El Bobo de Coria

El restaurante El Bobo de Coria se encuentra en una calle del casco antiguo cauriense. Nada más entrar, nos encontramos con un bar castizo. Al fondo, el comedor, sin reformas sustanciales a lo largo de los años. No hay que tocar lo que funciona. El decorado es rústico. En sus paredes, un tambache de cachivaches agrícolas, viejos molinillos de café, palas, ruecas, sartenes, planchas de hierro, objetos de cobre… Puedes leer aquí la crítica de Don Poleo.

El Bobo de Coria es la referencia gastronómico-micológica del Valle del Alagón y la sierra de Gata y hay que disfrutar de sus criadillas de tierra, níscalos, boletus, huevos de rey, gurumelos y cardillos de tierra, que todos estos productos aparecen en su carta, ya sea en su jugo, en crema, empanados, a la plancha… Ya que estamos con la carta, procede una antología de su oferta: quesos y embutidos de primera, gazpachos, solomillo de cerdo preparado de cuatro maneras y de ternera en siete fórmulas distintas. Hay chuletillas de lechal y de cabrito, secreto, cochinillo, pato, bacalao, atún….

En El Bobo de Coria, encontramos un servicio sin ceremonia ni uniforme, familiar, solvente, rápido, explicativo… Cambian platos y cubiertos con cada pase y colocan ante el cliente una cesta de pan de Calzadilla de los Barros, de la tahona 'La Familia', tan del entorno como rico. Se agradece y, fundamental en una comida con ricas salsas, sus barquitos de miga navegan muy bien en el plato y anclan mejor en el paladar. Los postres son caseros. Muy rica, diferente y refrescante la tarta de almendra.

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