«La Sierra de la Mosca puede ser una ratonera»

Una patrulla de la Guardia Civil se sitúa a media mañana en un lateral de la EX-206, la carretera 'de las Torres', que comunica Cáceres y Miajadas. A la derecha, a la altura del kilómetro tres, se ha montado el puesto de mando avanzado. Un poco más adelante, a la izquierda, arranca el camino de la cantera de Olleta. Hay un vehículo del Infoex y más adelante en uno de los flancos otras dos patrullas de la Guardia Civil, que impiden el paso. L

os profesionales de la Patrulla Verde, que han chequeado una por una 288 parcelas de la Sierra de la Mosca y han hecho un trabajo de campo con fichas individuales que incluyen geolocalización, también están participando en el operativo. Se han habilitado tres vías de conexión para posibles desalojos, que finalmente no se ejecutan, y acceso: la carretera del Santuario de la Montaña, el camino del antiguo Molino de Aceite y la cantera de Olleta.

El simulacro arranca sobre las 10 horas con una llamada que replica el suceso de hace casi ocho años. Un vehículo que arde y que provoca el fuego. El 112 recibe la alerta y la Policía Local la confirma. El operativo ya está en marcha. Hay tres patrullas, un oficial jefe y un subinspector. El Infoex se pone al frente de la actuación. También se cuenta con una dotación del servicio de extinción de la Diputación, con un jefe de salida y tres conductos bomberos. En la Montaña se mueven un vehículo ligero y una autobomba rural. El jefe del parque está en el puesto de mando avanzado y dos jefes de guardia actúan como observadores para supervisar si el procedimiento es el correcto y ofrece los resultados esperados.

En el incendio de 2016 fue necesario el desalojo de 11 casas de campo. Unas 25 personas estaban afectadas, aunque nadie corrió peligro. El Infoex activó el nivel 1 de peligrosidad a las 14.32 horas. Una hora después el fuego de aquel octubre de 2016 estaba perimetrado. «El peligro se incrementó porque hubo propietarios que se enteraron de que había fuego y vinieron con sus coches a ver qué pasaba y colapsaron caminos complicando la acción de los propios bomberos», recuerdan algunos profesionales sobre aquel suceso.

«La extinción fue complicada. Es una zona de olivos, terreno abandonado y muy encrespado, una ladera con terreno empinado en el que es difícil trabajar, pero el control no era complicado. Fueron varias horas y hasta el día siguiente no se remató», reseña Antonio Olivares, jefe de intervención en el Sepei en el simulacro de este martes.

Sobre el estado en que se encuentra la zona se muestra crítico: «Solo hay que ver cómo está el campo. No hay trabajo agrícola. Veremos qué pasa este verano. La Sierra de la Mosca es preciosa, pero es un polvorín, con mucho combustible y accesos complicados. El problema que tenemos es de accesos y la evacuación».

El fuego del simulacro se dio por extinguido antes de mediodía. Los mandos y la dirección de los efectivos se reunió posteriormente en el parque de bomberos de Cáceres para sacar conclusiones y hacer una puesta en común.

«Ha sido un ejercicio de máximo interés para todos, de coordinación. Estamos acostumbrados a trabajar con 112, con Protección civil y fuerzas de seguridad. Se ha limado alguna cuestión y va a redundar en que si hay algún incendio se pueda dar una respuesta al ciudadano», analiza José Antonio Bayón, director general de Prevención y Extinción de Incendios. Anuncia nuevas intervenciones en el área de la Sierra de la Mosca, pero recuerda que la competencia es municipal. «Los accesos son un problema. La Sierra de la Mosca es un terreno escarpado, con mucha roca y accesos limitados. Hay vallas de piedra de propietarios y evitan el paso a camiones de bomberos. ¿Qué se puede hacer? El Ayuntamiento puede pensar en expropiar algún trozo y ensanchar esos caminos. Creo que en eso se está trabajando». Bayón incide en que «está previsto actuar», pero matiza: «Para que la Junta pueda trabajar en un camino de propiedad municipal deben cumplirse algunos trámites».

Una de las quejas surgió el lunes en la jornada celebrada en San Francisco por parte de propietarios que reclaman medidas en algún camino que se convierte en fondo de saco en el valle de Valdeflores. «Está encajonado y depende de cómo venga el fuego, la climatología y el viento. Puede ser una ratonera», admite el jefe de intervención de los bomberos del Sepei sobre una característica habitual «en todas las zonas naturales». «La particularidad que tiene es que está pegado a la ciudad de Cáceres. Hay muchas viviendas», advierte.

El concejal de Seguridad, Pedro Muriel, agradece el esfuerzo realizado por la Patrulla Verde en ese trabajo de campo para inventariar las 288 parcelas que ha ido chequeando a lo largo de meses. Anuncia además que el Ayuntamiento llevará a cabo labores de desbroce y mantenimiento de los caminos con una partida del remanente de tesorería. En total, serán algo más de 200.000 euros.