El mercadillo de Cáceres se llena de nuevo

No es tan optimista José Antonio Granados, el vendedor de dulces de Casar de Cáceres que está en el primer puesto de la entrada, frente a la cárcel vieja: «aún falta para estar como antes de la pandemia – afirma –. La verdad es que no deja de venderse, pero no como antes». Explica que hay vendedores que no vienen al mercado, señalando el vacío que hay entre dos puestos de fruta. «Y mira – dice mostrando al puesto de enfrente –. El puesto de Alvarado a estas horas (son las once y media de la mañana) estaba lleno de gente haciendo cola y hoy no pasa lo mismo».

Es cierto que las medidas de seguridad, tan restrictivas hasta hace unas semanas, habían originado quejas de los clientes y restado presencia de público; pero ahora se circula con plena libertad. «Es que yo he visto cosas que daban pena – dice José Antonio Granados –, personas mayores que iban cargadas, que querían salir por aquí y la policía no les dejaba y tenían que salir por otro sitio, lo que les obligaba a caminar más hasta donde tenían el coche o la parada del autobús».

Lo que llamaba este miércoles la atención es el uso de la mascarilla, todo el mundo la llevaba, los clientes y los vendedores (José Antonio Granados solo se la quitó para la fotografía). La gente iba y venía con sus carritos de la compra, agradeciendo en algunos momentos los toldos entre puestos que daban sombra. «Se echa en falta algunos puestos. No están todos», se quejaba una mujer de unos 70 años, asidua del mercado franco, al que acompañaba su marido adosado a un carrito de la compra. Sara Hernández, a la que acompañaba sus dos hijas, venía de la zona de la ropa, «yo no vengo todos los miércoles, de vez en cuando; pero la verdad es que hoy hay gente».

La concejala María de los Ángeles Costa, encargada de la Concejalía de Economía, Hacienda, Mercados, Contratación, Comercio, Empresa y Régimen Interior, afirma que es cierto que el mercadillo aumentó en público. «A pesar de los momentos tan duros que se han vivido en los mercados, poco a poco van recuperando su público – señala al Diario HOY –. Desde hace un par semanas hemos visto incrementada la afluencia de público. En el mercado se siguen cumpliendo las medidas establecidas legalmente en cuanto a la protección y los aforos permitidos. Tenemos que agradecer la implicación tanto de los vendedores y vendedoras del mercado como de la clientela por cumplir esas medidas, e ir adaptándose a cada una de las situaciones que iba marcando la autoridad sanitaria».

Lo cierto es que el mercadillo este miércoles parecía uno de los sitios más seguros en el que se podía estar en Cáceres sin miedo a contagiarse del virus. Además del uso de la mascarilla por toda la gente, el 75% de los usuarios eran mayores de 60 años, por lo que la mayoría de los que estaban entre los puestos tenían las dos vacunas.

Mientras el mercado franco casi llega a su normalidad, vendedores y clientes siguen haciendo cábalas de su nueva ubicación, ya que el Ayuntamiento tiene claro que se va a ir de la instalación actual, en Vegas del Mocho, pero aún no ha decidido si se trasladará a la zona de Mejostilla o Charca Musia.

El mercado franco existe en la ciudad de Cáceres desde los años setenta, gracias a la Asociación Provincial de Amas de Casa, que quería que un día a la semana hubiera un mercado en el que se pudieran comprar productos más baratos para que las familias ahorraran. Tras presionar al gobernador civil, a Luis García Tafalla, se hizo el primer mercadillo el 14 de diciembre de 1977.

Desde su nacimiento el mercado franco de Cáceres ha tenido cuatro ubicaciones: Estuvo 11 años en la zona de Camino Llano y la Plaza Marrón. En 1988 se trasladó a El Rodeo, en donde estuvo otros 11 años, hasta el año 1999 en que los puestos empezaron a colocarse en la Ronda de la Pizarra, junto a la estatua de El Indio. Aquí estuvo el mercadillo 13 años y según algunos vendedores, fue la zona en donde estuvieron mejor al tener más ventas que nunca. Desde el 18 de enero de 2012 están en Vegas del Mocho. Aquí llevan 9 años, menos tiempo que en las otras tres ubicaciones.

Hay vendedores que no están contentos con la propuesta de irse a la Mejostilla o a la Charca Musia, pidiendo un lugar menos alejado.

José Antonio Granados, el vendedor de los ricos dulces de Casar de Cáceres 'Teodoro Pérez y Hermanos', apunta otro lugar para instalar el mercado franco: «No lo deberían poner tan lejos. Hay sitios muy buenos más cerca; por ejemplo, en la avenida del crematorio, ahí se cierra al tráfico y hay sitio para dos mercadillos como este». Se refiere a la avenida Cordel de Merinas, y sí, es muy amplia y grande.