero proxeneta Antonio Lozano 'el Pincelero'. Muchos fueron los cacereños que se alegraronLa noticia salía en la primera página de 'La Concordia', periódico diario de Cáceres, el domingo 12 de abril de 1903:
«Anoche y a ... las nueve y cuarenta y cinco, presentábase ante la Inspección Antonio Macías, alias 'Navero'.
En su rostro notábase la impresión de una sorpresa desagradable.
Manifestó que dirigiéndose a la cochera que posee en las afueras de San Francisco D. Francisco Benito, y al pasar por el barrio de San Roque, tropezó con un bulto extraño oculto en la sombra, que resultó ser el cuerpo de un hombre inundado en un charco de sangre.
A las diez personábase, en el lugar citado por Antonio, el juez de instrucción D. Jacinto Enciso, el escribano Sr. Rasero, un médico y algunos serenos y agentes de orden público.
El cadáver tendido de costado y junto a unas chumberas, levantose por el Juzgado, siendo en el acto reconocido por algunos de los que asistieron a su levantamiento, quienes manifestaron ser el de Antonio Lozano Iglesias, alias 'el Pincelero'».
El periodista de la época señalaba que tenía una herida en el pecho y otras en el vientre. Al registrar la ropa del fallecido encontraron: «Entre la faja tres piedras, un buen trozo de pan y algunas aceitunas. En uno de los bolsillos de la chaqueta guardaba, cerrada, una navaja de regulares dimensiones».
Se llama la atención en que el cadáver se encontró a unos 12 metros de la caseta de consumo que había en ese lugar, pero el guarda no había escuchado nada.
Se escribe entonces del finado que era un hombre pendenciero, de pésimos antecedentes. El periodista señala que unas horas antes de ser encontrado muerto se había estado emborrachando con dos amigos en una taberna de la calle Caleros, de donde había salido sobre las ocho y media de la tarde, «en aparente estado de embriaguez, pues marchaba reclinado sobre uno de ellos y cantando coplas».
Se sospechaba que el crimen lo podían haber cometido esos dos amigos, y en un ejemplo de rapidez policial, el inspector Santamaría, el agente Juan Rodríguez y el sereno Norberto Rojo dieron con ellos a la una y media de la madrugada, cuando salían, según la publicación, «de una casa de lenocinio». Los detenidos fueron José Morgado, alias 'el Porras', y José Meléndez, alias 'el Pitorrecio', que fueron al calabozo, en donde el juez les tomó declaración al día siguiente.
El crimen de Cáceres fue muy comentado en los periódicos de la época. Destacaron que el fallecido era un matón, con muy malos antecedentes, y que con otros dos sujetos había estado en una taberna de la calle Caleros, saliendo de allí «bastante alcoholizados».
Es curioso el reportaje que se publicó el martes 14 de abril de 1903 en el periódico de Cáceres 'El Noticiero' hablando del crimen de 'el Pincelero', ocurrido el sábado anterior.
Indica que el día anterior, el lunes por la mañana, el inspector de policía Santamaría llevó a la calle Caleros a uno de los sospechosos, a José Morgado, 'el Porras', para hacer una reconstrucción de los hechos. El detenido tenía las manos atadas a la espalda y era escoltado por dos guardias. Estuvieron en un «lúgubre edificio» de la calle Nidos, en la taberna de la calle Caleros y en la calle San Roque, en donde encontró la muerte 'el Pincelero'.
En su trabajo de investigación el periodista entra en la taberna y la describe de esta manera:
«Es una habitación poco espaciosa y humildemente amueblada. Consta de un pequeño mostrador, cuatro bancos de madera y algunas sillas de las llamadas del Casar.
Su dueño, Isidoro Barrio, nos refirió lo que a continuación copiamos:
A las primeras horas de la noche –nos dijo– entraron aquí 'el Pincelero', acompañado de 'el Porras' y 'el Pitorrecio', y me pidieron dos cuartillos de vino, que les serví. Estuvieron bebiendo y hablando amigablemente hasta que al levantarse y pedirle yo el importe de los consumido dijo 'el Porras' que él no pagaba; entonces 'el Pincelero' le amenazó con una botella, y para evitar escándalos en mi casa intervine yo y los separé.
–¿Y no ocurrió nada más?, le preguntamos.
–Sí, señor, respondió. 'El Pincelero' me amenazó con una copa; pero casualmente estaba aquí un hermano mío y consiguió aplacarle. Luego enseguida se fueron y yo, temiendo que volvieran, cerré la puerta, pues ya he dicho que no me gustan los escándalos».
En el mismo ejemplar del periódico se habla de que se estuvo buscando el cuchillo con el que se cometió el homicidio, que por lo visto se había tirado a una de las huertas que había entre la calle San Roque y la calleja del Moral, que es la que sube desde el Arco del Cristo al barrio judío.
Fue encontrado al anochecer, en un huerto del sastre Antonio Galán. Un criado suyo entró con un farol para cortar unas rosas y allí vio en el suelo un cuchillo de grandes dimensiones, cuya hoja estaba cubierta en parte por un papel blanco manchado de sangre. 'El Noticiero' señaló que el cuchillo era «de los que usan los carniceros para cortar carne, su hoja mide una cuarta de longitud y unos cinco centímetros de ancho, conserva el brillo de lo no usado, pesa bastante y se halla manchado de sangre por el lado destinado a empuñarlo y la parte interior de la hoja, lo que prueba que penetró en su totalidad en el cuerpo de la víctima».
¿Qué pasó con los sospechosos? El cronista de Cáceres, Fernando Jiménez Berrocal, ha escrito que se acusó de la muerte violenta a 'el Pitorrecio', que ya estaba cansado de 'el Pincelero', porque siempre le estaba humillando y se burlaba de él.
Muchos fueron los vecinos de Cáceres que se alegraron de la muerte del juerguista, del matón que prostituía a mujeres, y defendieron a 'el Pitorrecio', alegando que se había tenido que defender de los ataques de 'el Pincelero', que murió sin siquiera sacar su navaja. Fue juzgado y considerado no culpable, por lo que se libró de morir en el garrote vil.
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