Los alumnos del San José de Cáceres, colegiales para toda la vida

Más de 7.000 estudiantes han pasado por el Colegio Mayor San José, el único de toda la región, fundado como residencia en 1974. Nueve de ellos han constituido esta semana ante notario la Asociación de antiguos alumnos colegiales de este centro, que gestiona la Fundación Caja Extremadura y que está adscrito desde 2011 a la UEx.

El abogado Juan Ramón Corvillo es el presidente de esta entidad de nuevo cuño tejida no solo con la nostalgia de aquellos maravillosos años universitarios sino también con mucho presente, ya que tratan de que su bagaje profesional pueda servir a los actuales colegiales y también de crear lazos entre los antiguos alumnos. «Queremos mantener el espíritu de convivencia y solidaridad del que nos impregnamos durante nuestra etapa en la residencia universitaria y poder ayudar a los actuales colegiales».

Corvillo es muy consciente de que esos años, los de la vida universitaria, marcan a fuego. «Son años de sueños y de inquietudes, compartes eso con la gente con la que estás día a día, las amistades son perdurables, yo hace 37 años que salí y me acuerdo del nombre y apellidos de la mayoría y de su número de habitación». Eran tiempos sin teléfono móvil en los que la megafonía llamaba uno por uno a los alumnos. Informáticos, jueces, veterinarios, abogados, registradores, ingenieros de Obras Públicas y otras profesiones han vivido en el San José mientras acudían a la Universidad. Hay nombres célebres como el del escritor y sacerdote Jesús Sánchez Adalid. «Extremadura está sembrada de ex alumnos del San José, en Cáceres nos hemos quedado muchos y amamos la ciudad, como es mi caso». Corvillo procede de la localidad pacense de Granja de Torrehermosa.

Tras su paso por el colegio interno Claret de Don Benito inició sus estudios en la Facultad de Derecho y residió durante los cinco años de carrera en este colegio mayor que este año soplará 50 velas. En aquel entonces era un colegio masculino, aunque desde 2011 es mixto. Otro cambio reciente es que los residentes ocupan de manera individual las 102 habitaciones del edificio. Antes eran dobles, ahora hay más intimidad.

Corvillo prefirió quedarse los cinco años de carrera en la residencia, no cambiar a piso. «Allí podía tocar la guitarra, jugar al tenis, utilizar la piscina». Destaca también la calidad de la comida. «Se comía muy bien, llevaba el comedor la familia Bravo y recuerdo los San Jacobos de los domingos, no nos faltaba de nada, veíamos películas, teníamos conferencias».

Otro de los miembros de la junta directiva es Eladio Pascual, doctor en Derecho y ganador en el año 2022 del premio internacional de Periodismo Mercedes Calles-Carlos Ballestero. «Allí había dos cosas fundamentales: una era el concurso cultural, en el que había preguntas de cultura, pruebas con las manos y la prueba cumbre eran obras de teatro, nos disfrazábamos, era asombroso, nos dedicábamos más a eso que a estudiar», rememora. También había una olimpiada. «Eran unas competiciones deportivas en las que nos jugábamos la vida». Ambos recuerdan también las novatadas, ya extintas porque están prohibidas. «Eran simpáticas, yo me tiré no sé cuántos días por Cáceres a disposición de un veterano, evoca Pascual. En la junta directiva están además Francisco José Matamoros, Carlos del Solar, Luis Miguel Jiménez, Fernando Giménez-Guervós, Jesús Javier Tobajas, Juan Carlos Iglesias y Julio Pablos.

El sacerdote Fernando Alcázar es el actual director de este Colegio Mayor, situado en la avenida de las Delicias. Cada uno de los 102 alumnos que viven actualmente en la residencia San José, en el que la fundación ha invertido en lo que va de año 300.000 euros para reformas, paga 720 euros mensuales. Está al completo. Incluye comedor de lunes a viernes, lavandería, gimnasio, pista de pádel, salones de estudio, destaca Alcázar.

La mayor parte de los alumnos que están en el San José son de Extremadura, aunque también los hay de otras zonas de España. «Viene gente de fuera a Veterinaria, Ciencias del Deporte...». Este año hay alumnos de Cádiz, de Sevilla, de Cantabria y del País Vasco.

La nota de la EBAU influye a la hora de conseguir plaza en este espacio que da cobijo a jóvenes que se abren paso en la vida. «Cuando ya tienen plaza en la universidad, se selecciona a los que tengan mejor nota», detalla el director de este centro que este año vivirá colocará el retrovisor para mirar ese año fundacional de 1972, cuando nació la residencia San José.