Asesinato en el cementerio de Azuaga
Diciembre de 1982. Tras seis días desaparecida fue encontrado en el camposanto el cadáver semidesnudo de una vecina de esta localidad
Cuando faltaban unos días para la Navidad de 1982 dos niños de Azuaga quedaron marcados para siempre. Uno de ellos era el hijo del enterrador. ... Mientras jugaban cerca del cementerio entraron en un callejón de 90 metros que formaba parte del camposanto, el llamado cementerio civil. Al fondo encontraron el cadáver de una mujer joven semidesnuda.
Era una vecina de Azuaga de 28 años que había desaparecido seis días antes. M. C. O., de 28 años, estaba recién casada y vivía con su marido en casa de sus padres. El 9 de diciembre de 1982 comieron todos juntos un cocido y luego la joven se fue en dirección al cementerio donde iba habitualmente a visitar la tumba de un familiar fallecido. Su marido la acompañó a la puerta y se despidió con un beso. No volvieron a verla.
Horas después, y tras llamar a muchos parientes y amigos para saber si la habían visto, avisaron a la Guardia Civil y comenzó la búsqueda. Sin éxito. Nadie en esta pequeña localidad entendía qué podría haber pasado.
El 15 de diciembre apareció su cadáver. M. C. O. apareció sin pantalones ni bragas y con fuertes golpes en la cabeza. La Guardia Civil comenzó la búsqueda del responsable. La investigación de los hechos se hizo pública años después porque este crimen fue recreado en un popular programa de TVE sobre crímenes, 'En este país'.
En el programa los guardias civiles recreaban el crimen fingiendo delante de las cámaras que acababan de encontrar el cuerpo y seguían los distintos indicios y pistas. Desvelaron que tenían cuatro sospechosos. Incluso los familiares de la fallecida colaboraron indicando cómo les interrogaron. Al marido tuvieron que hacerlo mientras estaba en cama porque se encontraba muy afectado por la noticia.
El día de Reyes de 1983 HOY publicó que un joven de solo 17 años se había declarado autor de la muerte. Era F. C. G., que tenía antecedentes policiales por robo. Este menor fue detenido solo unos días después de los hechos. Una vez arrestado, se cortó las venas y el juez decretó su puesta en libertad vigilada para que se curasen sus heridas.
Poco después fue detenido de nuevo tras relacionarlo con un reloj de pulsera que le habían robado a la víctima. En principio aseguró que había sido un accidente, que la joven se cayó y se golpeó en la cabeza. Finalmente dio una versión mucho más cruda de los hechos.
Ante la Guardia Civil aseguró que sobre las cinco de la tarde del día de la desaparición vio pasar a la joven. El detenido vivía cerca del camposanto y solía observar cómo esta vecina visitaba el cementerio. Ese día la siguió al interior, «donde a abrazó a pesar de la oposición de ella».
La confesión
«La condujo al interior del callejón, donde la desnudó de cintura para abajo; ante la resistencia de yacer con el mismo le dio un golpe con un palo fracturándole el tabique nasal y arrojándola al suelo donde consiguió realizar el acto carnal. Una vez realizado tal acto, y ante el temor de que fuera delatado, la golpeó con una piedra de gran tamaño causándole heridas a consecuencia de las cuales falleció poco después», según explicó la Guardia Civil después de que el detenido confesase.
La autopsia de M. C. O., sin embargo, reveló que no había sido violada. El informe reveló que la joven había sufrido heridas en la nariz con una fractura de cartílago y hueso, lesiones en el oído derecho, heridas diversas en la frente, erosiones y hematomas en brazos, hombros rodillas y glúteos y una herida de 18 centímetros de longitud en forma de siete en la zona occipito-parietal derecha de la cabeza, que fue la que le causó la muerte.
A pesar de la contradicción en la declaración y de que se echó atrás en su confesión, el procesamiento con el menor de 17 años continuó. La clave del caso fue el reloj que le desapareció a la víctima. Los investigadores le encontraron esta pieza a F. C. G. Este aseguró que lo había comprado recientemente por 500 pesetas (actualmente tres euros) a unos comerciantes marroquíes que pasaron por el pueblo.
La investigación reveló que no era cierto. La pila del reloj llevaba más tiempo en funcionamiento, al menos un año, y además la correa estaba ajustada de forma manual. Lo que coincidía con el objeto que pertenecía a la víctima. Por tanto el hallazgo fue clave para el caso.
El procesado también acusó a otro delincuente habitual como responsable de los hechos, pero la Guardia Civil demostró que esta personas estaba fuera de Azuaga cuando se cometieron los hechos.
Se tragó tres muelles
Antes de que se llevase el caso a juicio, el menor protagonizó dos intentos de suicidio más. En la segunda ocasión volvió a cortarse las venas y en la tercera acabó siendo intervenido a vida y muerte en el Hospital Provincial de Badajoz, que entonces aún estaba abierto. Fue trasladado al centro hospitalario desde la cárcel que hora es el museo de arte contemporáneo Meiac. Estando recluido en este lugar se tragó tres muelles del somier. Finalmente sobrevivió.
TVE también logró entrevistar a este menor cuando estaba encarcelado en Badajoz antes del juicio. Aseguró que era inocente y que todo el mundo le señalaba porque era «el ratero del pueblo».
El juicio se celebró en abril de 1984 en la Audiencia Provincial de Badajoz. La Fiscalía defendió que el procesado siguió a la joven con ánimo de violarla y que se ocultó entre los árboles para que no le viesen. Una vez dentro del cementerio le propuso a la víctima mantener relaciones sexuales, a lo que se negó. Entonces se abalanzó sobre ella y la golpeó con un objeto romo. La desnudó y se bajó los pantalones, pero la resistencia de la joven impidió que pudiese forzarla. Finalmente, cuando se dio cuenta de la gravedad de sus heridas, le robó el reloj y la abandonó. El Ministerio Público pidió que le condenasen a 13 años, la acusación particular que representaba a la familia lo elevó a 30 años, pero el tribunal consideró atenuante que fuese menor y recibió una condena de diez años.
En julio de 1985 el ya condenado por el llamado crimen de Azuaga volvió a protagonizar las noticias porque trató de fugarse cuando visitaba los juzgados de Badajoz. Los guardias civiles dispararon al aire y fue detenido en el Parque Infantil, junto a Castelar.
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