La mina más allá de Cáceres
La comparecencia en la Asamblea de la consejera Olga García ha dejado más dudas que certezas. Mientras, la empresa sigue haciendo 'lobby' en Bruselas para sumar apoyos al proyecto
Si alguien esperaba que la comparecencia en la Asamblea de Olga García sirviera para vislumbrar algo parecido a un compromiso de la Junta, ya fuera a favor o en contra del proyecto de la mina de litio de Cáceres, debió de sufrir el jueves una gran decepción. La consejera de lo que ahora llaman Transición Ecológica se puso la coraza institucional y dijo que su papel en todo este asunto se limita a garantizar que los trámites se vayan cumpliendo de acuerdo a la ley. Sobre el fondo de la cuestión –si los potenciales beneficios de la mina compensan el daño medioambiental que causaría– que opinen otros. Para eso hubiera bastado con que subiera a la tribuna de oradores un auxiliar administrativo.
Aunque la consejera no se moje, sí es cierto que las cartas de los partidos están sobre la mesa: todos se oponen a la mina excepto Ciudadanos, que pide esperar al menos a conocer los informes de los técnicos sobre el impacto ambiental. También habría que matizar que en el PSOE depende de quién hable, ya que sus dirigentes en Cáceres son rotundos en el rechazo mientras a nivel regional se muestran mucho más tibios y repiten como una letanía que al final se hará lo que quiera el Ayuntamiento. En cuanto a los ciudadanos, seguro que los habrá que apoyen el proyecto, aunque por el momento lo únicos que han alzado su voz como colectivo son los que se agrupan en torno a la plataforma Salvemos la Montaña, muy activa en su reivindicación, y presente por cierto en el pleno del jueves.
Luego está la empresa, que en los últimos meses viene multiplicando su visibilidad mediante una calculada estrategia de relaciones públicas, concertando reuniones de sus principales directivos con dirigentes, asociaciones y grupos profesionales de la región, o concediendo entrevistas a los medios informativos en lo que supone un giro radical a la postura oscurantista que venía manteniendo hasta ahora.
Pero Infinity Lithium se está moviendo también a otros niveles. No sólo acude a todos los foros internacionales del litio a presentar su proyecto de Cáceres, sino que mantiene desde hace tiempo una presencia constante en Bruselas haciendo 'lobby' para sumar apoyos en la Comisión Europea, que ya en varias ocasiones ha dejado claro que considera el litio una materia prima estratégica para los intereses de la Unión. Actualmente hay en marcha en el continente una decena de proyectos de plantas de fabricación de baterías para vehículos eléctricos promovidos por firmas como Volkswagen, Tesla, LG o Samsung, la mayor parte de ellos en Europa central. Todas van a necesitar litio y la Comisión no quiere que una actividad económica de semejante proyección dependa de mercados externos para surtirse de materia prima. Hay miles de millones en juego.
Es cierto que, a priori, son la Junta y el Ayuntamiento de Cáceres los únicos que tienen en su mano conceder o no los permisos imprescindibles para poner en marcha la mina, pero sería ingenuo ignorar que el terreno de juego en este asunto es mucho más amplio. La empresa lo tiene claro, y parece que la plataforma Salvemos la Montaña también. De hecho ha anunciado su intención de acudir a Bruselas de la mano de los partidos que se oponen a la mina para intentar reunirse con altos cargos de la Comisión y hacerles ver la otra cara de la moneda, para que sean conscientes de que en la ciudad de Cáceres existe un fuerte movimiento social de contestación al proyecto.
Quedan muchas manos por jugar.