Oliver Sierra: «Si nos desciende, a ver con qué cara vuelve al Badajoz Santi Müller»
El técnico blanquinegro considera un error no haber fijado una cláusula del miedo en la cesión al Montijo para proteger al ariete argentino de una situación comprometida
Uno de los temas más candentes relacionados con el derbi de este domingo es la participación de Santi Müller, cedido por el Badajoz al Montijo ... en el mercado de invierno y sin ninguna restricción en su contrato para medirse a su exequipo. Sobre ello se pronunció sin tapujos Luis Oliver Sierra. «Es un fallo del club en enero, las cláusulas del miedo serán poco románticas, pero no se ponen para beneficiarte como club sino para no poner en ese aprieto al jugador». Le dio un barniz de condescendencia a sus palabras, aunque lejos de restarle relevancia y pasar de puntillas, ahondó esa cuestión y de esa manera intensificó el fulgor del foco enconando el debate, «él sabe que es del Badajoz, en 15 días volverá aquí y si nos desciende a ver con qué cara vuelve el chico».
Las ligas se definen por ser competiciones donde prima la regularidad y en caso de que el Badajoz baje sería reduccionista cargar las tintas sobre la actuación de un futbolista rival en un partido. Pero en su ideario no figuraba ninguna premisa similar, no en vano, el técnico blanquinegro insistía en que «a lo mejor resulta que aquí no le dejan entrar en el estadio porque es el 'sinvergüenza' que nos ha descendido», teorizaba con ironía sobre una hipotética iracunda reacción de la afición pacense.
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El runrún sobre la posibilidad de que ejerza de verdugo existe en la calle a tenor de su rendimiento, es inevitable, pero un futuro juicio moral por ello es poco menos que una distopía muy atrevida. «Está en un brete, a ver qué hace y a ver cómo le sale el partido, espero que no le salga muy bien porque nos va a en ello la vida», sostuvo para volver a reiterarse en su postura sobre la equivocada gestión de la anterior propiedad en este sentido. «Cuando se hacen las cosas mal, todo sale mal».
Tras focalizar el debate en la figura del ariete argentino de 20 años y un protagonismo involuntario, giró hacia una postura más empática y le imprimió a su discurso un cariz más paternalista, «me sabe mal por el chico porque lo pones en un compromiso, es joven, está rindiendo bien y no tiene por qué verse en esa situación».
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