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Artur Mas. efe
La desbandada evidencia la estrechez del banquillo secesionista

La desbandada evidencia la estrechez del banquillo secesionista

Los independentistas no encuentran en sus filas relevos para los protagonistas de la pasada legislatura

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Domingo, 14 de enero 2018, 07:57

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Carme Forcadell, Artur Mas, Carles Mundó, Jordi Sánchez, Jordi Cuixart, Meritxell Borrás, Lluis Corominas, Anna Simó, Francesc Homs, Joana Ortega, Irene Rigau, Jordi Jané, Neus Munté, Santi Vila... Una lista aún incompleta de secesionistas que han dado un paso al costado y no quieren asumir responsabilidades en la nueva etapa política en Cataluña. Junts per Catalunya y Esquerra tropiezan con dificultades para hallar sustitutos.

La relación de bajas es larga y la de relevos, corta. Las consecuencias legales del desafío soberanista -prisiones, fianzas, juicios en el horizonte- han tenido un poderoso efecto disuasorio y han provocado retiradas de la política y negativas a seguir en puestos de relevancia para refugiarse en posiciones sin exposición pública.

La mayoría ha optado por irse a casa, pero hay casos como el de Forcadell, que ha rechazado la candidatura a ser reelegida presidenta del Parlament para ser diputada rasa de Esquerra. Lo mismo que Raül Romeva, una de las estrellas del ‘procés’ por su papel de estratega diplomático, que ha pasado a un silencioso segundo plano en su escaño republicano. También Jordi Turull y Josep Rull han mermado el protagonismo de la campaña para asumir el papel de discretos teloneros en Junts per Catalunya.

Muchos integrantes del macizo de la raza independentista en la pasada legislatura no son ni diputados, y los que lo son parecen abocados a la grisura parlamentaria, con las sobresalientes excepciones de Marta Rovira y Elsa Artadi. La mayoría o no quiso ir en las listas o fue excluido, sobre todo en las de Junts per Catalunya que pergeñaron Puigdemont y su círculo más cercano sin contar con el PDeCAT.

El antecedente

Las fuerzas soberanistas se afanan ahora en buscar nombres que taponen la fuga y no encuentran. Para botón de muestra, el posible candidato de Esquerra a presidir el Parlament tras el plantón de Forcadell es Ernest Maragall, un veterano exsocialista de 75 años que también presidirá la mesa de edad cuando el próximo miércoles se constituya la Cámara catalana. Pero no solo es el candidato para el Parlament, Esquerra y Junts per Catalunya tampoco tienen sencillo hallar a los otros tres miembros de la Mesa que le corresponden. El antecedente pesa a la hora de decir sí porque los anteriores ocupantes de esos cargos, Lluís Corominas, Ramona Barrufet, Lluís Ginó y Anna Simó, están investigados por sedición, rebelión y desobediencia al Constitucional. Lograron eludir la prisión provisional, como la presidenta, tras pagar una fianza de 25.000 euros, y Forcadell de 150.000.

La preocupación por los miembros de la Mesa es con todo menor que la que existe en el secesionismo por el candidato a presidente de la Generalitat. Los independentistas, sobre todo los de Esquerra pero también en el PDeCAT, creen que a medida que se acerquen la fecha de la investidura, a final de enero con tope el 31, Puigdemont aceptará que el aspirante al Palau de la Generalitat sea una cara nueva, un diputado sin causas pendientes.

Solo se escuchan dos nombres, Artadi, número diez de Junts per Cataluya y de la más absoluta confianza de Puigdemont, y Rovira, número dos de Esquerra y mano derecha de Junqueras. Pero nadie descarta que, igual que hizo Mas, Puigdemont se saque de la manga un desconocido y los conocedores de las tripas del asunto citan a Albert Batet, alcalde de Valls y amigo personal, y a Eduard Pujol, exdirector de BarçaTV y de la emisora RAC1 y portavoz de Junts per Catalunya.

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