La pacense que maquilla a los grandes de Cádiz

Su trabajo también se ha lucido en Badajoz, de la mano de la murga en la que ha cantado este año, La Castafiore. Alba Cintas ha logrado así conjugar pasión y vocación. En su carrera carnavalera tiene un amplio currículum: una década en la comparsa Lancelot y en murgas, ha salido con Las Polichinelas, Las Nenukas y ahora canta en La Castafiore, murga revelación del Comba.

Su carrera como maquilladora no va a la zaga. Ha trabajado durante tres años en caracterización teatral con la obra 'Esos locos fantasmas', en cartel en el teatro Lara de la Gran Vía madrileña hasta el año pasado, ha sido la maquilladora oficial del calendario de Mi princesa Rett durante cuatro años, es una de las profesionales más demandadas por las novias pacenses y ahora ha entrado en el teatro Falla por la puerta grande.

Su trayectoria tiene poco que ver, sin embargo, con el título universitario que consiguió en 2013. Y es que Alba Cintas estudió Pedagogía en Salamanca, aunque nunca la ha llegado a ejercer. «Soy de la generación a la que nos inculcaron que teníamos que estudiar una carrera. Cuando dije que quería ser maquilladora, mi familia me dijo que primero la carrera y luego que hiciera lo que quisiera».

Y así ha sido. Con el dinero que ahorró de las becas que recibió durante su estancia en Salamanca, se fue a Madrid a estudiar maquillaje y caracterización. Que tenía talento lo vieron rápido en el teatro Lara de Madrid, porque tras hacer allí las prácticas la pusieron en nómina durante tres años, hasta que se retiró del cartel la obra para la que trabajaba.

Es especialista en aerografía aplicada al maquillaje, que básicamente consiste en aplicar la pintura con una pistola de aire a presión. Esta técnica la usa, sobre todo, en sus trabajos con novias, pero también la ha empleado en la caracterización de su propia murga.

Cintas ha querido dar un paso más, y desde octubre se forma en el estudio gaditano de Sara Romero en caracterización con prótesis y el Carnaval le ha servido de escuela de alto rendimiento.

La pacense se ha encargado de moldear en espuma los corazones que la comparsa de Martínez Ares estruja en el escenario, y del maquillaje deconstruido de los caníbales, que tanto ha llamado la atención en Cádiz. Suyas son también las prótesis de las cejas en forma de rombos simulando la técnica del origami que lleva 'La Gaditaníssima' de Aragón, y el medio antifaz tridimensional que luce en la cara el hombre de hojalata de la comparsa Ozbdc.

«Ha sido una experiencia muy bonita. En Cádiz, desde hace unos cinco años, el maquillaje y la peluquería tienen la misma importancia para las agrupaciones que el repertorio. Han comprobado que en un teatro gana mucho una buena caracterización», comenta.

En estos casos, el maquillaje no se improvisa. Al contrario, se estudia a conciencia a partir del tipo que lleve cada agrupación y se ensaya una y otra vez hasta que llega el visto bueno. «Las comparsas con las que hemos trabajado han sido muy exigentes, querían barbas, bocas y ojos perfectos», reconoce.

Las murgas de Badajoz van, en este sentido, a remolque, considera Cintas. «Aquí sigue primando el maquillaje para estar guapos, en Cádiz eso ya se ha superado, allí es haz lo que tengas que hacer para sea lo más realista con el tipo que llevamos». Cree que en el concurso pacense el maquillaje aún ni se valora, ni se entiende ni se paga. La prueba -dice- es que en el presupuesto de las murgas nunca figura el maquillaje. «Se acuerdan de esto, a última hora», apostilla.

Y, sin embargo, ella es de las que defiende que una buena actuación, es mejor con una buena caracterización. Sus argumentos los ha llevado directamente al teatro, sirviéndose del escaparate de su murga, La Castafiore. Ella ha ideado un maquillaje con aerógrafo, polvo y pan de oro que ha causado sensación este año en el teatro López de Ayala.

Confía en que la caracterización se afiance también en el concurso pacense, la tendencia parece que así lo indica. «Yo he querido este año poner mi granito de arena para que las murgas se den cuenta de que el maquillaje hace mucho en una actuación. Estamos en Carnaval y es el momento para caracterizarnos como no podemos hacerlo el resto del año», concluye.