Verano en ciernes
SALVADOR CALVO
Viernes, 23 de junio 2023, 11:58
Lluvias de la última primavera. Pero a buenas horas.
Bien para acuíferos ¿Y el monte qué? El agua para el pasto, mal negocio. El granizo ... para la fruta, un desastre. A las liebres les dará igual ¿Seguro? A ellas la sequía tanto les importa, pero ¿y los lebratos mojados? ¿Habrá sacado pollos alguna pareja de perdices? Peor, imposible.
Primero, que seguramente no pusieron; por la sequía y el monte sin una brizna de verde que echarse al pico ¡Qué van a criar! Y si sale alguna escuálida pollada, encima catarro si se mojan ¡Pobrecitos perdigones! De las langostas, dichos saltamontes, ¿qué se hizo? El maldito «malathión» no dejó ni uno vivo.
El monte está huero, hueco, seco de vida. Casi, ni hormigas. Mosquitos, esos sí: muchos ¿Dónde se fueron los murciélagos del lubricán y la noche?
Por lontananza se barrunta el verano. En realidad junio es ya verano. Lo era mayo en el romance: «Que mayo era por mayo, cuando hace la calor...» decía el prisionero. O sea, que nos espera, tras los montes del horizonte, el tórrido verano, los días inclementes de insoportable chajuán, la palanca candente del astro sobre las crines del mundo.Y llegará lo inexorable: el fuego.
Mucho sueldo para los parásitos que nos succionan los presupuestos y nada para los braceros que, en invierno, o en primavera, deberían limpiar los montes. Así será que veremos ardiendo los nocturnos horizontes en lontananza.
Soñaremos con la Media Veda. ¿Y sin tórtolas? Venga hombre, por favor.
Culpa de los verdes alemanes. Y culpa también de todos esos idiotas que les hacen caso.
En fin...
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