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A primera hora de la mañana acudió la semana pasada Isabel Trenado a la oficina de asistencia ciudadana ubicada en la avenida de Huelva, en Badajoz, para informarse sobre la línea de ayudas al alquiler general que otorga la Junta de Extremadura. «He visto que ... se abrió el plazo de solicitudes el día 8 de enero y he venido corriendo a informarme para echar la ayuda porque esto supone un desahogo. Es la única manera de poder vivir sola con los sueldos que tenemos hoy día», lamentaba la joven.
Isabel vive de alquiler desde hace cuatro años, en 2024 fue la primera vez que solicitó la ayuda pero no se la concedieron. «De hecho ni siquiera tuve respuesta, supongo que fue porque entregué la solicitud en los últimos días de plazo y ya no habría fondos», señala.
La Junta destina 9,3 millones de euros de sus presupuestos para las ayudas al alquiler. Una subvención que pretende facilitar el acceso a una vivienda o habitación en régimen de arrendamiento por un precio igual o inferior a 600 euros, la mitad si el contrato es por una habitación. Esta subvención no tiene nada que ver con el Bono de Alquiler Joven, para el que el solicitante debe ser menor de 35 años.
En la primera semana de registro de solicitudes, los trabajadores de la oficina aseguran que han recibido un gran número de peticiones. «Desde que salió la convocatoria se forman colas todos los días para presentar la documentación. Al tratarse de una ayuda que se termina cuando se acaban los fondos, la gente acude en masa los primeros días», afirma una de las trabajadoras.
La subida del precio del carburante y de la cesta de la compra dificulta el ahorro de la mayoría de la población, por eso Isabel, que trabaja en un restaurante, preferiría tener salarios más altos en lugar de percibir una ayuda. «Mi nómina me permite pagarme el alquiler pero no consigo ahorrar. Lo que deberían de hacer los gobiernos es dar menos ayudas y bajar los impuestos para que no suba el precio del alquiler», subraya la joven, que paga 380 euros por un estudio en Condes de Barcelona.
Trenado es consciente de que su alquiler es de los más asequibles que hay actualmente en la ciudad, por eso asegura que no quiere cambiar de piso por nada del mundo. «Con los gastos de luz y agua se me van unos 450 euros al mes, es lo más asequible que hay porque es una barbaridad como está el precio del alquiler en Badajoz, donde hoy es casi imposible encontrar una vivienda por menos de 600 euros», zanja.
Un precio similar al de Isabel es el que paga Estela Rodríguez por su piso en San Roque, su alquiler no llega a los 400 euros pero el piso en el que vive con su pareja y sus dos hijos apenas tiene 60 metros cuadrados. «Vengo a solicitar la ayuda porque la situación con la vivienda está fatal. Yo necesitaría una casa más grande pero no me puedo permitir un alquiler mayor», cuenta esta joven que los únicos ingresos que tiene son los que obtiene del bar en el que trabaja.
Al precio del alquiler Estela debe sumarle los gastos de luz y agua, por eso reclama a las administraciones que estudien más la situación personal de cada individuo, ya que ella lleva solicitando una vivienda social desde hace una década. «No me conceden una vivienda social porque no me consideran de extrema necesidad, pero no puedo permitirme pagar más por una casa y mis hijos no pueden tener su propia habitación», zanja.
Estas ayudas también cubren situaciones de vulnerabilidad, como las que se enfrentan en algunos casos víctimas de violencia de género.
Este fue el motivo por el que otra de las jóvenes que estaba en la cola solicitaba la subvención. Ella prefirió no dar su nombre por seguridad, pero ya se ha beneficiado de esta ayuda en los últimos dos años. Por protección se vio obligada a cambiar de domicilio y no puede vivir con sus padres. Ahora tiene que hacer frente a un alquiler de 550 euros. «La ayuda nos viene muy bien pero lo ideal sería bajar el precio del alquiler o subir los sueldos».
El plazo de presentación de solicitudes para acceder a las ayudas está vigente hasta el 7 de marzo, aunque si los fondos destinados a esta prestación se liquidan antes, las ayudas se terminan, aunque esté presentada dentro de plazo.
Los requisitos para beneficiarse de esta subvención son tener la nacionalidad española, que la vivienda en alquiler sea la residencia habitual del solicitante que además no puede tener vivienda en propiedad.
Además, es necesario presentar el documento del contrato de alquiler, donde quede constancia de esta residencia.
Con todos los documentos en regla, la ayuda recibida será la mitad de la mensualidad que el arrendatario paga por la vivienda. Es decir, si una persona paga 600 euros de alquiler percibirá una ayuda mensual de 300 euros con un plazo de prestación de dos años desde el uno de enero del año 2024.
Por otro lado, la cuantía que percibirán los beneficiarios será invariable, salvo si se produce una bajada de la renta mensual. Esto quiere decir que en el supuesto de que el precio del alquiler de una vivienda que se beneficia de esta ayuda baje, también lo hará la cantidad que percibirá el arrendatario. Es decir si un alquiler de 600 euros, baja a 500 también lo hará la subvención.
Esta cuantía es la misma que perciben los beneficiarios del Bono del Alquiler Joven, cuyos requisitos son los mismos a excepción de que los solicitantes de esta ayuda deben ser menores de 35 años. En tal caso en esta línea de ayuda la subvención es de 250 euros. La Junta permite solicitar ambas ayudas y beneficiarse de ambas, en tal caso la suma de estas subvenciones no deberá exceder el 70% del pago del alquiler de la vivienda.
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