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¿Qué ha pasado este viernes, 5 de diciembre, en Extremadura?
Los bailes regionales ocuparon la explanada de la ermita de San Blas, que logró atrae a numeroso público. ARMANDO MÉNDEZ

La romería de San Blas renace con ganas

Buen tiempo. La jornada soleada hizo que se desbordara la participación de público en el histórico festejo, que tuvo que ser suspendido el año pasado por la pandemia

Cristina Núñez

Cáceres

Sábado, 5 de febrero 2022, 13:47

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Alba Sepúlveda volvió ayer a la explanada de la ermita de San Blas con la emoción que da reencontrarse con las cosas que un día creímos perdidas. «Nos quitamos un poco la espina con la romería de los Santos Mártires hace quince días, pero tenía muchas ganas de San Blas», explicaba ataviada de los pies a la cabeza con la vestimenta y la orfebrería tradicional. «Mi traje es de campuza de gala, se lo ponían las mujeres para bodas y celebraciones, se puede poner con la cobija o sin ella, con un lazo, llevo ya 20 años con él, lo estrené el día del centenario de la coronación del día de la Montaña», explica prácticamente del tirón y sin perder la sonrisa. «Me lo hizo mi tía, que Dios la tenga en su gloria y para mí tiene mucho valor», recordaba Alba a punto de saltársele una lágrima. Cuenta que no tiene muchas ocasiones de desempolvar ese atuendo, aunque ya tiene señalado en el calendario la próxima vez que lo hará: será el día de la bajada de la Virgen de la Montaña, que ya se ha dicho que tendrá lugar el 20 de abril.

El sol de febrero lucía ayer sobre un despejado cielo azul y fueron muchos los cacereños los que se animaron a tomar parte de una fiesta que el año pasado, cosas de la pandemia, tuvo que celebrarse con poco brillo. La asociación de vecinos de San Blas ideó en 2021 una celebración discreta con la entrega de roscas a domicilio, una fórmula para no perder del todo una fiesta que forma parte de las señas de identidad no solo de este barrio, sino de todo Cáceres. Se conmemora al santo cuya festividad es el 3 de febrero, pero también es una especie de bienvenida de los días más largos y del fin de un invierno que este año ha sido 'light'.

Cordones y roscas

Con la pandemia aún azotando pero en una fase diferente San Blas volvió a desplegar todos sus iconos: los cordones (5.000), las roscas (4.000), el desfile, los trajes, la música y los bailes regionales (con actuaciones de los grupos Trébol, Redoble y Mansaborá) y la degustación del guiso de prueba, elementos tradicionales de esta fiesta a los que se han unido este año los talleres de percusión y expresión corporal de la asociación Extremadura Entiende y la presentación del libro '25 de marzo, el día que se levantó Extremadura'.

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«Había muchas ganas de romería», indicaba ayer Pariente observando la larga fila de personas que, cerca de la una de la tarde, hacían fila para conseguir una de las tradicionales roscas de anís, que empezaron a despacharse a primera hora, hacia las nueve de la mañana. «La clave para que vaya bien la romería es el tiempo, si hace bueno la gente viene, esto está dentro de la ciudad».

A las tres de la tarde se terminaron todas las roscas y pasadas las seis las responsables de vender los cordones indicaron que ya no quedaba ni uno más. «Yo llevo 18 años aquí y esto no lo había visto nunca», aseguraba Pariente, que indicaba que, a pesar del numeroso público la cita se desarrolló de forma segura al ser íntegramente al aire libre.

Protección

Ni los elementos más típicos de esta festividad se ha librado de la inflación y la subida de precios. Este año se vendían por 1,20 euros, 20 céntimos más que en 2020. Pasa lo mismo con los cordones, que costaban un euro. Los había de todos los colores y son un elemento que protege la garganta y evita las enfermedades respiratorias, según indica la tradición.

Además de las actuaciones este año el programa se había reforzado con la presencia de carantoñas de Acheúche. También se instalaron puestos de asociaciones y organizaciones no gubernamentales que llevaron a cabo la venta de productos para recaudar fondos o para difundir sus actividades.

No faltaron tampoco la venta de pañuelos y de dulces tradicionales como los de Ricarda, que lleva 45 años acudiendo a San Blas, además de atracciones y puestos de juguetes para los más pequeños, que completaban el ambiente en esta barriada popular de la ciudad. Este año la asociación de vecinos de San Blas pidió un donativo de un euro por la ración de prueba para financiar el programa de acción social.

Personas de San Blas y de todo Cáceres, muchas familias con niños y también grupos de jóvenes mantuvieron las terrazas llenas durante una buena parte de la jornada. Parecía haber ganas de olvidarse por un tiempo del azote de la pandemia.

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