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Griezmann celebra el 2-1 en la final de Moscú. EFE
'Golden' Griezmann

'Golden' Griezmann

El francés culmina su temporada más madura con el Mundial, en el que marcó o asistió en siete de los catorce goles de su selección, y se postula como candidato número uno al Balón de Oro

Miguel Olmeda

Domingo, 15 de julio 2018

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«Quiero sentarme en la misma mesa que Messi y Cristiano», advertía Antoine Griezmann en una entrevista a 'The Guardian' en agosto de 2016. Entonces acababa de completar su segunda temporada en el Atlético de Madrid con el doble sinsabor de haber perdido la final de la Champions League en Milán fallando un penalti y haber caído también en la final de 'su' Eurocopa en Saint Denis ante Portugal, eso sí, erigido como estilete de ambos conjuntos. A aquella atrevida declaración de intenciones le siguió una temporada menos fulgurante en la que el 'Principito' aun así saldó su cuenta con 26 goles entre todas las competiciones, y las voces que pedían su candidatura para el Balón de Oro se apagaron... Hasta ahora.

El 2018 que apenas ha superado su ecuador ha traido consigo la versión 3.0 de Griezmann, esa que por fin traduce en títulos sus goles y que le lleva a, por lo menos, reservar una silla en la mesa de los colosos. Si terminó 2016 como tercer mejor jugador del planeta, este año resulta complicado imaginar un Balón de Oro que no lleve su nombre grabado. Con el Mundial de Rusia y la Europa League de Lyon en el cabecero de su currículum, el primer curso de notable en vez de sobresaliente de Messi y Cristiano en una década le abre al francés la puerta del Ministerio del Fútbol. Teniendo en cuenta que en ese despacho lucen las fotografías de sus paisanos Raymond Kopa, Michel Platini, Jean-Pierre Papin y Zinedine Zidane, lo de 'Grizi' en 2018 son palabras mayores.

En su candidatura el '7' adjunta, por ejemplo, 29 goles con la camiseta del Atlético, dos de ellos en la final de la Europa League de Lyon que le valieron su primer gran título vestido de rojiblanco. El otro, una Supercopa de España, lo ganó cuando todavía no entendía el lenguaje de signos de Diego Pablo Simeone. Con esas cifras en la mano, uno todavía podría señalar a Cristiano como el más meritorio en la votación de 'France Football'. Y sería lógico, con la tercera Champions consecutiva del portugués antes de abandonar Concha Espina, hasta que alguien mencionase lo que ocurrió en el Mundial de Rusia.

Entonando La Marsellesa, Griezmann cosió la segunda estrella en el pecho de su país a golpe de zurdazo. Todavía habrá quien defienda, con la venda blanca en los ojos, que no fue el mejor galo en la Copa del Mundo. Siempre se podrá recurrir a lo único que no admite discusión en esto del fútbol: las estadísticas. ¿Qué Mbappé jugó mejor, dices? Pues Antoine marcó los mismos goles, cuatro, con la salvedad de que asistió en tres más, en cuartos, semis y final. Y que todo hay que decirlo: Griezmann provocó y lanzó la falta del 1-0 francés frente a Croacia, antes de anotar de penalti (convirtiéndose en el primer jugador de la historia en lanzar uno en una final de Champions y otra de Mundial) el 2-1 que noqueó las aspiraciones balcánicas. En total marcó o asistió en siete de los catorce goles de Francia en Rusia, seis de ellos en las eliminatorias.

Sólo le faltó el reconocimiento oficial al mejor jugador del campeonato, un Balón de Oro que desde Italia 1994 únicamente Romario ha ganado habiéndose alzado también con la Copa Jules Rimet. Modric sucedió así en el premio de consolación a otros ilustres como Ronaldo Nazario en 1998, Oliver Kahn en 2002, Zinedine Zidane en 2006, Diego Forlán en 2010 y Leo Messi en 2014.

«Todavía no nos damos cuenta de lo que hemos conseguido, sólo queremos disfrutar», reconoció Griezmann horas después de la final. El hambre del 'Principito', eso sí, no termina con el Mundial: «Todavía quiero más títulos. Estoy agradecido a mis compañeros y también al Atlético, que está haciendo enormes esfuerzos para continuar ganando». Para ello, el francés sigue acercándose a la mesa de Cristiano y Messi, por lo menos, si no a comer con ellos, sí a picotear. Y así, este 15 de julio, Griezmann se acabó el caviar que ni portugués ni argentino pudieron nunca probar. Disfrutó de la ayuda que ellos no tuvieron y la agradeció: «Tengo la suerte de tener a mis compañeros y al entrenador, sin ellos no habría sido posible».

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