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Marcelo celebra su gol al Viktoria Pilsen.

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Marcelo celebra su gol al Viktoria Pilsen. Reuters
Grupo G | Tercera jornada

Triunfo gris de un Madrid comatoso

Benzema y Marcelo fraguan una victoria sin brillo en medio del runrún del Bernabéu

Óscar Bellot

Madrid

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Jueves, 1 de enero 1970

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Inmerso en una profunda crisis tras enlazar cuatro derrotas y un empate en sus cinco últimos partidos y detener con un tanto de Marcelo en ocho horas y un minuto la segunda peor sequía goleadora de su historia, el Real Madrid recibe al rival más débil de su grupo precisado de un balón de oxígeno que evite que se desaten todos los infiernos al menos antes del clásico del domingo que podría suponer el fin de Julen Lopetegui. Con el técnico marcado, pendiente tan sólo ya su futuro de que la directiva encuentre un recambio de garantías o de un milagro que se antoja quimérico, el duelo ante el Viktoria Pilsen, que se preludiaba de mero trámite cuando a finales de agosto se conoció la composición del Grupo G de la Liga de Campeones, adquiere carácter de plebiscito antes del juicio final, con el ruido de sables batiendo el Santiago Bernabéu.

La nefasta racha de los blancos ha puesto en jaque al que siempre es el eslabón más débil, el entrenador, pese a que el trece veces campeón de Europa está recogiendo ahora los amargos frutos de un horripilante verano en los despachos que desmembró aún más una plantilla que venía debilitándose desde que hollase la cima del histórico doblete del curso 2016-2017 ante la impasibilidad de la directiva que, henchida por la gloria de los cuatro cetros continentales en un lustro, evitó reforzarse y postergó la renovación de un plantel que ya emitió signos alarmantes que desembocaron en el adiós voluntario de Zinedine Zidane.

Condenado Lopetegui por una mala planificación a trabajar con un grupo al que le faltan los debidos baluartes para responder a las tremendas exigencias competitivas que siempre ha de afrontar el club más laureado del mundo, es manifiesta la falta de sintonía de la directiva con un entrenador que sólo retiene el apoyo de algunos de los pesos pesados del vestuario como Sergio Ramos e Isco, que este lunes hizo un alegato a favor del vasco repartiendo las responsabilidades del mal momento entre «todos» y lanzando un aviso a navegantes. «Los que critican, al final acaban metiendo el rabito entre las piernas», advirtió el malagueño.

Máxima tensión

Ausente durante buena parte del tramo que ha situado al Real Madrid al filo del precipicio por su operación de apendicitis, el centrocampista aseguró que en el vestuario hay «mucha tranquilidad y confianza», declaraciones que casan mal con el rifirrafe entre Sergio Ramos y Reguilón durante el último entrenamiento antes del duelo con el Viktoria Pilsen, cuando el sevillano propinó un par de balonazos al canterano en respuesta a un golpe involuntario del lateral. Una desafortunada reacción por la que luego pediría disculpas el capitán pero que evidencia la tensión provocada por el vendaval de críticas que alcanza también a la plantilla, con piezas clave como Varane o Modric muy lejos de sus prestaciones habituales y un tridente ofensivo duramente cuestionado tras cumplimentar los blancos un mes con un solitario gol rubricado, además, por el lateral izquierdo.

La recuperación de efectivos como Isco es el único alivio para Lopetegui, que sólo mantiene la baja de Carvajal y que podrá contar también con Bale y Benzema, reservados de inicio ante el Levante y reclutados después para intentar contener una debacle que ha abocado al Madrid a una situación límite. Serán de la partida el galés y el francés ante el Viktoria Pilsen, mientras Kroos retornará a un mediocampo que completarán Casemiro, Modric e Isco, lo que dejaría como principal damnificado a Marco Asensio, deslucido de nuevo ante el conjunto granota. Mantendrá Lopetegui la zaga que naufragó el pasado sábado, incluyendo a un Varane señalado otra vez por un par de errores impropios de un central campeón del mundo y candidato además al Balón de Oro. A la portería volverá Keylor Navas con ánimo de reivindicarse en su refugio europeo.

Segundo clasificado en la liga checa, el Viktoria Pilsen comparece en el Santiago Bernabéu tras igualar en la pasada jornada ante la Roma su peor derrota continental. Una goleada (5-0) que, sumada al empate en el descuento ante el CSKA en su debut en la presente edición de la Champions, ha colocado al equipo que entrena Pavel Vrba último del Grupo G. Sólo ha ganado uno de sus últimos dieciséis encuentros europeos a domicilio, el triunfo por 0-2 ante el Hapoel Beer-Sheva en la sexta jornada de la fase de grupos de la pasada Europa League, y cuenta por derrotas sus tres visitas previas a tierras españolas, donde nunca ha marcado un gol. Bastante endeble en defensa, su mayor amenaza ofensiva llega en el último tercio de los partidos, periodo en el que ha marcado doce de sus diecisiete goles, incluyendo siete en los quince últimos minutos.

Una victoria sin brillo, con más intendencia que fuegos artificiales, ante el rival más débil del grupo y hasta con susto final, dio algo de aliento a un Real Madrid que sigue en estado comatoso, incapaz de digerir aún los tremendos sopapos recibidos en un mes terrorífico. Los tantos de Benzema y Marcelo vuelven a colocar al equipo de Julen Lopetegui en la senda de la clasificación para octavos pero no disipan los cerrados nubarrones que amenazan con desencadenar un tremendo aguacero sobre una escuadra que sigue sin reencontrarse con el juego, la pegada y las buenas sensaciones.

Aferrado al oficio, pero beneficiado también por un adversario muy timorato en ataque que marró un par de ocasiones pintiparadas, el Real Madrid solventó un duelo con aires de juicio final por su penoso desempeño de las últimas semanas. Apenas un descanso en medio de las convulsiones que siguen sacudiendo a un enfermo cuya palidez continúa siendo notoria y que encarará el clásico con respiración asistida y seguramente sin Marcelo, que se marchó lesionado y desolado.

REAL MADRID

Keylor Navas, Lucas Vázquez, Nacho, Ramos, Marcelo, Casemiro, Kroos, Modric, Isco (Fede Valverde, min. 53), Bale (Marco Asensio, min. 74) y Benzema (Mariano, min. 87).

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VIKTORIA PILSEN

Hruska, Rezník, Hedja, Hubník, Limbersky, Procházka (Horava, min. 64), Hrosovsky, Cermak, Havel (Ekpai, min. 75), Petrzela (Reznicek, min. 85) y Krmencik.

  • GOLES 1-0: min. 10, Benzema. 2-0: min. 55, Marcelo. 2-1: min. 78, Hrosovsky.

  • Árbitro: Orel Grinfeld (Israel). Amonestó a Limbersky, Isco, Kroos y Ramos.

  • Incidencias: Partido de la tercera jornada del Grupo G de la Liga de Campeones disputado en el Santiago Bernabéu.

Acudió al envite Lopetegui con cinco cambios respecto al once que dibujó ante el Levante, retrasando además a Lucas Vázquez al lateral derecho en detrimento de Odriozola. Nacho relevó en el eje de la zaga a Varane. Del centro del campo en adelante, el traje de etiqueta, el mismo que desplumó a la Roma e hizo soñar al madridismo con un juego de fantasía.

De aquella fulgurante propuesta se ha pasado a la depresión y un destino cruzado, que volvió a acompañar a Sergio Ramos en un remate a la salida de un córner que impactó en el palo. Proliferaban los saques de esquina en el inicio de un choque en el que el Real Madrid trataba de plasmar su tremenda superioridad percutiendo más por el costado derecho y explotando la debilidad de la zaga checa. Por allí llegó el anestésico para la intranquilidad del Santiago Bernabéu. Lucas Vázquez, al que segundos antes le habían cogido la espalda en una acción que abortó Keylor Navas, recibió de Isco y metió con rosca un centro que recogió con la testa Benzema para reencontrarse con el gol tras nueve partidos de hambruna. Acumula catorce campañas consecutivas marcando en Champions el lionés, un registro que sólo habían alcanzado Raúl y Messi. Palabras mayores.

Sedada por la diana del galo la precipitación con que se ha conducido en los últimos duelos, el campeón de Europa trató de abrigarse con el cuero. Pero bajó las pulsaciones y con ello dio vida al Viktoria Pilsen. Limbersky tuvo en sus botas el empate en otra internada por la zona de Lucas Vázquez, aunque cruzó en exceso el disparo. Tal y como arrecia la tormenta, le convenía al Real Madrid matar el pulso por la vía rápida y no insuflar aliento a un rival muy menor. Pudo hacerlo Isco si no hubiese pecado de individualismo tras un grosero error de Hruska. Prefirió disparar en lugar de cedérsela a Benzema, que se relamía solo en boca de gol. El '9' era el que tenía el colmillo más afilado y su movilidad era una persistente amenaza para los centrales checos. Muy activo y participativo, él si fue generoso en una triangulación con Bale que pudo derivar en el segundo si el galés hubiese controlado bien.

Pero fue Hrosovsky el que verdaderamente coqueteó con el gol en un remate que provocó la ira del Bernabéu. Sosegado por lo que hasta entonces era un triunfo de mero trámite y gris, el coliseo blanco explotó al ver cómo sólo un regalo del atacante eslovaco y una decisiva intervención de Keylor en el tramo inicial permitía irse a su equipo con ventaja al descanso. Demasiado para una hinchada a la que la mala racha ha agotado la paciencia.

El Madrid, que se marchó a por el bocadillo tras reclamar infructuosamente lo que pareció un claro penalti por derribo de Limbersky sobre Lucas Vázquez, necesitaba otra marcha para abrochar el triunfo y, sobre todo, disipar su mortecina imagen. Lejos de ello, volvieron los desajustes y el runrún de la grada con otra llegada del Viktoria Pilsen. Ni Isco, que habitualmente concita el beneplácito general, se salvó cuando, asfixiado, dejó su puesto al hasta entonces inédito Fede Valverde.

No pudo tener mejor bautismo el uruguayo esta temporada. Filtró una bola para que Marcelo, al que dejó sólo un taconazo de Bale, se la picase al guardameta del Viktoria Pilsen y sellase una diana con dedicatoria incluida para Antonio Pintus, el preparador físico que legó Zidane. Ni aún así tuvo tranquilidad la parroquia blanca, que vio en peligro el triunfo con el tanto de Hrosovsky y se fue con otro disgusto a casa, doliéndose además por Marcelo.

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