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Carlos Sainz, en el aeropuerto de Barajas. EFE
Automovilismo

Baño de masas de Carlos Sainz

El recién proclamado campeón del Dakar, agasajado en Madrid por su familia, aficionados, periodistas y autoridades, no suelta prenda sobre su futuro

DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO

Madrid

Lunes, 22 de enero 2018, 20:17

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El aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas estuvo más concurrido de lo habitual este lunes. Decenas de cámaras y periodistas se agolpaban a las puertas de llegada para recibir a los héroes del Dakar, fundamentalmente a dos, Carlos Sainz y Lucas Cruz. La dupla que ha conquistado el raid más duro del mundo recibió un auténtico baño de masas, que ni ellos mismos esperaban, con muchos aficionados enarbolando banderas de Peugeot y camisetas del karting del bicampeón de rallies y del Dakar.

Entre gritos de «¡Carlos, campeón!» y «¡Matador!», su apodo, un emocionado y cansado Carlos Sainz comenzaba a mediodía de este lunes su última etapa del Dakar, en la que tuvo que responder ante la prensa y ante las autoridades acerca de sus sensaciones. Pero antes, los abrazos que más necesitaba, de Reyes, su esposa; Blanca y Ana, sus hijas; y Carlos, su ilustre hijo, que como antaño volvió a quedar eclipsado por su ilustre padre. Sainz y Cruz primero se pararon con los medios en el mismo aeropuerto, para contestar a lo que ya se sabía: que no sabe cuándo va a colgar el casco y que aún no ha tomado la decisión de dejarlo.

«No esperaba este recibimiento, ni muchísimo menos. Lo único que puedo es agradecerlo. Ver a todos mis amigos, a todos los medios aquí, me produce una gran satisfacción y una gran alegría», decía el piloto madrileño de 55 años. Con su familia mirándole desde lejos, aseguró que siempre había confiado y creído que podía conseguir la victoria: «Corro para divertirme, porque me gusta, porque es mi pasión. No corro para demostrar nada a nadie». ¿Y de retirarse? «No lo sé. ya tomaré la decisión», aseguró. Sainz entonces terció hacia su copiloto. La veteranía es un grado, y Lucas Cruz se había intentado escabullir del agobio de tantos micrófonos, pero el ‘perro viejo’ Sainz le buscó, para que respondiese ante los medios.

Las lágrimas con Reyes

Enarbolando una bandera de España, y ante la mirada atónita de los viajeros que paseaban por Barajas, los Sainz se dirigieron a un hotel para responder, esta vez de manera más ordenada y con calma, a las preguntas de los medios. No hubo grandes declaraciones, si bien hubo un momento muy emocionante: cuando Carlos Sainz miró a Reyes, su fiel copiloto de vida.

Fue cuando le recordó la promesa que le había hecho: «Le prometí a Reyes, a Carlos, a mis hijos, antes de salir, que este año iba a acabar. Y, bueno, no sólo he acabado…». Ahí tuvo que mirar hacia otro lado: la lágrima le afloraba por las comisuras de los ojos, emocionado y, posiblemente, aterrizando del todo en lo que había logrado.

Y es que su familia tendrá que decir mucho aún acerca de lo que vaya a hacer. Sin Peugeot, que deja los raids, Sainz tiene ofertas para seguir vinculado al deporte, bien compitiendo en el Dakar, bien como asesor. Toyota, la marca con la que consiguió sus dos títulos mundiales de rallies, está deseando recuperarle para convertirle no sólo en una figura preponderante de su equipo del Mundial, sino en un eje central de su proyecto deportivo.

Decida lo que decida, Sainz tiene claro que primero tendrá que pensarlo y meditarlo en casa. «Es un momento de reflexión, de hablarlo con la familia y mis amigos. Y decidiré. Entiendo que haya mucha gente que se ha preguntado: ‘¿Qué hace este hombre corriendo? No lo necesita, tiene una edad…’», concedía Sainz, pero también se reivindicaba. «El tiempo me ha dado la razón. Yo estaba convencido de que podíamos ganar el Dakar, con el trabajo, la preparación y el respeto que merece esta carrera para una persona como yo. A partir de ahí no lo he decidido», zanjó.

«Seré piloto toda la vida»

Eso sí, si puede, seguirá… Pero sólo si él quiere. «Seré piloto toda la vida, pero también soy consciente de que, como llegó un día en el que decidí dejar el Mundial de rallies, llegará un día en el que decida dejar el Dakar y dejar de correr. Ahora no lo tengo claro. Si no fuese conocido y pudiese correr como unos dibujos animados que veía de pequeño, ‘Meteoro’, en los que había un personaje que era ‘El Enmascarado’ que nadie sabía su identidad, y no importaba lo que habría ganado, igual te decía que quiero correr otro Dakar, pero como no lo soy y tengo una familia detrás, me lo voy a pensar mucho», insistió.

El día lo acabó en el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. El titular de esa cartera, Íñigo Méndez de Vigo, elogió a «un grandísimo campeón», a quien considera un «gran conductor, experimentado, con talento, que tiene coraje y es audaz». Sainz le respondió, ya algo agotado de tantas emociones, que agradecía todas las muestras de apoyo recibidas -«Prometo responder todos y cada uno de los mensajes», dijo-, en especial la de los Reyes. Y finalizó contundente: «Me siento muy orgulloso de ser español, de pasear la bandera de España y de ganar este rally para nuestro país».

Y así, acompañado de Reyes y de una de sus hijas (Carlos y la pequeña Ana se habían retirado ya), se fue a casa. A descansar, y a pensar, que es lo que toca. Y sobre, todo, a disfrutar de haberse convertido en un doble campeón del Dakar, con 55 años y todavía muchas alegrías que darle al deporte español.

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