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Fernando Gutiérrez y el gobernador civil Trillo en 1969. :: múñez
Aquel feliz Trillo, el hijo del gobernador civil de Cáceres

Aquel feliz Trillo, el hijo del gobernador civil de Cáceres

Corren malos tiempos para Federico Trillo, el exministro de Defensa que el pasado 12 de enero convocó una rueda de prensa para anunciar su dimisión como embajador

Sergio Lorenzo

Domingo, 22 de enero 2017, 09:03

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Corren malos tiempos para Federico Trillo, el exministro de Defensa que la tarde del pasado 12 de enero convocó una rueda de prensa, en la Embajada de España en Londres, para anunciar su dimisión como embajador. Según la mayoría de los periodistas, ha sido defenestrado después de que la actual ministra de Defensa, Dolores de Cospedal, reconociera la responsabilidad del Estado por no haber evitado la catástrofe en la que murieron 62 militares españoles que volaron en el Yak-42 en mayo de 2003, cuando el responsable del Ministerio era Trillo.

Cuando a los hombres inteligentes les va mal la vida, suelen abstraerse recordando los buenos momentos; por eso puede que el exembajador se acuerde ahora de lo feliz que fue en Cáceres, cuando vivió aquí de 1967 a 1969, cuando su padre fue el gobernador civil de la provincia. Él vino a Cáceres con 15 años y se fue con 17. Estudió dos años en el Instituto El Brocense.

Su padre fue un peso pesado del régimen franquista. Federico Trillo-Figueroa Vázquez nació en Santiago de Compostela en 1920. Militar, abogado de la Armada, fue procurador en Cortes. Estuvo muy vinculado con Cartagena, donde llegó con 24 años. Allí conoció a la que sería su mujer, Eloísa Martínez Conde. Con 40 años fue nombrado alcalde de Cartagena. Ocupó este puesto desde el 10 de julio de 1960 al 26 de abril de 1966. A Franco le gustaba la manera de actuar de este hombre corpulento, de decisiones contundentes. Con 46 años fue nombrado gobernador civil de Teruel, para al año siguiente, el 6 de julio de 1967 tomar posesión del cargo de gobernador civil de la provincia de Cáceres.

En el servicio de documentación del Diario HOY, hay numerosas informaciones sobre sus quehaceres. Entonces el gobernador civil era también el Jefe Provincial del Movimiento. Era una persona temida por muchos. En los diarios se publicaban las audiencias que ofrecía en su despacho, y por allí pasaban todos.

En el periódico del 8 de julio de 1967, recién llegado, se cuenta las comidas de homenaje que se le hicieron en el Hotel Jamec y en el Extremadura Hotel, donde su madre Laura Vázquez Hernández gritó un «¡Viva Cáceres!» que fue unánimamente contestado, antes de los gritos de «¡Viva Franco!» y «¡Arriba España!».

El 15 de julio de 1967, en un acto solemne, en el que fue nombrado presidente nato de la Diputación de Cáceres, reiteró su amor a esta provincia, diciendo que tenía que confesar, sinceramente, «que la encuentro deprimida; necesita, imperiosamente, de una industrialización a base de nuestros productos naturales, con la creación de una red de frío, de una fábrica de cemento en la capital, de fábricas de embutidos y de productos cárnicos, así como de conservas vegetales». Dijo que habría que hacerse, «como quiere El Caudillo, rápidamente, pero sin prisas y sin pausas».

El gobernador Trillo era muy efusivo en el trato, como se demuestra en la foto que publicamos, hecha en el 27 de abril de 1969, cuando dio la enhorabuena al ingeniero Fernando Gutiérrez en la toma de posesión de su cargo como presidente de la Diputación.

El 20 de diciembre de 1969 cesó en el puesto, al pasar a ser gobernador civil de Burgos, lo que fue tomado como un ascenso. Ocupó ese cargo hasta 1973, cuando fue nombrado gobernador civil de Zaragoza. Ahí estuvo un año.

El antiguo gobernador civil de Cáceres murió el 12 de septiembre de 2002, cuando tenía 82 años, siendo enterrado en Cartagena, en donde había sido nombrado hijo adoptivo. Federico Trillo-Figueroa Vázquez también había sido nombrado hijo adoptivo de Cáceres y de Coria. Navalmoral de la Mata le entregó la medalla de la ciudad, y fue nombrado presidente de honor del Deportivo Cacereño.

Antes de irse a Burgos, Federico Trillo padre se despidió de autoridades y entidades de Extremadura, llamando la atención que acudió a despedirse de los trabajadores del Diario HOY; llevó consigo a su hijo Federico Trillo al que le faltaban soló unos meses para cumplir los 18 años. Luego empezó a seguir los pasos de su padre. Estudió Derecho en Salamanca. Con 22 años fue el número uno de su promoción en el Cuerpo Jurídico de la Armada. Con 27 accedió por oposición al cuerpo de letrados del Consejo de Estado. Se retiró como comandante a los 37 años para entrar en la actividad política. Fue el 27 de abril del 2000 cuando José María Aznar le nombró ministro de Defensa, siendo una de sus «hazañas» ordenar en julio de 2002 el asalto y toma de la pequeña isla española de Perejil, que habían ocupado militares marroquíes.

Fue ministro hasta el año 2004, cuando le sustituyó el socialista José Bono. En sus cuatro años de ministro fue cuando más se escribió sobre el final del Cimov de Cáceres, al anunciarse su cierre para el 1 de enero de 2003. Se creó en Cáceres la Plataforma 'El Campamento no se cierra'. El 3 de diciembre de 2001, los tres representantes de la Plataforma: Raimundo Medina, Miguel Salazar y Antonio Dionisio entregaron en el registro de la Subdelegación del Gobierno en Cáceres, más de 6.000 firmas de personas que pedían que esta ciudad no se quedara sin guarnición militar, al asegurar que se perdían 250 puestos de trabajo directos. También registraron una carta dirigida al ministro de Defensa, Federico Trillo, del que indicaron que se esperaba una mayor sensibilidad y atención hacia Cáceres, ciudad de la que disfrutó en su juventud cuando su padre era gobernador civil de esta provincia.

Periodistas veteranos como Fernando García Morales y Sanjosé, recordaban que aquí estaba enterrada una hermana. Es cierto. El paternalista gobernador declaró en 1969: «He tenido nueve hijos y uno se me ha muerto; pero tengo 493.000 hijos más», refiriéndose a los habitantes de esta provincia; de los que aseguró que, «sus problemas me preocupan tanto como los de mis propios hijos».

Ahora todos «sus hijos» seguimos teniendo problemas. Unos más ... y otros menos.

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