La Fiscalía pide 25 años de cárcel por la muerte de un hombre en Don Benito
José Astillero apareció sin vida en octubre de 2013 en una caseta de campo situada junto a dos clubes de alterne de la localidad
Sobre la 1 de la madrugada de la noche del 8 al 9 de octubre de 2013 la Comisaría de Policía Nacional de Don Benito-Villanueva recibió una llamada anónima desde una cabina de Zafra. En ella se informaba de que había un hombre tirado en el suelo junto a una caseta de campo, entre dos clubes de alterne de Don Benito. En ese momento José Astillero, de 69 años, ya llevaba una hora fallecido. Había sido atado y amordazado por las personas que fueron a robarle unas horas antes y perdió la vida por asfixia.
En febrero de 2014 dos hombres fueron detenidos por este suceso. La Sección Tercera de la Audiencia Provincial, con sede en Mérida, tiene previsto acoger en noviembre el juicio por estos hechos, en el que la Fiscalía solicita hasta 25 años de cárcel para los tres acusados.
La acusación pública pide para Y. M. G. una pena de 20 años de prisión por asesinato, mientras que para F. C. S. y A. L. H. V. solicita una condena de 17 años y medio por el mismo delito. En el primer caso, aplica la circunstancia agravante de reincidencia, ya que esa mujer fue condenada en el año 2000 a cinco años de prisión por un homicidio en grado de tentativa.
A estas penas se suman para los tres implicados una petición de condena de cinco años de prisión por un delito de robo con violencia. Asimismo, la Fiscalía reclama una indemnización de 120.000 euros para cada uno de los dos hijos del fallecido, quien también tenía mujer.
José Astillero era el propietario de los dos locales que tenía alquilados como clubes de alterne y solía acudir a diario a la caseta de campo situada en las inmediaciones, junto a la carretera de Don Benito a Medellín. Según estima la Fiscalía, los tres acusados se pusieron de acuerdo para acudir a este lugar en la noche del 8 de octubre para robar con el objetivo de paliar su delicada situación económica.
Asfixiado por la mordaza
Cuando llegaron se dirigieron a la caseta donde estaba José Astillero, conocido como Pepín, y rastrearon su interior apoderándose de cuanto pudieron encontrar. La Fiscalía considera que en un momento determinado, y con el ánimo de acabar con la vida de la víctima, le ataron de pies y manos y le cubrieron la boca y la frente con cinta americana, ejerciendo gran presión, evitando todo tipo de defensa del agredido e impidiendo que pudiera pedir ayuda.
Una vez terminado el robo, se fueron en el vehículo con el que habían llegado. La acusación pública estima que lo hicieron a sabiendas de que José Astillero se encontraba con grandes dificultades para respirar y sin posibilidades de supervivencia.
No se ha podido acreditar qué efectos fueron sustraídos, pero se sabe que de los bolsillos de la víctima se llevaron dinero o enseres debido a que estaban dados la vuelta. Asimismo, la caseta donde estaba Astillero se encontraba descolocada y desordenada.