Los restos arqueológicos hallados en la Ribera no son romanos, según el estudio final de la Junta
El dictamen definitivo rectifica el primer informe de excavación y data el canal encontrado entre los siglos XVII y XIX
J. J. González
Jueves, 9 de marzo 2017, 08:18
Al final ni son romanos, ni es un acueducto de agua potable para abastecer a Norba Caesarina, el origen de Cáceres como ciudad, ni se han producido daños en los restos. El informe definitivo de los técnicos de la Dirección General de Patrimonio de la Junta certifica que los vestigios no son de origen romano sino de una canalización de agua limpia que se puede datar en una franja temporal entre los siglos XVII y XIX.
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De esta manera, este estudio final de Patrimonio rectifica el informe inicial de excavación del solar donde se encontraron los restos, ubicado junto a la Ribera del Marco y lindante con la Ronda de San Francisco, frente al Palacio de Justicia. Ese estudio de excavación fue encargado por la propia empresa que tiene previsto levantar en esta parcela un residencial de 112 viviendas. El informe determinó que eran restos de un 'specus' romano o canal de agua, un acueducto bajo tierra, lo que presuponía que tendría que ir cubierto con bóveda. Al no apreciarse esta estructura a lo largo de toda zanja que atraviesa la parcela de lado a lado, la Junta hizo un estudio sobre posibles daños causados a los vestigios como consecuencia de los movimientos de tierra preparatorios de la parcela para el posterior inicio de las obras.
Aquel informe de excavación, del que la Junta informó el día 26 de enero, consideraba de interés los restos, pero finalmente los técnicos de Patrimonio lo rectifican y descartan que sea un 'specus' romano. Se trata, en realidad, de «una conducción hidráulica de agua limpia, que transportaba el agua desde el norte del lugar en que se emplaza hacia el sur, por lo que se descarta que se vincule al abastecimiento de agua de la ciudad, y cuya datación histórica se sitúa entre los siglos XVII y XIX». Con este dictamen definitivo de la Junta, hay que descartar también que pudiera ser un canal de abastecimiento a la ciudad porque el agua es transportada en él en sentido contrario.
Asimismo los técnicos de Patrimonio descartan que pudieran haber sufrido daños los restos durante la remoción de tierras porque «revisado todo el material es imposible determinar que en el mismo se localicen estructuras o elementos constructivos que pudieran pertenecer a la citada construcción».
En todo caso, al ser de una cierta antigüedad, la Junta incluirá los restos en el inventario del Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura y por ello obliga a la empresa constructora, Progemisa, a llevar a cabo una serie de medidas par hacer compatibles las obras de edificación del residencial con la existencia de los restos. El canal será tapado, pero algún tramo del mismo deberá ser visible en un espacio público mediante una cristalera y con iluminación. La Junta emite informe favorable para el inicio de las obras, aunque deberán ser objeto de un permanente seguimiento arqueológico.
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Asimismo la Junta afirma que sigue pendiente de estudiar «si procede imponer sanciones por las actuaciones iniciales realizadas sin control arqueológico, a pesar de que la parcela se localiza en una zona de afección arqueológica». Esta falta de control es señalada por un informe del arqueólogo de la Junta y del Consorcio Cáceres Ciudad Histórico, con fecha de noviembre de 2016, en el que señala que el Consistorio dio el visto bueno al proyecto básico del residencial sin referencias a las exigencias de sondeos previos a cualquier tipo de obras en zonas de vigilancia arqueológica. El Gobierno local sostiene que la licencia inicial que concedió, en agosto de 2016, era de obra menor, sólo para simple desbroce y nivelación de la parcela.
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