«Nací en Marruecos, pero Cáceres siempre me tira»
Mohamed Aboufaris, de 58 años, acaba de volver de su país con la intención de quedarse y abrir una tienda para ganarse la vida
Mohamed Aboufaris es un conocido rostro de la comunidad musulmana de Cáceres. Aquí, cuenta, ha pasado gran parte de su vida. Actualmente tiene ... 58 años. Pero la suya no es una estancia permanente. Viene y va a su Marruecos natal en función de cómo le vayan las cosas.
Regentó durante mucho tiempo un bazar en la Plaza Mayor, que tuvo que cerrar cuando llegó la crisis del 2008. Desde entonces, ha hecho varios caminos de ida y vuelta. Acaba de regresar después de estar dos años fuera con la intención, dice, de quedarse porque «Cáceres siempre me tira». Estos días acompaña a uno de sus cuatros hermanos en el establecimiento de ropa y marroquinería que tiene en la avenida Virgen de la Montaña de la capital cacereña. No duda en saludar a viejos conocidos.
«Estoy acostumbrado a estar en Extremadura. He vivido toda la vida aquí, 40 de mis 58 años», detalla. «Me tiro seis meses, un año fuera... Y vuelvo a ver si hay algo, a ver si ha cambiado la cosa. Ahora se nota un poco de cambio. Noto que la gente ya ha pasado la crisis un poquito. Y estoy pensando si volver a mis mercaditos en las fiestas o si pongo una tiendita... No sé», confiesa.
«La mayoría de los españoles son una maravilla; no vamos a meter a todos en el mismo saco», dice sobre el reciente veto a celebraciones islámicas en Murcia
«Me tira Extremadura. Fíjate, me fui a Barcelona, me fui a Madrid, me fui a los mejores sitios, pero siempre me tira Cáceres. Cáceres es lo que más me gusta. Cáceres y sus pueblitos. Los pueblitos, como Malpartida, me encantan», admite en referencia a Malpartida de Cáceres.
Mohamed, que procede de Fkih Ben Salah, una ciudad situada a 160 kilómetros de Casablanca y a 170 de Marrakech, tiene tres hijos. Uno reside en Cáceres, fruto de su matrimonio con una mujer española de la que se divorció en 2002. En Marruecos tiene otros dos hijos.
Estos días no ha permanecido ajeno a la polémica surgida en Jumilla (Murcia), donde se aprobó, gracias a un acuerdo entre Vox y el Partido Popular, vetar celebraciones islámicas en las instalaciones deportivas del municipio. Ayer el Gobierno impugnó esta decisión al entender que atenta contra la libertad religiosa.
Mohamed, que es musulmán, prefiere no generalizar. « No vamos a meter a todos los españoles en el mismo saco. La mayoría de los españoles son una maravilla. Los que hacen esta provocación son minoría, incluso analfabetos», comenta. Y concluye: «Somos vecinos, somos buenos amigos, incluso tenemos muchos lazos. Son ocho siglos de presencia árabe aquí. No hay que olvidar que la cultura española tiene una parte árabe. No podemos llegar a tanto asco y tanto odio», zanja.
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