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La silicosis no es una enfermedad del pasado propia de mineros, como se creía. De hecho, esta patología incurable de origen profesional causada ... por la inhalación de polvo de sílice cristalina no ha parado de crecer en los últimos años y Extremadura no escapa al aumento de esa incidencia, según revela un informe del Ministerio de Sanidad.
Bajo el título 'La reemergencia de la silicosis en España', el estudio analiza el problema e identifica los sectores laborales que están generando esta enfermedad. En la región extremeña, entre 1990 y 2019, se registraron 149 partes de esta patología, o lo que es lo mismo una media de cinco al año. Pero es que es que desde 2020 a 2023 ha habido 84, lo que suponen 21 cada doce meses.
Son cifras que evidencian que los casos se han cuadruplicado en tan solo cuatro años. Y esos son solo los que cuentan con un parte abierto por enfermedad profesional, pero la realidad es mucho peor, pues el propio informe indica que desde hace tres décadas ha habido más de 1.300 procesos asistenciales con la silicosis como diagnóstico principal o secundario.
Los casos se concentran especialmente en la provincia de Badajoz, sobre todo en Quintana de la Serena por las canteras de granito y la consecuente inhalación mantenida de la sílice, pero, ¿qué ha sucedido para que la incidencia no pare de crecer si la actividad es menor ahora que antes de la crisis económica de 2008?
La principal razón se debe a que a la extracción y fabricación de piedra natural se ha unido la artificial. «Los casos han aumentado en las últimas décadas, afectando a nuevos sectores industriales, como la fabricación y la manipulación de aglomerados de cuarzo, utilizados en encimeras de cocina y baño», indica el Ministerio de Sanidad.
El estudio matiza que la enfermedad ha aflorado en regiones como Extremadura y Galicia gracias a estudios epidemiológicos y campañas realizadas entre 2002 y 2007, que permitieron detectar decenas de casos en canteras y plantas de elaboración de piedra ornamental.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer, tal y como indica la Asociación de Afectados por Silicosis, que contabiliza 400 afectados solo en Quintana de la Serena y en pueblos de sus alrededores.
«El aglomerado de cuarzo está compuesto en más del 90% por sílice y en el caso de la piedra natural es en torno al 30%. Trabajar durante tres años con piedra natural es lo mismo que hacerlo doce meses con aglomerado de cuarzo, por lo que es mucho más peligroso. A eso se suma que la demanda de este material está siendo alta y de ahí ese incremento de casos», argumenta Diego Gómez, que apunta a que «la Junta de Extremadura solicitó un estudio al Instituto Nacional de Silicosis, en Asturias, en el año 2003 para determinar el número de enfermos y desde entonces no se ha vuelto a realizar ningún mapa sobre esta patología en la comunidad autónoma».
Lo sabe bien Juan Antonio Masilla, presidente de la Asociación Extremeña de Marmolistas (Aexmar), que agrupa a más de una quincena de talleres que en la región se dedican a la transformación del granito, el mármol y los aglomerados de cuarzo. «En la agrupación hay algunos afectados de silicosis, y estoy convencido de que muchos no lo saben al no someterse a las pruebas diagnósticas pertinentes», apunta Mansilla, que tampoco se ha realizado las pruebas y reivindica más prevención y que se comercialicen materiales con menos contenido de sílice.
«Cada vez habrá más afectados porque la silicosis producida por el aglomerado de cuarzo no es como la de los mineros o canteros, que se desarrollaba de forma menos acelerada. En este caso, además de sílice, en el material hay plomo, resina y componentes que pueden hacer que la patología vaya más rápido», indica Mansilla.
Según el informe de Sanidad, España es uno de los países en los que se ha producido una reemergencia de la silicosis de forma más intensa durante el siglo XXI. Es más, diferentes agencias nacionales han reevaluado en la última década los riesgos de la sílice cristalina respirable, mostrando su relación con el cáncer de pulmón o patologías respiratorias y cardíacas.
En el conjunto nacional, se obtuvieron 6.019 partes de esta enfermedad entre 1990 y 2023 y la mayoría de ellos se han registrado en los últimos 15 años. Desde 2007 a 2024 se han comunicado 5.900 partes. En 2024 fueron 520.
El informe del Ministerio también constata el aumento de la silicosis en trabajadores jóvenes y la dificultad para que esta patología les sea reconocida como enfermedad profesional.
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