Tres meses de cárcel por no llevar atado a un perro que casi mata a otro
El propietario ha sido condenado por un delito de maltrato animal por no colocar la correa ni el bozal al can que protagonizó el ataque
El 8 de enero de 2019 Yaqui estuvo a punto de morir. Eran las 9.30 de la mañana cuando Antonio López, el hombre que había rescatado del abandono a este perro de la raza braco, decidió salir a pasear por las afueras de Talavera la Real. Ambos avanzaban juntos por el camino de la Fuente cuando tuvieron la mala fortuna de cruzarse con Monarca, un american staffordshire que corría libre por el campo. «Eso fue un exceso de confianza de su dueño. Si en lugar de abalanzarse contra Yaqui se hubiese tirado contra un niño, tengo claro que lo mata».
Antonio López hizo ayer esta reflexión tras conocer el castigo que ha impuesto el Juzgado de lo Penal número 1 de Badajoz al propietario de Monarca: tres meses y un día de cárcel que no deberá cumplir el procesado porque carece de antecedentes. «Yo pensé que Yaqui no llegaría vivo al veterinario. Entró en la clínica en un estado lamentable y hasta cuatro días después no fue capaz de volver a levantar la pata para hacer pipí. Tardó en recuperarse totalmente dos meses y medio».
En el informe veterinario se lee que el perro de la raza american staffordshire, que tiene la catalogación de peligrosa, le causó una herida inciso-contusa en el tórax y otra en la pata. «No sé cuántos mordiscos le dio. Un perro de esos es una bomba, corrió detrás del mío y cuando le agarró la pata no la soltó durante un minuto. Si no es por la ayuda que me prestó el dueño del otro perro, no habría podido separarlos. Si me hubiese atacado a mí es seguro que me habría roto algún tendón. La suerte es que no le alcanzó en ninguna zona vital», añade.
El jefe de la Policía Local de Talavera la Real ha confirmado que sus agentes tuvieron conocimiento de lo ocurrido de inmediato. Pero cuando llegaron al lugar el propietario del perro que había protagonizado el ataque ya se había marchado. «Logramos localizarlo a unos 400 metros y en ese momento lo identificamos».
Sin chip ni cartilla de vacuna
Los agentes comprobaron que se trataba de Manuel C. Z., nacido en 1966. Le pidieron la documentación pero no pudo aportar identificación alguna a pesar de pertenecer a una raza peligrosa. No tenía pasaporte, carecía de microchip y tampoco había sido desparasitado ni inyectado con la vacuna contra la rabia.
Todas estas infracciones fueron puestas en conocimiento de la Junta de Extremadura para que sancionara al infractor. Pero al mismo tiempo la Guardia Civil puso en marcha una investigación para determinar si los hechos podían constituir delito.
Finalmente, con el apoyo del fiscal de Medioambiente en la provincia de Badajoz, Agustín Manzano, se puso en marcha una investigación que ha desembocado en una sentencia en la que se condena al propietario del perro por un delito de maltrato doméstico.
No cumplió su obligación
En el fundamento de esa sentencia se aprecia una cuestión que resulta clave: el propietario del animal incumplió las normas que evitan este tipo de accidentes al llevar a su perro sin correa ni bozal. Cometió por tanto el delito al omitir el cumplimiento de sus obligaciones.
«Yo tengo claro que los perros deben ir siempre con correa y bozal. Pero cuando te diriges a alguien para decírselo encima te contesta mal. Tal vez con esta sentencia los dueños de perros se conciencien», concluye Antonio López, quien asegura que este procedimiento se podría haber evitado si el ahora condenado le hubiese pedido disculpas por lo ocurrido.
«Si ataca a una persona las consecuencias serían muy serias»
El fiscal de Medioambiente de Badajoz, Agustín Manzano, ha valorado positivamente la sentencia impuesta por el Juzgado de lo Penal número 1 de Badajoz. «En este caso se condena por un delito de maltrato animal porque la víctima es otro perro, pero si el lesionado hubiese sido una persona estaríamos ante un delito de lesiones».
Manzano deja claro que las consecuencias penales incluso pueden ser más graves si el perro causa una muerte. «Respetar las normas es fundamental y aquí se demuestra que incumplir las obligaciones con los perros peligrosos tiene consecuencias serias, incluso penas de cárcel».