El acusado de dejar a un hombre en coma en Aldea Moret: «Fue una caída, no le toqué ni con una uña»
La víctima, que vive postrado tras la lesión, pide 10 años de cárcel y una indemnización de más de un millón de euros por los graves daños que sufre
«No le toqué ni con una uña, yo lo lamento mucho, pero a mí me agarró, me retiré y se cayó». El acusado de ... agredir a un hombre el 5 de diciembre de 2021 en las escaleras de un bar en Aldea Moret ha defendido este jueves su inocencia en la vista oral que ha tenido lugar en la Audiencia Provincial de Cáceres. El hombre, de nacionalidad rumana y que permanece en libertad con cargos, dio su versión sobre lo sucedido en el bar Sanvic de la Avenida de la Constitución en donde la disputa por el robo de un teléfono móvil terminó con una persona herida de gravedad que estuvo 22 días en coma y que actualmente, más de dos años después de los hechos, vive postrada, con necesidad de asistencia permanente, sin recuerdos y con la conciencia alterada. Un familiar cuida de este hombre de 57 años, que no pudo declarar en el juicio.
El acusado se enfrenta a penas que oscilan entre los 9 años y los 245.000 euros de indemnización que solicita la Fiscalía y los 10 años y 1.130.000 euros que pide la acusación particular. Ambas partes consideran que el resultado de la agresión, la enorme dependencia que requiere la víctima, justifican esta pena. «Hubiera preferido que estuviera muerto», dijo ayer el letrado de la familia. La defensa pide la libre absolución basándose en que fue una caída provocada por el alcohol ingerido por la víctima. «Iba de lado a lado, no se tenía», señaló el acusado, que se afanó en asegurar que no había habido contacto físico con el hombre herido, a pesar de que en otras declaraciones durante la instrucción apuntó que se había zafado de él con los brazos.
La intencionalidad de la agresión, es decir, el dolo, ha sido el elemento central del juicio oral, en el que además del acusado han prestado declaración varios testigos que estaban en el establecimiento en el que se produjo la agresión. También prestaron su testimonio sus familiares, los dueños del bar, agentes de la policía y los forenses. El cambio de versiones tanto de los testigos como del acusado ha sido patente a lo largo de este proceso, tal y como se ha visto hoy en la vista oral. El nivel de embriaguez del acusado, el lugar exacto donde se produjo la agresión y, sobre todo, si hubo contacto físico, puñetazos o empujones, han ido variando desde que se inició el caso.
Los hechos tuvieron lugar un domingo víspera de festivo en el que un grupo de conocidos permanecía compartiendo unas cervezas y viendo una competición de Fórmula 1 en el bar, que está ubicado en la Avenida de la Constitución. Según explicaron los testigos, en un momento dado la víctima se da cuenta de que le han sustraído el móvil, y comienza a buscarlo. Según los testigos el acusado había estado en el local y salió. Al volver al local la víctima salió a increparlo y los hechos se produjeron en la escalera de 13 escalones de acceso al establecimiento. Uno de los clientes del bar, que vio los hechos desde dentro, intentó contener la agresión y se puso entre la víctima y el acusado, intentando que este último subiera al bar. Este hombre, que cambió su versión tras la primera declaración «por miedo» indicó que estuvieron «forcejeando todo el rato», que hubo manotazos y que un puñetazo pudo provocar la caída.
El testimonio de los forenses puso luz sobre el estado actual de la víctima y también acerca de las heridas. Indicaron que sufrió un traumatismo craneoencefálico que le ha provocado un deterioro cognitivo «muy grave» y una dependencia absoluta. Indicaron que hay dos focos de fractura y, a respuesta del abogado de la defensa, señalaron «que no se puede excluir la caída».
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