La odisea de moverse en autobús desde el barrio cacereño de El Junquillo
Línea 4. Los vecinos lamentan que parte de los trayectos no entren en el residencial y que la parada haya cambiado por las obras
Son ya más de las ocho de la tarde y el sol sigue cayendo a plomo, no refresca. Recorrer el kilómetro y medio que separa ... El Junquillo de la parada de autobús situada en el exterior del barrio, en la N-521, (junto a las obras del centro comercial Way) en plena ola de calor es para valientes. Un grupo de vecinos lo hace para mostrar lo alejado que está este punto, por donde pasa cinco veces al día la línea 4, que conecta con el centro. «Tienes que calcular que vas a tardar 20 minutos en llegar a la parada», señala Victoria Pérez, una de las usuarias del autobús público. «Yo no tengo coche, y tengo un hijo adolescente». Las 8, las 14, las 17 y las 20 son las horas a las que pasa el autobús urbano, además del último servicio, en torno a las 23. Cuando el autobús llega a Valdesalor esquiva la barriada. «Son horas muy punteras», señalan.
El problema se ha agravado porque debido a las obras «han quitado la marquesina y nos han movido la parada 40 metros», explican apuntando a la farola en donde se ha pegado un cartel en el que puede leerse el indicativo de 'Parada provisional' impreso en un folio y que deja a la intemperie el lugar donde se coge este medio de transporte urbano. Caminar por el corredor temporal establecido hasta llegar a la parada requiere ir con cuidado porque los coches pasan rápido. «Por aquí tampoco pasa una silla de ruedas o un carrito de bebé», explica Alberto Iglesias. Estos vecinos creen que la solución pasaría porque todos los trayectos se internaran en este residencial, en el que según los datos del último padrón municipal viven 1.252 personas. La respuesta que, explican estos vecinos, reciben del Ayuntamiento, es que todos los autobuses podrán acceder a El Junquillo cuando se habilite el vial de Macondo, que acumula retraso, que atribuyen no solo a la subida del precio de los materiales de los últimos tiempos.
Pero los problemas del transporte público no se limitan a esa situación. Más allá de los cinco trayectos que no entran al barrio, los autobuses que sí lo hacen y que pasan cada media hora solo pueden parar en dos puntos de la ciudad. «Una parada (situada en la calle Dalia) es funcional y otra no, porque está muy cerca de la otra parada y muy lejos de donde tiene que dar realmente servicio», explica Carlos, otro vecino que reclama cambios. «Lo vendieron de una forma muy llamativa, pero realmente no cubre las necesidades del barrio», señala Victoria.
«En el Junquillo se depende del coche, no somos iguales que los vecinos de otras zonas», apuntan. Y rebaten la teoría que divulga el alcalde, Luis Salaya de que Cáceres es una ciudad de las denominadas de 'los 15 minutos', en las que en un cuarto de hora se puede llegar a todas partes. «Este barrio es de coche porque no hay un buen servicio de autobús», se lamenta Carlos. «El autobús no está al servicio del ciudadano, sino el ciudadano al servicio del autobús, a ver a que hora viene, salir con antelación», aporta Victoria. Argumentan que si a las ocho de la mañana el autobús entrara en el barrio muchos padres podrían llevar a sus hijos al colegio en transporte público, algo que resolvería los atascos en la puerta de algunos centros escolares. También sucedería lo mismo al regreso, que coincide con la hora de salida de colegios e institutos.
La previsión de crecimiento del barrio, apuntan también estos residentes de El Junquillo, hace necesaria también una apuesta por el transporte público. Según indican el número de personas que residen en esta zona es mayor al que están en el padrón. Algunas, indican, están empadronadas en otras zonas porque el centro de salud de referencia es el de Aldea Moret, «y se necesitan dos autobuses para llegar».
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