El protocolo ola de calor bate récords en Cáceres con 15 días seguidos atendiendo a sintechos
Los voluntarios de DYA asisten cada jornada desde el 31 de julio a unas 14 personas sin hogar expuestas a temperaturas extremas en las calles de la ciudad
C. Mateos
Cáceres
Jueves, 14 de agosto 2025, 07:53
El protocolo ola de calor de Cáceres, que busca proteger a las personas sin hogar de temperaturas extremas, está viviendo un verano de récord. ... Si ya el pasado 26 de junio, antes de lo habitual, comenzaron las salidas de los voluntarios de DYA en busca de sintechos expuestos, estas semanas se está batiendo otra marca, la de días consecutivos con los servicios activados: 15 jornadas seguidas.
Hay que recordar que el protocolo ola de calor se activa de manera automática cada vez que los servicios meteorológicos emiten una alerta por altas temperaturas, y eso viene ocurriendo en Cáceres de manera ininterrumpida desde el pasado 31 de julio. Ya se han superado ampliamente las más de 100 intervenciones que se llevaron a cabo en todo el verano pasado.
«Ningún año hasta ahora habíamos tenido que salir tantos días seguidos», confirma Hugo Alonso, responsable de DYA Social. Están atendiendo además al doble de personas sin hogar que al inicio del verano, unas 14 en cada jornada, distribuidas en nueve emplazamientos distintos.
Acompañamiento
Alonso señala que se está levando a cabo la tarea habitual de acompañar y asesorar a los usuarios, sin que se haya dado por el momento ninguna situación grave pese a la larga duración y la intensidad de la ola de calor que atraviesa Cáceres desde que comenzó agosto, y que amenaza con extenderse aún durante todo el fin de semana. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) pronostica en Cáceres capital máximas superiores a 40 grados al menos hasta el domingo, y solo a partir del martes se prevé una bajada perceptible de las temperaturas.
Como han explicado ya en varias ocasiones desde DYA, los voluntarios salen alrededor de las seis de la tarde en busca de personas que viven en la calle. Se preocupan por su estado de salud y su evolución, les entregan un 'kit' de hidratación compuesto de agua y gelatina que dona el Banco de Alimentos y les informan de los recursos que tienen a su disposición para resguardarse, que muchos rechazan por no ser capaces de cumplir las reglas de convivencia y comportamiento que se establecen en ellos.
Hugo Alonso señala además que estos centros de acogida gestionados por Cáritas suelen llenarse cada noche. La organización les da información diaria actualizada con las plazas disponibles que pueden ofrecer a los sintechos.
Además de DYA, también forman parte del protocolo ola de calor el Instituto Municipal de Asuntos Sociales (IMAS), Cruz Roja, Cáritas Diocesana de Coria-Cáceres, la Policía Nacional, la Local y la Obra Social la Milagrosa de las Hijas de la Caridad.
Este es el tercer verano consecutivo que se pone en marcha. Se trata de una extensión del protocolo ola de frío, que lleva ya funcionado varios años con buenos resultados, de manera que se decidió ampliarlo a los meses estivales para casos de alerta por altas temperaturas. El del frío se activa a finales de noviembre con un procedimiento similar, aunque en invierno en lugar del 'kit' de hidratación se entrega a los usuarios que van a pasar la noche en la calle comida caliente y mantas.
Algunos de los sintechos que atienden son los mismos en verano e invierno, pero muchos van cambiando porque se trata de un colectivo con mucha movilidad. De hecho, los voluntarios suelen pedirles que les informen de dónde tiene previsto estar al día siguiente para poder realizar mejor el seguimiento.
En todo caso, la mayoría suelen preferir ubicaciones fijas, principalmente en un recorrido que va desde la estación de autobuses hasta Cánovas, y termina en el Edificio Valhondo.
Los mayores se quejan de la falta de refugios climáticos en la ciudad
Los alrededor de 40 grados que viene registrando Cáceres durante casi todo el mes de agosto hacen mella especialmente en las personas mayores, que se ven sin alternativas para refugiarse del calor más allá de quedarse en casa con el aire acondicionado, los que lo tienen.
José Medina, activista cacereño por los derechos de los mayores, señala que esta situación vuelve a poner de manifiesto la necesidad de crear un nuevo centro cívico dedicado a ellos. «Los medios de comunicación y las autoridades sanitarias nos recomiendan que no estemos en la calle a ciertas horas porque es muy peligroso, y me preguntó: ¿pero dónde vamos, si no tenemos un centro donde estar recogidos para protegernos?», señala Medina, quien recuerda que en Cáceres la población mayor de 65 años supera el 23%, lo que supone más de 22.000 personas.
«Esta franja queda al margen de la vida pública en los meses de verano», se lamenta Medina. «Hay locales de mayores donde se disminuyen las actividades, por lo que los centros, tanto de las asociaciones como los hogares, reducen las horas de apertura, y además si acudimos todos los mayores a los centros no cabemos puesto que su capacidad es muy reducida». «Otra opción sería quedarse en casa, claro está, el que pueda soportar económicamente este desmesurado gasto del consumo de luz, ya sea del ventilador o del aire acondicionado», señala.
«Muchos, con las pensiones que tenemos, no podemos soportar este excesivo gasto, y además debería ser algo obvio tanto para las autoridades locales como las regionales intentar hacer que los mayores de Cáceres podamos vivir el tiempo que nos quede de vida lo mejor posible», indica.
José Medina compara la situación de Cáceres con la de otras localidades de Extremadura, incluso más pequeñas, donde «los ayuntamientos se preocupan de sus mayores para que tengan unos buenos locales donde pasar el tiempo».
Medina recuerda que desde el 17 de noviembre de 2015, hace casi 10 años, el colectivo de personas mayores de la ciudad viene reclamando «un hogar digno y adecuado que reúna al menos, las condiciones mínimas de aforo y comodidad».
Señala que han mantenido reuniones con responsables políticos, tanto locales como regionales, los cuales «pasan olímpicamente del tema», menos cuando hay elecciones, ya que entonces «se nos promete mucho, pero luego queda en aguas de borrajas».
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