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Arturo Álvarez da instrucciones a sus jugadores. Armando Méndez
LEB Oro

Un Cáceres víctima de sí mismo

La tensión enmarañó al plantel verdinegro con trifulcas internas en pleno partido y desoyendo las indicaciones del técnico en la jugada final en la que se escapó el triunfo

Manuel García

Badajoz

Lunes, 1 de abril 2024, 20:57

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El Cáceres remó, bregó contra un titán al que tuteó, humanizó y sometió en algunos tramos; lo minimizó, frustrándolo hasta el punto de dejarlo a años luz de su versión habitual y le impidió desplegar su juego. Apretó los dientes, se vació e hizo morder el polvo a un rival muy superior a nivel clasificatorio, pero cuando tuvo que rematarlo, le tembló la muñeca, disparó al aire y le permitió revolverse. El Tizona no falló. «Valoración negativa pero tengo que entender que el equipo da pasos adelante, lástima que el tiempo no nos permita recuperar lo perdido. Me voy fastidiado pero orgulloso del trabajo», relataba el técnico verdinegro, Arturo Álvarez, tras esfumarse por dos puntos (64-66) en segundos una victoria que habría dado vida.

Cruel y quizás injusto, pero el Cáceres fue víctima de sus urgencias, de la frustración y la precipitación que suelen acechar a quienes transitan por los bajos fondos incapaces de escapar de un destino que parece escrito. La tensión tomó las riendas en el momento de máxima exigencia, nubló la clarividencia, arrebató el temple y todo falló. Los locales se pusieron en ventaja, Vilá anotó a 23 segundos del final y la posesión pertenecía a los extremeños. Ahí debía morir el partido, pero no fue así. Arturo Álvarez sacó a cuatro pequeños para circular el balón y agotar la posesión, «la idea no era anotar sino sacar una falta e irnos tranquilos a la línea de personal y como mínimo riesgo meter un tiro e irnos a la prórroga, además de no dejar ningún segundo al rival, lo hemos hecho al revés», se lamentaba el técnico asturiano. «Sabemos que los corazones van a más latidos y un jugador que no había sido elegido tomó una decisión mucho antes de lo que tocaba», explicaba. Se mostró comprensivo por la dificultad de abstraerse de un contexto con tantos factores apremiantes, pero fue tajante «hay que dejar más claro que mientras estemos aquí lanzará la pelota el jugador que yo elija».

No se mordió la lengua tampoco a la hora de valorar el incidente protagonizado por Hamilton y Pablo Rodrigo, que acabaron discutiendo en medio de la pista con el tercer cuarto en marcha, provocando que el preparador verdinegro se viera obligado a sustituirlos. «Hamilton se sintió que no era partícipe del juego y que un balón que pensaba que era bueno para él no le llegó por algo intencionado». Álvarez aseguró que el ala-pívot pidió disculpas y que ambos integrantes de la plantilla arreglaron sus diferencias, lo cual permitió que volvieran para disputar el tramo definitivo. Sin embargo, «algo más tendremos que decirle, por respeto a toda la gente que ha venido aquí a ver baloncesto y no a ver cómo un niño se enfada con el otro». El entrenador del Cáceres no escondió que «es una actitud reprochable, innecesaria y de frustración enorme». E incidió en una situación que no puede repetirse y menos en el Multiusos, «es de muy mal gusto y creo que no son tan maleducados».

Fue la viva imagen de la desesperación de un bloque que naufraga pese a que se resiste a tirar la toalla, «el equipo se ha dejado la piel». Pero los detalles vuelven a echar por tierra un trabajo épico, heroico y encomiable, «he visto a jugadores tirándose al suelo, yendo a por el balón, querían y luchaban para ganar». Pero cuando la actitud prevalece, flaquea la serenidad y la toma de decisiones se atrofia. «Pesa mucho esto, las derrotas, el tiempo, las cabezas, algunos están pensando en el futuro, quieren hacerlo bien y se autopresionan».

De nuevo la línea de personal fue el verdugo del Cáceres, con un 50% de efectividad por el 83 de su rival, una faceta que dilapidó sus opciones en momentos claves. Arturo Álvarez sostiene que lo trabajan bajo presión en los entrenamientos, pero en la cancha es otra cosa. «No es normal que Raitanen falle 3 de 4 tiros libres cuando es su mejor arma».

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