Las mejoras en la residencia Asistida de Cáceres empiezan a ser visibles tras un año de reformas

El consejero de Sanidad y Servicios Sociales, José María Vergeles, visitó este viernes los trabajos en este centro residencial, que cuenta con 320 plazas y es el más grande de la región. Acompañado por el director gerente del Sepad, José Vicente Granado, visitó concretamente la cuarta planta, que es donde han comenzado la obras, y el nuevo núcleo energético, un edificio en planta de 100 metros cuadrados en el exterior que incorpora todos los componentes que dan energía eficiente a las instalaciones

Vergeles recordó la necesidad de reformar una residencia cuya actividad comenzó a principios de los años ochenta con unas instalaciones propias de la época y ya obsoletas. El objetivo, según destacó, es «aumentar el confort de las personas que están residiendo aquí y la calidad del trabajo de los profesionales que trabajan con las personas de edad que se encuentran en máximo grado de dependencia».

Se ha realizado ya una intervención en el exterior, en la zona de aparcamientos, que permite una mayor accesibilidad, y también en la entrada del edificio y sobre el mobiliario en general y el geriátrico en particular, que se ha dotado con elementos más modernos.

La reforma incluye también la renovación completa de las conducciones de agua caliente sanitaria y las que tienen que ver con la climatización, con la ventilación y sistemas eficientes para disminuir la huella de carbono.

Vergeles resaltó la «dificultad añadida» que supone que la obra se esté ejecutando con los residentes viviendo dentro y sin parar la actividad, aunque considera que «va bien». Lo que sí se ha hecho ha sido limitar los nuevos ingresos, de manera que existe un «colchón» para los residentes porque ahora hay ocupadas alrededor de 200 plazas, lo que va a permitir irlos trasladando a las plantas reformadas a medida que vayan acabando las obras en cada una de ellas.

El titular de Sanidad y Servicios Sociales considera que cuando finalice la obra se verá «un mejor funcionamiento en los flujos de personas y usuarios dentro de las diferentes plantas y también una comodidad y disminución de caídas en los baños, adaptados y con suelos más antideslizantes que los actuales, y también en climatización y las cocinas».

El objetivo, según Vergeles, es que estas residencias, heredadas del Inserso, «se parezcan cada vez más a un hogar». La reforma permite una sectorización en unidades de convivencia que se adaptan al nuevo modelo residencial que busca el arraigo afectivo de las personas que allí residen. La previsión es que la obra termine a lo largo de 2023 y se hace con cargo a fondos europeos.

La residencia asistida El Cuartillo fue una de las más golpeadas por la pandemia, con 75 usuarios fallecidos. Algunos familiares iniciaron un proceso judicial contra la gestión de la covid llevada a cabo por la directora, diligencias que finalmente fueron archivadas.

Anteriormente había sido sometida a algunas pequeñas reformas, pero ninguna del calado de la que se encuentra actualmente en marcha.