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Patricia Mora en la entrevista de Extremadura es Futuro Daniel Vaquerizo

Extremadura Es Futuro

Patricia Mora: «En Extremadura hay poca comprensión de lo que es un empresario y se genera un rechazo previo al emprendimiento»

Patricia Mora, CEO de Innogestiona, comparte su visión sobre los desafíos y beneficios de emprender en la región, la importancia de la innovación y su experiencia personal superando miedos y prejuicios en el camino hacia el éxito empresarial

Daniel Vaquerizo

Lunes, 10 de noviembre 2025, 14:43

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En un panorama económico en constante evolución, el espíritu emprendedor se erige como motor de cambio y desarrollo. En Extremadura, una región con un potencial inmenso, el emprendimiento se enfrenta a retos únicos, pero también ofrece oportunidades inigualables. Para explorar a fondo esta realidad, hemos conversado con Patricia Mora, una empresaria consolidada y visionaria que ha sabido construir un imperio innovador desde el corazón de Extremadura. Su testimonio arroja luz sobre la percepción social del empresario, la necesidad de una comunicación efectiva sobre los beneficios de emprender y el rol fundamental del apoyo y la resiliencia ante el miedo.

- ¿Qué es lo que haces y a qué se dedica Innogestiona?

- Innogestiona es una empresa que tiene ya un recorrido; empezamos en el 2000, es decir, llevamos 13 años de trabajo. Contamos con un equipo multidisciplinar de una media de 20 personas, entre biólogos, ingenieros químicos y personal del ámbito ambiental. Nos dedicamos principalmente a la ingeniería ambiental, realizando estudios y vigilancia ambiental para empresas. Además, tenemos un departamento considerable de innovación y de I+D. A través de fondos públicos, tanto nacionales como europeos, desarrollamos proyectos, nuevos equipos e ideas, lo que dota a Innogestiona de un fuerte componente de consultoría ambiental con una gran carga de innovación. Adicionalmente, hace tres años, fundé FASOS, la Fundación por la Sostenibilidad Participativa, con el objetivo de trabajar con planteamientos que fueran más allá del ámbito empresarial, enfocándonos en la participación y el tema ambiental desde la sociedad civil. Finalmente, hace solo un año, lanzamos una startup, Greenotec, para comercializar productos y equipamientos que han surgido de la investigación en Innogestiona, protegiéndolos mediante patentes u otras figuras. Todo esto ocurre simultáneamente en mi vida profesional.

- Has hablado de que estás metida en varios proyectos de emprendimiento, todos ellos desde Extremadura. ¿Qué beneficios tiene emprender desde Extremadura?

- Emprender, en general, tiene muchos beneficios. Para mí, ha sido la clave para desarrollar lo que quería profesionalmente. He podido elegir el campo que me interesaba, los proyectos (no desde el principio, por supuesto, esto es un proceso), pero sí he podido elegir mucho más de lo que habría podido si no estuviera en mi propia empresa organizando mi propia carrera. He podido elegir el equipo con el que trabajo, el tiempo que le dedico y el horario. Soy plenamente consciente de que no podría haber hecho muchas de estas cosas de otra forma. En Extremadura, emprender no es fácil. El beneficio es que no somos muchos los que emprendemos, lo que facilita el acceso entre nosotros, el conocimiento mutuo, la creación de sinergias y la posibilidad de influir en la administración. Además, al trabajar con servicios que no requieren presencia física, puedo tener acceso a personal y clientes de cualquier lugar desde Extremadura, siempre que tengamos capacidad de comunicación. De hecho, conozco empresas que trabajan con talento extremeño y también de fuera. No obstante, te diría que los beneficios de emprender en Extremadura no son los que más he percibido; he notado más incomodidades.

¿Podrías poner ejemplos de esas incomodidades?

- Sí, perfectamente. En mi casa, por ejemplo, mis padres, ambos funcionarios, son personas muy emprendedoras, pero decidieron buscar lo que llamaban «seguridad». Por ello, tienen poca comprensión de mi naturaleza emprendedora y del camino que he tomado. Lo valoran mucho y les parece extraordinario, pero también extrañísimo, porque su única visión es el riesgo. No ven la capacidad de decisión, la posibilidad de trazar tu propio camino o todo lo que se puede ganar con una empresa. Esta situación se repite con muchos amigos y en mi entorno. Existe una cierta mitificación del sufrimiento del empresario y se genera una barrera mental sobre el supuesto riesgo continuo. Es cierto que hay riesgo, pero la vida en todas sus facetas lo tiene. La falta de una comunicación correcta sobre esto me parece una pérdida importante de talento. Especialmente entre mujeres, somos muy pocas las que nos lanzamos a montar empresas, en parte porque la visión del riesgo está muy sesgada. No es cierto que este camino sea solo de riesgo; hay muchas otras cosas que tienen un peso muy importante en la vida, sobre todo para quienes buscan compatibilizar el trabajo con la maternidad o el aprendizaje continuo.

- Los empresarios con los que he hablado se muestran muy contentos con proyectos como el nuestro, que visibilizan el emprendimiento, porque aumentaría el número de empresas y el tejido empresarial. Pero es lo que has dicho, falta esa parte de «vender la moto» del emprendimiento.

- Sí, es cierto, falta. Los empresarios, por mucho que intentemos gestionar nuestro tiempo, tenemos muchísimo trabajo. Es difícil encontrar tiempo para aportar al sector. Me parece una pena cómo se transmiten los mensajes empresariales en Extremadura, y esto está causando mucho daño a la generación de nuevas empresas. Mucha gente que podría estar creando empresas se está yendo. Especialmente en mi sector, las empresas de servicios de alta tecnología y desarrollo. Estas personas tienen una alta formación y acaban montando algo fuera de Extremadura, cuando podrían hacerlo aquí, con la ventaja de vivir en un lugar maravilloso. Badajoz, por ejemplo, ha crecido conmigo y es un sitio muy cómodo para vivir. Pero es cierto que el hueco existe, aunque no se ve porque la comunicación no llega. Una persona que solo ha estado en la universidad, que ha terminado una carrera, un máster o un doctorado, no ha salido de ese entorno, y el mensaje debe estar ahí, con sus pros y sus contras, pero también sus ventajas. Si no, esas personas no lo recibirán. Yo, por ejemplo, no emprendí para hacer dinero. El problema es que el mensaje se suele simplificar. Si la vocación de las personas no es hacerse rico o hacerse grande, dicen: «Esto no es para mí», y no es verdad. El mensaje debería ser: «Trabaja en lo que te gusta». Con una empresa, tienes muchas opciones y puedes decidir cuánto creces, hasta dónde llegas y a qué quieres dedicarte. Mirando hacia atrás, dices: «Lo he conseguido». Pero es verdad que mucha gente a mi alrededor no lo está consiguiendo porque están en otro canal vital que les impone trabas que no tienen que ver con la lógica, sino con jerarquías en el sector público, por ejemplo. En la pública, tienes muchas barreras que no tienen que ver con tu capacidad, sino con cosas externas, y eso a veces es muy difícil de llevar vitalmente.

- Cuando comencé este proyecto, tenía claro que Eugenio Garrido de PanContigo tenía que ser uno de los primeros en ser entrevistado porque conocía su historia. Él era ingeniero, trabajaba en una empresa y con 45 años, con mujer e hijos, se preguntó: «¿Soy feliz?» La respuesta fue no, y se hizo panadero.

- Una persona capaz y trabajadora, cuando genera suficiente fuerza interior, puede hacerlo. Lo que pasa es que tenemos muchos tabúes, muchos «fakes» y muchas cosas dentro de nuestra cultura que transmitimos a nuestros hijos sobre lo que debe ser su futuro. La sobredimensión del riesgo y de los contras de emprender ha generado un rechazo previo en gente que debería o podría tener esa opción, y que siempre tiene vuelta atrás. No es como meterse en una hipoteca. Se genera un bulo, un miedo desde el colegio. Yo, cuando intento ayudar en los colegios que tienen programas de emprendimiento y profesores que trabajan en esto, siempre digo lo mismo: por favor, que no se genere ese miedo ya en el colegio, porque entonces ya no hay manera.

- Has hablado del miedo, lo has dejado entrever un poco en una de las primeras respuestas. Siempre intento terminar las entrevistas hablando del miedo. ¿Tú has sentido miedo? ¿Qué consejo le darías a alguien que esté empezando para que luche contra ese miedo, que es inevitable?

- He tenido muchos miedos diferentes. Los primeros años de mi vida como empresaria fueron objetivamente muy complicados porque estábamos en plena crisis y era perfectamente posible que una junta o una administración no te pagara. Eso era un miedo real, lógico e inteligente. Pero también es verdad que he tenido miedos internos. Los primeros siempre han sido míos, de no ser capaz, de no tener la capacidad. En general, los extremeños tenemos un sentimiento del síndrome del impostor, de no sentir que tenemos la misma capacidad que otras personas, y a eso se añade la personalidad de cada uno.

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