«Oliart nombró a Manglano en el Cesid para que el 23-F no se repitiese»
Juan Fernández-Miranda y Javier Chicote Autores de 'El jefe de los espías' Los dos periodistas de ABC presentarán este jueves en Cáceres su libro basado en los archivos personales de una figura clave en nuestro país
J. A.
CÁCERES.
Lunes, 13 de junio 2022, 07:27
Hace 41 años, mientras se producía el golpe de estado del 23-F, el teniente coronel Emilio Alonso Manglano, garantizó que la tropa acantonada en ... Alcalá, la élite de los soldados paracaidistas, siguiera fiel al orden democrático. Esa defensa del sentido del deber le situó en la rampa de salida hacia posiciones más elevadas: poco después sería elegido por el nuevo ministro de Defensa, el extremeño Alberto Oliart, como director del Cesid. Así se convirtió en el jefe de los espías. Y así se titula el apasionante libro que los periodistas Juan Fernández-Miranda, adjunto al director de ABC, y Javier Chicote, jefe de investigación del diario madrileño, presentan el próximo jueves, 16 de junio, en el Aula de Cultura HOY (Chalé de los Málaga, 20 horas), que organiza este diario con la colaboración de Cajalmendralejo.
- ¿Puede concluirse que Manglano llegó a ser el jefe de los espías gracias al 23-F?
AULA DE CULTURA HOY
-
Invitados: Juan Fernández-Miranda y Javier Chicote, adjunto al director y jefe de Investigación, respectivamente, de ABC. Presentan el libro 'El jefe de los espías', basado en los archivos personales de Emilio Alonso Manglano, director del Cesid.
-
Fecha y hora: Jueves, 16 de junio, a las 20 horas
-
Lugar: Chalé de los Málaga, avenida de España, 22. Sede de Cajalamentralejo.
- Efectivamente, Manglano llegó a ser director del Cesid porque el nuevo ministro de Defensa, Alberto Oliart, entendió que lo que sucedió el 23-F no se podía repetir: no es el que el Cesid no previera el golpe, que no lo previó, ¡es que tenía agentes implicados! Hacía falta un servicio de espionaje moderno, y Oliart encontró en Manglano un militar que se adecuaba al perfil que buscaba
LA FRASE«La relación de Manglano con el Rey Juan Carlos era de máxima confianza, le confesaba cuestiones privadas»
- Un aspecto poco conocido del 23-F aparece muy detallado en su libro: las secuelas. La amenaza casi permanente de otro intento golpista. ¿Manglano se gana la autoridad sobre su gestión en el Cesid justo en esos meses?
- Uno de los encargos que le hizo Oliart fue controlar y reducir al involucionismo. Había mucho ruido en los cuarteles y hubo varios intentos de actuar, pero afortunadamente, tras el 23-F y con el nuevo director el Cesid se puso las pilas. El balance de los 14 años de gestión de Manglano es muy positivo. Es el padre de la inteligencia moderna en España, convirtió el Cesid en un servicio que hablaba de tú a tú con los grandes. Cuando llegó no le recibían, y cuando se fue era el decano de la inteligencia europea. Llego a tener una enorme autoridad.
- En cierto sentido, Manglano fue un adelantado a su tiempo. ¿Lo ven así?
- Fue un adelantado a su tiempo. ¿Cómo si no en la España 1981 iba a incorporar al Cesid a civiles, mujeres y jóvenes? Visto desde hoy, aquello fue un acto casi revolucionario. Era un hombre de familia conservador, creyente y practicante -estuvo a punto de ser sacerdote- y tenía una mentalidad abierta, moderna. Esto en el ámbito militar no era lo más habitual. Tal vez por eso le llamó la atención al ministro Oliart en el mismo momento en el que le escuchó hablar. Y sí, para nombrarle director del Cesid Oliart tuvo que aprobar un decreto para que pudiera asumir el cargo sin ser general. Tenía el apoyo del presidente del Gobierno y del Rey, así que fue sencillo.
- ¿Ha pasado el tiempo suficiente para que tengamos un retrato panorámico de su figura?
- La publicación de 'El jefe de los espías' en octubre de 2021 es la prueba de que ya ha pasado el suficiente tiempo para disponer de perspectiva. El problema que tuvo Manglano es que se vio arrastrado por la ola de deterioro que afectó al Gobierno de Felipe González. Fue dimitir y nunca más se supo de él, nadie habló de él, nadie se ocupó de recuperar su figura, que quedó opacada por los pecados de otros. Cierto es que ser director de un servicio de inteligencia durante quince años y no mancharse el traje es una ensoñación. Manglano vio muchas cosas, tapó algunas y calló muchas otras, pero su actitud siempre fue honesta y con un mandato claro: servir al Estado.
- En un pasaje del libro, el Rey emérito le confiesa su soledad. Lo solo que se está en la cumbre. ¿No es también el caso de Manglano?
- Tenemos esa sensación, pero lo cierto es que en sus notas era extraordinariamente parco en lo que a sus sentimientos se refiere, por lo que no lo podemos asegurar. De lo que no hay duda es de que tras su dimisión se sintió solo, no en lo familiar, pero sí en lo profesional. La relación de Manglano con el Rey Juan Carlos era de máxima confianza, hasta el punto de que le confesaba cuestiones de su vida familiar y privada. Don Juan Carlos confiaba enormemente en el director del Cesid y se apoyó en él. De alguna manera el Cesid trabajaba para el Rey, como jefe del Estado. Esta es una de las cuestiones que se derivan de que España en los 80 fuera un país en construcción.
- ¿Qué pensaría Manglano si leyera su libro?
-Él fue el primer escritor de este libro, porque la base documental que legó a sus hijos, y ellos nos pidieron reconstruir periodísticamente, fue inmensa, y en ella destacan sus notas manuscritas. Este libro es su vida, y a veces duele, pero seguro que disfrutaría corroborando que la suya fue una vida singular.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión