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Manuel Labao-Antunes, ganador de la medalla de oro. :: e. d.

«La filosofía es darte en qué pensar»

Manuel Labao-Antunes, un estudiante de Don Benito, ha ganado la medalla de oro en la IV Olimpiada Filosófica de España

ESTRELLA DOMEQUE

Domingo, 28 de mayo 2017, 11:08

Año 2045. El ser humano ya puede realizar lo que se denomina un 'backup' de su mente, es decir, una copia de seguridad. Al menos así lo afirma, casi treinta años antes, el científico estadounidense Raymond Kurzweil. Sería algo así como conectar todo lo que alberga tu cerebro a la nube y guardar ahí para siempre todos tus recuerdos y aprendizajes.

Esta reflexión es sólo uno de los incisos que Manuel Labao-Antunes realiza mientras explica en qué se basa la disertación que le ha llevado a ser premiado con la medalla de oro en la IV Olimpiada Filosófica de España los pasados 5 y 6 de mayo en Murcia. ¿Puede un robot devenir en una persona? Esa es la pregunta que proponía al jurado este estudiante del Instituto José Manzano de Don Benito, sobre el tema de la identidad humana y las nuevas tecnologías.

«Lo que trato de hacer ver es cómo avanza la tecnología desde la antigüedad con el afán que tiene el hombre de crear vida inteligente. Después me centro sobre el punto antropológico, en lo que ha sido la identidad humana o personal en autores como Locke, y lo que podría ser un dualismo entre cuerpo y mente en el futuro», cuenta el joven ante la mirada orgullosa de su profesor, Fernando Moreno. «También hago una pequeña crítica a la educación, en la que invierto la pregunta de si el ser humano podrá crear una persona artificial, para sustituirla por la de si el ser humano podría devenir en un robot. Y, finalmente, lo enfoco en el tema económico, en lo que supondría la llegada de una inteligencia artificial lo suficientemente cercana a la racionalidad humana, por ejemplo, en el mercado laboral», concluye, dejando en el aire más preguntas que respuestas.

«Eso es lo bueno de la filosofía, que no es simplemente dar respuesta, sino todo lo contrario, darte en qué pensar. Al dejar muchas preguntas abiertas y muchos campos posibles de investigación y cuestionamientos, su disertación cumple la función del pensamiento», apunta su profesor sobre las razones que han podido llevar al jurado a otorgarle este premio.

El planteamiento de Labao-Antunes recuerda al de películas como Inteligencia Artificial, de Steven Spielberg aunque ideada por Stanley Kubrick, en la que ya a mediados del siglo XXI el ser humano había conseguido crear robots capaces de emular pensamientos y emociones. Sin embargo, en este caso, el cineasta provocaba en el espectador una reflexión más emocional.

Robots en la sociedad

En su disertación, Manuel Labao-Antunes opta por un enfoque más vinculado al impacto económico que los robots tendrían sobre la sociedad, un dilema para el que propone dos vías de resolución. «Una grecorromana o la protestantista, que sería la que nosotros tenemos, asociada al capitalismo». Consigue con esta tesis combinar dos de sus grandes intereses, la filosofía y la economía. «Aún no tengo claro lo que quiero estudiar, pero que tenga relación con eso, espero que en la prueba de selectividad salga una buena nota y pueda estudiar en una buena universidad una carrera que me guste y que tenga salida. Aunque tener las dos cosas es bastante complicado hoy en día», lamenta.

De los estudios parte otra de sus reflexiones de la disertación: la crítica a la educación. Qué opinión puede tener un joven de 18 años sobre el sistema educativo actual. «¿Sinceramente? -responde- Me parece muy malo, porque lo que se enseña principalmente son cosas teóricas, que no aplicamos a la práctica. Se enseña una realidad que dista muchísimo de lo que es el mundo real. Entonces yo optaría por meternos más a efectos prácticos». En su opinión, habría que evitar estudiar modelos supuestos que rara vez suceden y acercarse más a la realidad. «Ver cómo funcionan de verdad las cosas, establecer un juicio crítico y sacar una conclusión a lo que estamos dando, sería mejor». Sin embargo, para Manuel Labao-Antunes el sistema está basado en la memorización. «Es una educación muy bulímica, es comer todos los datos que puedas para después soltarlos en el menor tiempo posible, sin un razonamiento crítico». Es por ello que considera que la educación debería ser un enriquecimiento, «no para obtener un número, que no tiene más valor que el de entrar en una universidad».

Pese a la crítica, de momento, tiene que conformarse con ese sistema educativo que en sólo unas semanas tiene programada esa prueba que dará el número final, las EBAU, antes Selectividad. Un examen para el que esta olimpiada nacional no aporta nada, más bien es un hándicap, ya que Manuel ha tenido que quitar tiempo de sus estudios para prepararse, si bien no se arrepiente. «Estas experiencias te aportan mucho a nivel individual, creces como persona, encuentras gente nueva y te hace abrirte a nuevas perspectivas y nuevos puntos de vista que quizás antes conocías, pero no habías profundizado, o no conocías. Conversar con chavales de toda España sobre diversos temas es algo que te enriquece muchísimo».

Así, y después de toda la disertación, uno busca respuesta a si el futuro será de los robots. «Los habrá, ya los hay, lo malo es que lo seamos nosotros».

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