Ginés Marín y Miguel Ángel Silva brindan una gran faena en Zafra
El matador de toros segedano salió a hombros al término de la primera corrida de la feria, en el día en que tomó la alternativa
ANTONIO CASTAÑARES
Martes, 6 de junio 2017, 19:51
Ginés Marín y Miguel Ángel Silva, quien tomó la alternativa, en el día de ayer, de Morante de la Puebla, brindaron al público de Zafra una gran tarde de toros y confirmaron lo esperanzador de su futuro.
FICHA DEL FESTEJO
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uToros. Toros, por el siguiente orden, de Zalduendo, noble pero justo de fuerzas; El Vellosino, flojo y de muy poca transmisión; Victoriano Del Río, excelente; un sobrero de Zalduendo, manso de libro y a la defensiva; Fuente Ymbro, bueno y a menos; y Cayetano Múñoz, bravo y encastado, con mucho que torear.
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Toreros.
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José Antonio Morante de la Puebla, de celeste y azabache pinchazo y estocada (oreja), y tres pinchazos y media (división de opiniones). Ginés Marín, de purísima y oro
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uPlaza. Registró tres cuartos de entrada en una tarde con el cielo cubierto.
El de Olivenza acreditó su toreo enclasado, en el que priman la naturalidad y un acusado sentido del temple. El zafrense Silva, por su parte, se dejó los nervios en casa y mostró que ha llegado muy cuajado al doctorado, dando respuesta al bravo y encastado sexto de la tarde de ayer. Los dos abrieron la puerta grande.
A las cinco y cuarenta y seis minutos Morante de la Puebla entregaba estoque y muleta a Miguel Ángel Silva. Zafra, ciudad taurina donde las haya, tenía un nuevo matador de toros.
Recoveco, con el hierro de Zalduendo, era un toro terciado pero bien hecho, aunque muy justo de fuerzas. Toro noble pero con tendencia a puntear al final del muletazo, con el que el nuevo matador se mostró muy por encima, bien colocado y corriendo bien la mano. Faena bien construida por ambos pitones, al final en la corta distancia. Oreja.
Del Vellosino fue el segundo, abrochado de cuerna y un punto regordío. Toro que rodó varias veces por el albero, noble pero de muy poca transmisión. Detalles de Morante con él en algunas verónicas de recibo y en el bellísimo quite por chicuelinas, volando el capote en el remate atrás, que no recortando al animal, con una divina media verónica, de esas del sevillano, a cámara lenta.
Acompañaba Morante la suave embestida del de El Vellosino pero no hubo emoción. Oreja.
Sobrero el cuarto, de Zalduendo. Toro de bastas hechuras y manso de solemnidad. Picado a conciencia. No se dio coba el torero, unos lo entendieron y le aplaudieron al final, y otros no y le pitaron. El toro, en realidad, era uno de esos imposibles.
Toreo hasta el final
No mentían las hechuras del tercero, generoso de cuello. Lo toreó Ginés Marín muy reunido a la verónica. Hermoso el quite por chicuelinas, también voladas, también llevando toreado al animal hasta el final.
Lío grande del de Olivenza en la faena de muleta, que inició con el cartucho de pescao desde los medios, para seguir al natural. Series muy logradas por ambos pitones, a veces con la sorpresiva arrucina, pero de clásico concepto en cuanto a enganchar al animal y llevarlo templado hasta el final, con quietud, ligazón y expresión. Dos orejas.
Astifino y bien presentado el quinto, de Fuente Ymbro. Toro reservón en el capote del oliventino, al que volteó al llevarlo al caballo. Buen tranco en banderillas, rompió a bueno en la muleta de un torero que tiraba muy bien de él y lo llevaba largo y toreado.
Faena bien planteada y mejor resuelta, tirando del animal y haciendo gala de un temple que mejoraba la embestida. Gran estocada y dos orejas, que redondeaban una gran tarde que sería recompensada en su justa medida .
Espectacular el sexto, jabonero sucio de capa. Ganándole terreno, lo toreó Miguel Ángel Silva a la verónica. Bravo en el caballo, bravo en banderillas y encastado también en la muleta. Toro con mucho que torear, y mucho y bien que lo toreó un torero nuevo, pero cuajado y poderoso.
Había que llevarlo por abajo, y por ahí, mandando en la embestida, lo llevó Silva. Faena que dijo mucho por lo que pusieron toro y torero. Se resistió el de Cayetano Muñoz y el premio quedó en una oreja.