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¿Qué ha pasado este viernes, 5 de diciembre, en Extremadura?

A LAS SIETE Y MEDIA DE LA TARDE

«Con toda la caló en lo alto», incrementado por el cabreo causado por las malas hechuras de los toros de Daniel Ruiz abrieron el día de San Juan

FERNANDO MASEDO TORRES CRONISTA TAURINO

Martes, 7 de julio 2015, 10:20

Han pasado solo unos días desde que acabó la feria taurina de Badajoz, los suficientes para que haya servido de caldo de cultivo en tertulias y mentideros taurinos, donde sorprenden las opiniones coincidentes en lo deslucida que ha resultado. En la búsqueda más habitual de un culpable en estos casos, son muchos los que apuntan a la hora en la que empiezan los festejos taurinos. Siete y media de la tarde «con toda la caló en lo alto», incrementado por el cabreo causado por las malas hechuras de los toros de Daniel Ruiz que abrieron el día de San Juan. Con los toros de Daniel Ruiz pasó algo así como lo que dijo aquel que iban a justiciar un lunes: «mal empezamos la semana». En sus críticas, otros se apoyan en que el aforo de la plaza de toros solo se ha ocupado en la mitad o casi la mitad, es decir, con unas 6.500 personas, por lo que quedaron vacíos otra cantidad igual de los asientos mas caldeados en el tendido de sol, a pesar del cartel que anunciaba la actuación de tres pacenses, figuras del toreo. El esperado paseíllo de Ferrera, Perera y Talavante se fue al traste después por la cogida del de Villafranco, que fue sustituido por Jiménez Fortes. Obviamente, el cambio debió repercutir en el ánimo del público que tenía previsto ir a ver al maestro Ferrera. El segundo día, viernes 25, la novillada picada de Fernando Peña, con tres novilleros de la tierra: 'Posada de Maravilla', Ginés Marín y Juan Carlos Carballo. La entrada estimada se acerca a las 3.500 personas, que ocuparon cerca de un cuarto de aforo. Le siguió la del viernes 26, formada por los toros de Zalduendo para Morante, Manzanares y Garrido, de Badajoz, a la que asistieron entre 8.500 y 9.000 personas, que llenaron las tres cuartas partes del aforo. La feria se cerró el sábado día 27 con una corrida de rejones en homenaje al recordado 'cavaleiro' portugués Joao Moura. En ella se estima la asistencia de unas 5.500 personas, que llenaron algo menos de la mitad del aforo de la plaza. Todo esto obliga a subrayar que estas medias entradas en Badajoz serían más que suficientes para colgar en la taquilla de los demás cosos de Extremadura el cartel de 'no hay billetes', como se decía antes, exceptuando las de Cáceres, Mérida y Plasencia que estarían muy cerquita de ello. En cuanto a las 3.500 personas que asistieron a la novillada, equivalen a un lleno en la mayoría del resto de cosos extremeños. Aún así, la insistencia de los tertulianos sigue planeando en torno a que la feria ha carecido de algún acto previo, que a título de entremés abriera el apetito a la ilusión del público 'invitándole' a presenciar los eventos. Esto no coincide con la celebración de la Feria del Caballo y el Toro 'Ecuextre', de unos días antes, en la que hubo tentaderos por los alumnos de la Escuela de Badajoz e invitados, actuación de forcados portugueses e incluso una exhibición de recortadores y saltadores, además de vistosas exhibiciones de lustrosos corceles para los amantes del caballo. Hay también quienes, rizando el rizo, achacan la falta de público a la frialdad de la presentación oficial de los carteles, que consideraron desangelada. «Ni tan siquiera se dieron carteles de mano a los asistentes», critican mientras señalan que «el pregón puso el acento, prácticamente solo en la corrida de rejones organizada en homenaje a Moura». Todo ello genera una pregunta acusadora. Con cuarenta grados a la sombra y con más al sol, ¿quién va a ir a la plaza a sentarse en un asiento de cemento más caliente que el cenicero de un bingo de los de antes? La repuesta es casi unánime, hay que cambiar la hora de inicio de los festejos. Es decir, pasarla de las siete y media de la tarde en que empiezan hoy a las nueve o las diez de la noche. Esto me lleva a retroceder unos años, para detenerme en aquella corrida del 24 de junio del año 1967 que inauguró la plaza. Comenzó a las seis y media de la tarde y así se mantuvo hasta el año 1976. De 1977 a 1993, a las siete y media. En 1994 y 95, a las 19.45; volvieron en 1996 a 1999 a las 19.30; desde el 2000 al 2007 a las ocho, para regresar de nuevo a las siete y media en el 2008, hasta este 2015. Creo que la repuesta está en la historia y esta se sitúa por encima del bien y del mal. Para unos tertulianos la feria tiene que ofrecer novedad y para otros emoción. Ya se sabe que la emoción la pone el toro y el arte el torero, pero la novedad habrá que buscarla, teniendo en cuenta que la mayoría del público va a los toros al conjuro del nombre del figura de turno. A priori importa un bledo la casta del toro ni su procedencia. Para comprobarlo solo se necesita realizar una encuesta al entrar a la plaza preguntando simplemente ¿de quién son los toros que se van a lidiar? El «no sé, no contesta» sería aplastante. Estamos en tiempos en que la gente acude al reclamo que la desbordada publicidad. Así pues, lo que realmente hace falta es encontrar otro torero como el que motivó la construcción de esta plaza nueva de Badajoz. Un torero distinto, que no guste a nadie, después de gustarle a todo el mundo. ¿Lo recordáis? Claro que sí. Pues eso.

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