Catorce guardias civiles para disolver una fiesta infantil

La Delegación del Gobierno informó el domingo, con una nota de prensa, que durante el fin de semana los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado tuvieron que desalojar una fiesta de cumpleaños con 25 personas. No se queda ahí la historia. Se añade que «tras abandonar el lugar, sus asistentes reiteraron su conducta parándose a celebrarla en el parque de Villafranco del Guadiana». Y más: «Las autoridades abrieron las diligencias pertinentes».

Lo que no se cuenta es que se trataba de una fiesta infantil, que ni siquiera llegó a celebrarse en el local de Talavera que tenían reservado para ello y que en el parque de Villafranco aparecieron hasta 14 guardias civiles cuando allí solo había niños de entre cuatro y cinco años y algunos padres. Todo esto según la versión de los responsables del evento suspendido.

Sí reconocen que programaron la celebración del cumpleaños del hijo de uno de los organizadores. La idea era asistir dos adultos y varios niños que comparten clase con el cumpleañero. «Es un grupo burbuja y están juntos toda la semana en el colegio», indican.

Para ello, se pusieron en contacto con el dueño de un local de Talavera la Real. «Preguntamos y según la normativa vigente entendimos que, si los niños se colocaban en mesas de seis, no habría problema», explican.

Sin embargo, antes de comenzar la celebración, cuando todavía no habían llegado los invitados, la fiesta se suspendió tras las recomendaciones de la Policía Local de Talavera. «Los niños ni siquiera entraron en el local», exponen con cierto nerviosismo por la repercusión que ha tenido la noticia en su ámbito más cercano. Recogieron todo y se desplazaron hasta Villafranco. «Habíamos establecido el parque como punto de recogida para después de la celebración, porque es el lugar donde suelen jugar los niños; así que llamamos a los padres para explicarles que íbamos hacia allí», comentan.

Ya en el parque algunos niños se quedaron a jugar. «Al estar juntos en el cole no creímos incumplir ninguna norma», apuntan. Fue allí, cerca de las nueve de la noche, donde hizo acto de presencia la Guardia Civil. «Alguien llamó porque vio una concentración de gente, pero solo había unos pocos niños y algunos padres, incluso a los guardias civiles les sorprendió que les llamaran para esto», puntualizan.

Se hicieron responsables de la situación y les explicaron a los agentes a qué se debía su presencia allí. «Nos pidieron los nombres, pero nada más; además, los pocos adultos que estábamos en ese momento llevábamos puestas las mascarillas y guardábamos la distancia de seguridad», insisten algo preocupadas por el revuelo causado. «Los guardias civiles nos dijeron que tenían que abrir expediente para dejar constancia del desplazamiento, pero realmente les sorprendió que les llamasen para esa situación; antes de que ellos abandonaran el parque nosotros ya nos habíamos ido», concluyen.