La autovía entre Cáceres y Badajoz está parada, mientras se deteriora la actual carretera

El motivo es que todavía no han concluido los trámites administrativos y la UTE (unión temporal de empresas) adjudicataria del proyecto –formada por las empresas Rover Infraestructuras y Gévora Construcciones– está a la espera de documentación para poder acometer la obra.

La construcción de la autovía depende del Ministerio de Transportes. Por el momento, únicamente está adjudicado el primer tramo, que a la salida de la ciudad de Cáceres discurre entre la autovía A-66 y el río Ayuela. Un cartel anuncia desde julio el inicio de los trabajos y el presupuesto de los mismos: 78,6 millones de euros, ya con IVA.

Precisamente, la dotación económica del proyecto ha sido uno de los motivos de su retraso. Este primer tramo salió a licitación por primera vez en 2019 por algo menos de 61,5 millones, a los que habría que sumar cerca de trece millones en impuestos: 74,5 millones en total.

Ese importe tuvo que actualizarse debido al fuerte incremento en los precios de los materiales que se produjo a partir de 2021. La obra volvió a salir a licitación en cerca de 92 millones de euros y un plazo de ejecución de 40 meses.

Tomando como referencia el mes de julio del pasado año, los primeros 13,5 kilómetros de la autovía entre Cáceres y Badajoz deberían estar concluidos antes de la finalización de 2026.

Es decir, el proyecto avanza, pero con lentitud y mientras tanto la carretera nacional N-523, que la Junta de Extremadura cedió a la red estatal en 2019, se va deteriorando.

Recientemente, el Ministerio de Transportes ha situado paneles informativos en varios tramos avisando a los conductores de que el firme se encuentra en mal estado. Sobre todo entre los kilómetros 20 y 25 hay constantes baches y grietas en el asfalto. «Los carteles se han colocado como medida preventiva y previa a las actuaciones de rehabilitación de firme en la N-523 planificadas y que se acometerán en los próximos meses; cuando las condiciones meteorológicas así lo permitan», señalan desde el Ministerio sin fijar una fecha exacta para los trabajos de mejora de la calzada.

Las obras volverán, por tanto, a esta vía. O mejor dicho, continuarán, porque desde que las lluvias torrenciales de diciembre de 2022 provocaran diversos socavones en varios puntos de la carretera, los trabajos han sido casi constantes en algún punto de la nacional.

A lo largo de 2023, hasta seis semáforos hubo al mismo tiempo controlando el tráfico en la vía –tres de ellos se mantuvieron durante varias semanas– para permitir el arreglo de los daños causados por la riada. Además, se prohibió el tráfico de camiones en la misma mientras la circulación tuvo que desviarse por las obras.

Los conductores se encuentran con las molestias que ocasiona el firme en mal estado, pero también con las interrupciones de tráfico por las obras. Ambas situaciones hacen necesario más tiempo para ir de Badajoz a Cáceres, y viceversa. Así, las dos capitales de provincia extremeñas se alejan en lugar de acercarse a la espera de una autovía cada vez más necesaria.

De hecho, esta semana, el servicio de conservación de carreteras ha efectuado trabajos en el entorno de uno de los arroyos que pasan bajo la nacional, por lo que otro semáforo ha estado regulando la circulación.

El mal estado de la carretera hace necesarias las labores de parcheo para eliminar los baches, que actualmente también son muy visibles en el entorno del kilómetro 30.