El Cacereño sigue sin encontrar los goles

Salió voluntarioso el once de Josu Uribe, pidiendo la pelota y reclamando protagonismo en la parcela ancha del tapete artificial. Mención especial mereció en esa labor un viejo conocido de la casa cacereña como es Ruymán. El futbolista herreño dio solidez y despliegue físico a unos compañeros que siempre buscaron su referencia. Inmersos en ese escenario, Julio Cobos puso a prueba la capacidad de adaptación de sus jugadores titulares, con alguna sorpresa sobre lo previsto durante la semana. Es una de las señas de identidad que quiere imprimir el preparador pacense en un bloque que comenzó a presionar y salir en velocidad. Así llegaron las dos primeras opciones con un remate de Deco y un cabezazo de Bruno que se marcharon por encima del travesaño en ambos casos.

Fueron las primeras señales de la falta de acierto que viene lastrando los méritos de un Cacereño que presionó la salida de balón rival hasta conseguir vivir sobre el campo contrario. Ya en la fase previa al intermedio llegaron las oportunidades más claras en uno y otro lado. Primero, Iván Fernández con una escaramuza que le obligó a rematar de forma nada ortodoxa con respuesta en la parada de Padilla. Acto seguido fue el equipo rojinegro el que se presentó en la meta de Robador con Martín ganando la partida a su pareja de baile sin conseguir materializar la incursión en el área.

Mucho mejor salió en la segunda parte el conjunto de Julio Cobos. Encajaron las piezas a base de buenas triangulaciones. También fue necesaria mayor actividad en los jugadores de banda, con incorporaciones al espacio sobre el área. Ese fue el secreto para que Diego pudiese probar fortuna con un lanzamiento que se escapó cerca de la meta local. Instantes después fue Padilla quien ejerció de salvador con una buena intervención sobre el remate a bocajarro de Tellechea. Intentó el Mensajero sacudirse el dominio con balones largos, en especial a Edu Salles. Suya fue la ocasión más peligrosa, con un testarazo del delantero brasileño que silenció el banquillo cacereño. Un aviso al que dio continuidad Ruymán con un golpeo seco y duro sin premio.

Ya de cara a la recta final del choque Cobos introdujo a Jorge Barba para volver a conectar las diferentes líneas de su pizarra. El experimentado futbolista malagueño ofreció movilidad e ideas, pero sin encontrar pases desequilibrantes en mitad de una tela de araña muy tupida. Tampoco la entrada de Lolo aportó mayor picante más allá de un lanzamiento de falta de Karim que, para continuar con la costumbre, se marchó alto. Tal vez convencidas de su incapacidad para hacer gol, las huestes verdiblancas se replegaron para firmar un empate que puso en jaque el conjunto rojinegro hasta el último momento con más voluntad que buen juego.