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Ezequiel Ávila (i) lucha el balón con el portugués Paulo Oliveira (d). Javier Blasco (Efe)
Jornada 34

El Huesca quiere seguir soñando con la permanencia

Victoria de vital importancia en la lucha por la salvación de los altoaragoneses ante el Eibar

efe

Martes, 23 de abril 2019, 10:13

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La Sociedad Deportiva Huesca se aferra a las matemáticas para mantener un poco de esperanza pensando en la salvación, algo que pasa por derrotar este martes al Eibar, que llega con bajas y buscando asegurar la permanencia.

Aunque nadie tira la toalla, pese a estar a ocho puntos de la permanencia, cada vez se ve más negro el horizonte del equipo oscense, ya que aunque el conjunto oscense compite en todos los partidos no le llega para salir del agujero en el que lleva tanto tiempo.

El equipo oscense encadenó una buena racha de resultados al principio de la segunda vuelta, en la que consiguió recortar la diferencia hasta dejarla en tres puntos, pero los empates de las últimas jornadas le han vuelto a alejar dejando la permanencia en casi imposible.

Al Huesca no le vale otra cosa, como han dicho los jugadores, que ganar todos o casi todos los partidos y esperar que los demás rivales no saquen buenos resultados para ir recortando la desventaja que tiene, que es mucha, teniendo en cuenta que solo restan cinco jornadas para acabar la competición.

Por ello, se espera un Huesca ofensivo porque tiene que sumar de tres en tres puntos hasta el final de temporada y más cuando juega en casa y ante un rival que apenas tiene algo en juego como el conjunto armero.

«Francisco» Rodríguez, entrenador del Huesca, además de la conocida baja del lateral Carlos Akapo, tampoco contará posiblemente con el central Jorge Pulido, que en el partido contra el Rayo Vallecano recibió un golpe cadera por el que tuvo que ser sustituido al descanso.

Ante la necesidad de victoria lo más probable es que el técnico del conjunto azulgrana mantenga la defensa de cuatro con la que ha jugado en los tres últimos partidos y en la que el argentino Martín Mantovani sería el sustituto de Pulido.

También es posible la entrada del venezolano Juan Pablo Añor «Juanpi» y del colombiano «Cucho» Hernández en busca de más poder ofensivo dado que en la eficacia en los últimos partidos ha sido casi nula.

El Eibar viaja a Huesca con la intención de certificar de forma ya casi matemática la permanencia, aunque lo hará con más bajas que nunca, entre lesionados y sancionados.

Hasta la fecha, el entrenador de los guipuzcoanos, José Luis Mendilibar, había echado mano de jugadores del filial para completar las convocatorias, pero no sería descartable que este martes tuviera que recurrir a alguno de ellos en el once inicial.

Y es que a la plaga de lesiones, hay que añadir las sanciones de Cote y Jordán, que vieron la quinta amarilla ante el Atlético y deberán ausentarse en el partido de mañana.

Si Diop se recupera del todo, volvería al once con Escalante en el centro del campo, y de ahí para arriba es probable que le llegue el turno de la titularidad a Pedro León, toda vez que Cucurella jugará en el lateral izquierdo.

Los 40 puntos en la tabla otorgan cierta tranquilidad a los de Mendilibar, pero aún hay que sumar algún punto más para no pasar innecesarios apuros, y la de mañana se presenta como la gran oportunidad para finiquitar otra buena temporada de los eibarreses en Primera.

Alineaciones probables:

Huesca: Santamaría; Miramón, Mantovani, Etxeita, Galán; Moi Gómez, Melero o Juanpi; Ferreiro, 'Cucho' Hernández, 'Chimy' Avila; Enric Gallego.

Eibar: Dmitrovic; De Blasis, Sergio Álvarez, Oliveira, Cucurella, Orellana, Escalante, Diop, Pedro León, Charles, Enrich

Árbitro: Medié Jiménez (Comité Catalán).

Estadio: El Alcoraz.

Hora: 19:30 h.

TV: beIN LaLiga

El Huesca sigue creyendo en el milagro de la salvación tras vencer este martes por 2-0 al Eibar, un triunfo 'obligado' porque de no haberlo logrado sus opciones de permanencia prácticamente se habrían esfumado.

El conjunto aragonés se ha apuntado a la cofradía del clavo ardiendo y, a pesar de que su situación es agónica y parece tener un pie y medio en Segunda, se niega, por su tesón, a hacer buena lo que a todas luces parece una realidad inapelable.

En la posición de colista desde la sexta jornada de Liga, el equipo altoaragonés sigue obstinado en no dar su brazo a torcer y en hacer buenas a las matemáticas, que dicen que todavía es posible conseguir lo que a estas alturas de temporada parece una utopía.

Con el triunfo ante un conjunto armero con muchas bajas, el equipo de Francisco Rodríguez ha ganado una semana de vida, que para los más pesimistas supone prolongar la agonía una jornada más y para los más optimistas un motivo para creer en que la fe mueve montañas, a pesar de que la que tiene enfrente el Huesca es del tamaño del Everest.

Huesca

Santamaría; Miramón, Etxeita, Mantovani, Javi Galán; Yangel Herrera, Musto; «Cucho» Hernández (Juanpi, min.75), «Chimy» Ávila (Melero, min.86), Ferreiro; y Enric Gallego.

2

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0

Eibar

Dmitrovic; De Blasis, Sergio Álvarez, Oliveira, Cucurella; Pedro León, Diop (Marí, min.43), Escalante, Pere Milla (Sergi Enrich, min.71); Charles y Kike (Cardona, min.40).

  • goles: 1-0. min.54. Enric Gallego; 2-0. min.58. «Chimy» Ávila.

  • árbitro: Medié Jiménez (Comité Territorial Catalán). Amonestó a los locales Enric Gallego, Yangel Herrera, «Chimy» Avila y Mantovani, y al visitante Diop.

  • incidencias: Partido correspondiente a la trigésima segunda jornada de Liga disputado en el estadio El Alcoraz de Huesca ante 6.157 espectadores. El Huesca jugó con su segunda equipación, con la bandera de San Jorge (cruz roja sobre fondo blanco) para celebrar la festividad del patrón de Aragón. Debutó en Primera el jugador del Eibar Miguel Marí.

El Huesca hizo hincar la rodilla a un Eibar que se jugaba poco en el envite porque se encuentra en una situación relativamente cómoda, gracias a las virtudes que le han llevado a no darse por vencido esta temporada, la fe en que la salvación es posible, la confianza en sus propias fuerzas, la entrega sin reservas y no levantar jamás la bandera blanca.

Esta vez al Huesca no se le torció el partido y se llevó los tres puntos porque hizo de la necesidad virtud y dejó claro sobre el césped que era el que más necesitaba ganar.

Ambos equipos comenzaron el partido con la misma idea de juego, presión para robar el balón y fútbol directo pero sin precisión y con el objetivo primordial de no arriesgar nada en las cercanías del área propia.

Juego de mucho músculo y poca calidad, trabajado y luchado pero ausente de fútbol porque a ninguno de los dos le interesaba combinar mínimamente.

El Huesca, que era el que más se jugaba, comenzó muy encogido y con mucho miedo ante un rival con menos tensión. Aún así, y después de una primera hora con el balón volando de un lado al otro del campo sin ninguna elaboración, el Huesca comenzó a cercar la meta visitante.

En el minuto 32 tuvo la mejor ocasión con un centro desde la derecha de «Cucho» Hernández que fue rematado de cabeza por el central Xabi Etxeita a la cruceta.

Los hombres de Francisco Rodríguez dominaron el último cuarto de hora del primer periodo con varios centros a los que, o bien no llegaron los rematadores o sus disparos posteriores eran tapados por la zaga armera, cuyo único disparo de la primera mitad llegó en el tiempo de prolongación del primer periodo y ni siquiera fue entre los tres palos.

El descanso no hizo variar el guión, con pocos espacios para las florituras y sí para la brega y el trabajo físico.

Sin embargo, lo que cambió fue el acierto. En una contra del equipo oscense llevada por la derecha, «Cucho» Hernández rescató in extremis un balón que se escapaba por una banda para poner un centro raso a

Casi sin tiempo para digerir el tanto, el equipo vasco se vio con el segundo en contra, un

El argentino enganchó de volea el saque de un córner casi en la línea del área para anotar el segundo y cerrar prácticamente el partido porque tras el 2-0, y contrariamente a lo que se podía esperar, el Eibar no inquietó y los propietarios del terreno vivieron un tramo final del partido sin agobios, salvó un remate de Cardona en el minuto 85 que envió a las manos del meta local.

El pitido final liberó la tensión de la grada y provocó el delirio en el pequeño estadio El Alcoraz, que acabó repitiendo el habitual mantra de «sí se puede».

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