Un militar cacereño de 92 años crea una fundación benéfica en la ciudad
La entidad es de ámbito estatal, se llama Victoria Serradilla de Carrero y su fin es ayudar al personal de las fuerzas armadas a través de Cáritas Castrense
Se llama Federico Carrero Plaza, tiene 92 años, una dilatada carrera como militar y acaba de crear en Cáceres una nueva fundación benéfica de ámbito ... estatal cuyo objetivo reside en ayudar al personal de las fuerzas armadas y sus familias a través de Cáritas Castrense.
La fundación, inscrita ante notario el pasado 11 de octubre, cuenta ya con CIF (código de identificación fiscal) provisional y está dada de alta en el registro de la Junta de Extremadura. Esta semana se han realizado, además, los trámites con el Ministerio de Justicia y el de Cultura. Está operativa ya bajo el nombre de Fundación Victoria Serradilla de Carrero, en honor a la primera de la dos mujeres que ha tenido este cacereño, natural de Oliva de Plasencia, que en 1989 recibió el fajín rojo de general de Brigada y que atesora un vasto patrimonio.
Federico Carrero, que reside en Cáceres, está viudo y no tiene hijos. Por eso ha decidido erigir esta fundación, a la que inicialmente ha asignado una parte de sus posesiones, «con intención de ir mejorando ese patrimonio a medida que le vaya siendo posible y, en todo caso, a su muerte, con el cese de sus actuales necesidades, el caudal relicto, en testamento final», se especifica en los estatutos. El objetivo, en definitiva, reside en dar un destino altruista al patrimonio del fundador mediante la constitución de esta fundación para que gestione los bienes después de su fallecimiento.
La entidad ha echado a andar con un patrimonio inicial compuesto por cuatro pisos y un local, todo situados en el centro de la capital cacereña. Desde la fundación se estima que, con el tiempo, una vez que se incorpore el resto de bienes previstos, el patrimonio total puede llegar a superar los dos millones de euros, según los cálculos de Juan Carlos Fernández Rincón, que preside la organización. «Un día me llamó por teléfono y me propuso que asumiera la presidencia. Me dijo: 'Busco un coronel de Cáceres que tenga relación con los temas sociales'», expone Fernández Rincón sobre la petición formulada por el general Carrero, que él aceptó.
Hay que recordar que Fernández Rincón, actual mayordomo de la cofradía de la Virgen de la Montaña, es militar jubilado y preside además el Banco de Alimentos de Cáceres.
Las rentas
«El objetivo es que el patrimonio acumulado genere unas rentas que puedan dar satisfacción a necesidades sociales predeterminadas con criterios sobre los que él ha fundado su forma de vida: la religión cristiana y la fuerzas armadas», se destaca desde la fundación. Es decir, la entidad conservará los bienes legados por el general, que están alquilados, y serán los beneficios que se obtienen con su explotación los que se destinarán a Cáritas Castrense.
«Deberá ser destinado, al menos, el 70 por ciento de los resultados de las explotaciones económicas que se desarrollen y de los ingresos económicos que se obtengan por cualquier otro concepto, deducidos los gastos realizados para su obtención y deberá destinar el resto a incrementar la dotación fundacional o su fondo de reserva, según acuerde el patronato», se estipula en los estatutos.
La Fundación cuenta con un patrimonio inicial formado por cuatro pisos y un local, todos situados en el centro de Cáceres
Este patronato está formado por cuatro miembros. El presidente es Juan Carlos Fernández Rincón; la vicepresidencia recae sobre Juan Manuel Rodríguez Barrigón; José Carlos Hernández Moreno ha sido designado como secretario; y Félix Bejarano Sánchez actuará como director del comité ejecutivo, aunque está pendiente de ser sustituido.
«El patronato distribuirá los apoyos económicos con criterios de imparcialidad y no discriminación, siendo las persona concretas beneficiadas las designadas por el mismo dentro del ámbito castrense, en coordinación con la dirección de Cáritas Castrense», se apostilla en las normas de la fundación.
Cáritas Castrense es una corporación pública de la Iglesia católica. Se trata del órgano oficial del Arzobispado Castrense de España y entre sus fines está el de coordinar y promover iniciativas, tanto privadas como públicas, en orden a la solución de los problemas causados por la pobreza, la desigualdad y la exclusión, y cooperar, en la medida de lo posible, con los organismos de las fuerzas armadas, provinciales, autonómicos, nacionales e internacionales de asistencia y acción social y cooperación al desarrollo, así como con las entidades de acción caritativa y social de otras confesiones, según figura en sus estatutos. La corporación no cuenta con sede en Cáceres. La más cercana está en Badajoz.
Un experto en el Sáhara
Federico Carrero se tituló en Magisterio en Cáceres con 17 años. En 1951 aprobó los exámenes para ingresar en la Academia Militar de Zaragoza. Eligió la especialidad de artillería. A medida que su trayectoria militar cosechaba éxitos profesionales, amplió su formación académica. Se licenció en Derecho en 1973 e impartió clases como profesor en la Universidad de Extremadura.
En 1977 fue nombrado agregado militar adjunto de la Embajada de España en Roma, donde estuvo hasta 1981. También fue destinado a países como Estados Unidos y Portugal. En 1989 fue nombrado general de Brigada de Artillería. Y en 2015, con 84 años, defendió su tesis doctoral, titulada 'Los aspectos territoriales en el dictamen del Tribunal Internacional de Justicia de 16 de octubre de 1975 en el caso del Sáhara Occidental'. Obtuvo un sobresaliente cum laude.
También ha ocupado diversos cargos en el Ministerio de Defensa. Ha sido subdirector general del Servicio Militar en la Dirección General de Personal del Ministerio de Defensa entre 1998 y 1991. Y a lo largo de su extensa carrera ha sido condecorado con galardones importantes como la gran cruz de la orden del mérito militar con distintivo blanco y la gran cruz de la real y militar orden de San Hermenegildo.
Apasionado por la historia de su pueblo natal, tiene publicados varios estudios. Llegó a crear una gran colección de documentos sobre Oliva de Plasencia, que donó al Archivo Histórico Provincial de Cáceres.
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