La Audiencia de Cáceres impone 17 años de prisión al agresor de una mujer salvada por la policía
La sentencia describe el calvario que sufrió la víctima hasta que fue rescatada por dos agentes a los que pidió ayuda con gestos
El 18 de abril de 2022 fue noticia la actuación de dos agentes de la Policía Local de Plasencia, que al estar patrullando por la ... zona de la ermita del Puerto, a las diez de la mañana, se cruzaron con un coche negro conducido por un hombre, mientras que en los asientos de atrás iba una mujer que al ver el coche policial hizo gestos bruscos.
Los agentes Pedro Velázquez y José Manuel Merino sospecharon que algo fuera de lo normal estaba pasando. Dieron la vuelta y buscaron el coche hasta encontrarlo en el paraje de 'La Pera'. Al acercarse vieron que la chica tenía manchas de sangre en la ropa. Los agentes detuvieron al conductor, al indicar la joven que tenía una orden de alejamiento sobre ella, que la había secuestrado y que le aseguró que la iba a matar.
En febrero de este año 2023 se supo que la Junta de Extremadura había decidido premiar a los dos agentes con una placa de reconocimiento, indicando que con su actuación, «posiblemente evitaron una víctima mortal más en la violencia de género».
No ha trascendido qué había ocurrido, hasta que el agresor ha sido juzgado en la Audiencia Provincial de Cáceres, que ha condenado al procesado por doce delitos: agresión sexual, detención ilegal, maltrato habitual, amenazas, injurias y vejaciones injustas, tres de maltrato en el ámbito de la violencia de género, descubrimiento y revelación de secretos, dos de lesiones y quebrantamiento de medida cautelar.
La Audiencia le ha sentenciado a 17 años y 3 meses de prisión, y a 10 años de libertad vigilada cuando salga en libertad. Le privan del derecho a la tenencia de armas durante 15 años, y cuando salga de prisión estará 16 años sin poder contactar ni acercarse a menos de 500 metros de su víctima, a la que debe indemnizar con 3.000 euros.
Con antecedentes
La sentencia indica que el procesado ya tiene tres sentencias firmes que le condenaban: por un delito de violencia de género y dos delitos de quebrantamiento de condena.
Él tuvo una relación de pareja con su víctima, sin convivencia, entre diciembre de 2020 hasta abril de 2021. La Audiencia indica que era sumamente violento y celoso. Llegó a controlarle el teléfono móvil para ver sus mensajes, y se hizo pasar por ella, enviando mensajes a conocidos de ella para ver si tenían relaciones. A un amigo de la joven le llegó a enviar este mensaje: «Vente a mi casa que estoy sola, que me apetece».
Creó una situación de dominio permanente, atemorizándola e impidiéndole el libre desarrollo de su vida. Le mandaba mensajes de este tipo: «Te juro que te voy a arrancar la cabeza», «ni la Policía ni nadie te puede proteger ya», «tengo tu puta vida en mis manos», «vas a recibir todo lo malo. Voy a matarte»... Le golpeaba y le destrozaba muebles de su vivienda. Las agresiones ocurrían en Plasencia y en un pueblo de la provincia, en donde llegó a seguirle al servicio de un bar y le dio un tortazo que le hizo sangrar por la boca, en otra ocasión le agarró por el cuello y le dio numerosos golpes.
El 3 de junio de 2021, sobre las cuatro y media de la madrugada, él estaba en el domicilio de ella. Le dijo que no iba a besar a nadie más y le mordió un labio para luego darle un puñetazo en la mandíbula. Ella corrió a esconderse en el cuarto de baño. Se encerró, pero él rompió la puerta, la cogió por el cabello y le arrastró por la vivienda asegurando que le mataría. Sufrió lesiones de las que tardó 10 días en curar.
En esta ocasión ella decidió denunciarle. El juzgado le comunicó que le estaba prohibido comunicarse y acercarse a su exnovia, pero él le escribía mensajes y le mandaba audios desde el teléfono de su madre.
Violación y secuestro
El 5 de abril de 2022 acudió al piso de su exnovia y la violó.
Diez días después, a las siete de la mañana, él estaba en la calle del piso de ella. Le dijo que bajara a fumar un cigarro. Ella bajó, la metió en el coche, en la parte trasera, le quitó el móvil y activó el cierre centralizado de todas las puertas. Fue conduciendo hacia la ermita del Puerto, en Plasencia, pero de vez en cuando paraba y le golpeaba. Le dio puñetazos en la cara hasta que empezó a manar sangre por la nariz. Le aseguraba que ya no la iba a soltar, que la iba a matar.
El infierno para la joven terminó cuando vio el coche de la Policía y le hizo señales a los agentes. Desde entonces su agresor está en prisión. Ella tardó siete días en curar de sus heridas físicas, pero siguen las psíquicas. Tiene ansiedad postraumática, con alerta e hiperventilación relacionada con el miedo e impotencia.
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