Cárcel por abusar de una niña de 10 años tras invitarla a una casa de campo
El procesado, casado y padre de dos menores, aprovechó que la pequeña había ido a dormir con sus amigos para cometer el delito
Tres años, nueve meses y un día de prisión, y cinco años de libertad vigilada una vez que salga de la cárcel. Esa es la ... pena que la Audiencia Provincial de Cáceres ha impuesto a un hombre casado, padre de dos niños, que abusó de una niña de 10 años que se quedó a dormir en su casa al ser amiga de uno de sus hijos. También se le prohíbe comunicarse o acercarse a menos de 200 metros de la menor durante ocho años, nueves meses y un día, y se le impone una inhabilitación especial para cualquier profesión, oficio o actividades, sean o no retribuidas, que conlleve contacto regular y directo con menores de edad por un tiempo de seis años, nueve meses y un día. Por otra parte, debe indemnizar con 6.000 euros a la víctima.
La niña de 10 años era muy amiga de un compañero de clase, que era hijo del condenado, y fue invitada a una barbacoa en la casa de campo del agresor a finales de junio de 2019. Después de una fiesta que duró toda la tarde, con varios amigos más de su edad, su amigo le propuso que se quedara a dormir en su casa. Se lo dijeron al procesado que señaló que la niña tenía que tener el permiso de la madre.
La madre no era partidaria, pero como insistió mucho su hija y el amigo, le dejó. Era la primera vez que dormía en esa casa.
Según la sentencia de la Audiencia Provincial de Cáceres, la niña no tenía pijama, y entonces el padre le llevó a una habitación para escoger ropa que le sirviera. Cuando encontraron algo, ella se iba a cambiar en un cuarto de baño, pero el padre de su amigo le insistió para que lo hiciera delante de él. Ella lo hizo lo más rápidamente posible, sintiéndose avergonzada.
Luego los dos niños fueron a la habitación de matrimonio a ver acostados una película infantil, mientras el padre se fue a otra habitación. Los dos niños se quedaron dormidos. Llegó el procesado y llevó a su hizo en brazos a su cama, poniéndolo cerca de la pared. La niña ya estaba despierta, pero él insistió en llevarla también en brazos y la colocó en la misma cama en el lado cerca de la puerta.
Según se considera probado, por la noche el padre fue a la habitación, le bajó los pantalones a la amiga de su hijo y comenzó a tocarle. Ella se dio cuenta, se movió asustada y él se fue. Poco después volvió para subirle los pantalones. La joven ya no durmió tranquila. Se arropó con una sábana agarrando fuertemente los bordes para despertarse si volvía el procesado a tocarla.
La mujer del acusado no estaba en la casa, ya que se encontraba en Madrid con un familiar hospitalizado.
Al día siguiente la pequeña se lo dijo a la madre, pero ella no denunció lo ocurrido porque así se lo pidió su hija.
Gracias al protocolo del instituto
No fue hasta dos años después que se denunció lo ocurrido, una vez que la niña de 12 años se lo comentó a una profesora con la que tenía confianza.
Este agresor sexual ha sido condenado gracias a que el instituto en el que estudiaba la víctima activó el protocolo que hay para estos casos. La niña tenía confianza con una profesora, a la que le comentó que le daban miedo los hombres, que le daba miedo su propio padre, y también la pareja de su madre. Cuando la profesora le preguntó el motivo, ella le contó lo ocurrido hacía más de dos años. La profesora entonces se lo dijo al director del Instituto, y decidieron llamar a la madre. Conforme al protocolo previsto en el ámbito educativo, aconsejaron a la madre denunciar al hombre que había abusado de su hija.
El condenado recurrió la sentencia condenatoria de la Audiencia, en la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura. El abogado defensor dijo que su cliente debía ser absuelto al considerar que no había pruebas contra él. Dijo que además la supuesta víctima había estado los dos años siguientes en los cumpleaños de su amigo, encontrándose presente el acusado, y que el padre de la niña no se había sumado a la acusación particular.
La Sala de lo Civil y Penal del TSJ ha confirmado la condena, y señala que hubo una amiga de la víctima, de la misma edad, que le había confesado que el padre de su compañero de clase le había hecho lo mismo en otra ocasión.
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