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Vacas sanas y ya vacunadas en una explotación próxima a Mérida. :: brígido

Hay plan contra la tuberculosis

Se ha producido un incremento sobresaliente de la enfermedad en los dos últimos años, lo que provoca graves daños a los ganaderos

Celestino J. Vinagre

Domingo, 18 de octubre 2015, 08:18

«Lo primero a destacar es que la Administración ha reconocido que hay un problema y que ha decidido al fin tomar medidas». La frase es de Enrique de Muslera, presidente de la Asociación de Ganaderos del Reino, pero es suscrita sin matices por Ángel García Blanco, presidente de Asaja Cáceres, y Antonio Prieto, responsable de ganadería de UPA-UCE. Viene a resumir una doble sensación, la de alivio y esperanza, ante un problema sanitario pero también económico que se ha declarado en la cabaña ganadera extremeña: la tuberculosis bovina. Su incremento desmesurado en los dos últimos años en la región ha dejado un panorama de aumento de vacas y terneros sacrificados, muchos de ellos sin que estuvieran finalmente infectados, explotaciones inmovilizadas, sobrecostes y desesperación, bastante desesperación, entre los ganaderos.

EL DATO

El Ejecutivo de Guillermo Fernández Vara se ha reunido en varias ocasiones con el sector, ha dispuesto una mesa permanente para ver la evolución de la enfermedad y ha consensuado un plan para desarrollar medidas. Fue hace un mes.

«Lo que deseamos es que se puedan desarrollar todas cuanto antes para minimizar la incidencia de la tuberculosis bovina porque la estimación a final de año, tal y como estábamos antes, sin hacer nada, era de una prevalencia (incidencia) del 12% de la cabaña», explica Prieto. Ese 12% (12 animales de cada 100) casi cuadruplica a la media española. De forma inmediata, la Junta reforzará con tres millones de euros la campaña para la lucha contra esta tuberculosis para completar las tareas de ejecución y poder indemnizar la totalidad de los animales positivos.

La tuberculosis bovina es una enfermedad cuya vía de infección habitual es la respiratoria, por inhalación de las partículas infectadas que un animal enfermo expulsa al toser o al respirar (el riesgo es superior si están confinados). Otra vía de infección es la digestiva. Los terneros lactantes, por ejemplo, se contagian al ingerir leche de vacas enfermas, y los animales que ingieren saliva u otras secreciones del animal infectado cuando acuden a comederos o bebederos contaminados.

La enfermedad se disemina principalmente por el desplazamiento de animales domésticos y el contacto con animales salvajes infectados. Especialmente jabalíes y ciervos, cuya población, critican los ganaderos, ha crecido desproporcionadamente en nuestra comunidad.

Una de las medidas que recoge el plan contra la tuberculosis bovina es el aumento de permisos para que haya más cacerías de jabalíes. «Puede parecer fuerte lo que digo pero en determinadas zonas habría que eliminarlos. No están solo ya en las zonas clásicas de dehesas o fronterizas con Portugal, sino en municipios de regadíos», clama De Muslera. A partir de ahora, también en las zonas ganaderas de caza menor y terrenos libres se autorizarán y facilitarán permisos para cazar jabalíes.

Financiación y cebaderos

También se llevarán a cabo medidas de apoyo a la financiación de las explotaciones ganaderas que han sufrido mayor incidencia de la enfermedad y se publicará normativa autonómica para el control de los decomisos y subproductos en las actividades cinegéticas. Esto último se refiere a que los restos de cacerías, fundamentalmente de vísceras, que ahora mismo se mal entierran en el campo o se abandonan, lo que supone un foco potencial altísimo de propagación de la tuberculosis, serán retirados por las empresas que se encargan en Extremadura de la retirada de animales muertos en la explotaciones.

Otra de las medida, confirmada el miércoles por el Ministerio, es la flexibilización del movimiento de ganado. Permitirá a las explotaciones afectadas sacar ganado para cebar terneros en cualquier región con independencia de haber dado positivo o no. La falta de cebaderos en la región permitía abusos en los precios de los animales sanos de las cabañas afectadas.

Con todo, la preocupación es máxima entre los ganaderos por el repunte (siempre ha existido pero en unos niveles mucho más bajos) de la tuberculosis bovina. Ven, de forma práctica, cómo día a día aumentan los positivos en sus explotaciones, lo que obliga al sacrificio de la cabaña en esos casos, aunque después los análisis de laboratorios digan que no estaban infectados.

Los animales que no dan positivo pero conviven con los que sí son inmovilizados y se les obliga a cebarlos en la propia explotación y esto es un daño añadido al propio sacrificio de reses. «El que no se pueda vender animales que no han dado positivo y encima haya que cebarlos durante bastante tiempo en la explotación, algo que no se hace en la inmensa mayoría de los casos en la región, supone un perjuicio increíble, aunque en el plan aprobado se apunta más flexibilidad de movimientos», relata Ángel García, de Asaja Cáceres.

«¿Hasta cuando seguiremos matando vacas como único remedio? ¿Dónde está la I+D aplicada a esta enfermedad?», se pregunta también el presidente de Ganaderos del Reino frente a la normativa, de carácter nacional, que obliga al sacrificio automático en caso de positivos. Por eso, reclama que la Junta investigue sobre esta enfermedad y que presione al Gobierno central para que haga lo mismo. «Aunque Extremadura debe investigar para evitar su propagación, su prevención y control, el problema es nacional porque afecta a muchos territorios», finaliza.

del ganado vacuno de carne está en Extremadura. Las otras regiones relevantes en las que se asienta son Castilla y León y Andalucía.

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