Ni la fiebre puede con una Paula Josemaría de leyenda

La extremeña revalidó el título en Argentina, sumando unos puntos valiosísimos para el ranking, frenando así el impetuoso alarde de pujanza de Gemma Triay y Delfi Brea, rivales en la lucha por el número 1, que se apearon en semifinales. Pero la batalla de la moralejana fue contra los límites de su cuerpo, a los cuales se empeñó en inocularles unas extraterrestres dosis de laxitud desafiando la lógica y el sentido común. Paula padeció durante el torneo una gripe que dio la cara con fuerza, sobre todo, desde el compromiso de cuartos. Su retirada de la competición habría estado más que justificada, pero no para ella, que lejos de tirar la toalla, sacó la casta y esa obstinación que caracteriza a los campeones para mirar a los ojos a un desafío mayúsculo.

La fiebre alcanzó cotas de más de 39 grados en algunas fases –tras la final mostró un termómetro superando esa cifra–, unos niveles que habrían postrado en una cama a cualquier mortal. No fue su caso. Se presentó en la pista ataviada con una sudadera para termoregular su cuerpo y esquivar los síntomas subyacentes de un virus al que no le dio la más mínima rendija para doblegarla.

Pese a no concurrir en su plenitud física, la extremeña y Ariana Sánchez no han cedido un solo set, eliminando en su periplo a Carolina Orsi y Nuria Rodríguez en octavos; a Lucía Sainz y Patty Llaguno en cuartos, a Martina Calvo y Aranzazu Ossoro en semis; y doblegando a Bea González y Claudia Fernández en la final. Además, decantaron el partido definitivo con un contundente doble 6-2, con momentos de mucha inspiración de Paula Josemaría, desplegando su amplio repertorio de golpes y recurriendo a un gen competitivo sobrehumano para sacar una bola por tres tras un remate espectacular.

La grada era un clamor, completamente rendida a la proeza que acababa de protagonizar todo un referente a nivel internacional que se adjudicó con argumentos de peso el MVP del partido. El aplauso y la ovación eran unánimes para la extremeña tras cerrar la contienda y abrochar su quinto entorchado de la campaña, quizás el más especial desde que es profesional. Sentada en su banquillo, con la cabeza inclinada entre sus piernas, tapada con una toalla, permanecía inmóvil sollozando mientras la vitoreaban. Emocionalmente sobrecogida, no pudo contener las lágrimas y apenas tuvo energía para agradecer el cariño con una leve palmada y una mirada al público cargada de agradecimiento sincero. Su entrenador la cobijaba y Ariana le daba un beso de orgullo fraternal en la cabeza tratando de calmarla.

Apenas unas horas después, agradecía el aliento recibido desde la grada como escudo contra el resorte de la rendición, palabra desterrada por completo de su vocabulario. «Una semana muy dura... Al doctor a recuperarse y cuidarse para estar mejor, pero no quería dejaros de decir que gracias a todos por el apoyo. Me disteis fuerza», comentaba en una publicación que compartió a través de sus redes sociales.

Han sido muchos los que han comparado la épica actuación de Paula Josemaría con la que protagonizó Michael Jordan en las Finales de la NBA en 1997. Anotó 38 puntos en el quinto partido, clave para la consecución del anillo de campeón para los Chicago Bulls ante Utah Jazz, en un duelo que jugó con fiebre y problemas estomacales.