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Nochebuena en Badajoz

La Policía acordona la Plaza de los Alféreces para impedir un botellón

R. H

Domingo, 24 de diciembre 2023

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La Policía Local ha acordonado la Plaza de los Alféreces de Badajoz para impedir un botellón en la tarde de Nochebuena.

Se han cerrado los accesos a la plaza y han impedido que los jóvenes que llegaban en grandes grupos con sus bebidas se concentraran en la zona para celebrar un 'macrobotellón'.

Como respuesta, los jóvenes que pretendían entrar han dado media vuelta y mientras unos han decidido quedarse en las inmediaciones, otros han accedido únicamente con vasos a la plaza.

Plaza de los Alféreces. Pakopí
Plaza de los Alféreces. Pakopí
Paseo de San Francisco. Pakopí
Plaza de España. Pakopí
Camareros disfrazados de Papa Noel en la Plaza de España. Pakopí

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  1. Las cañas de Nochebuena en Badajoz se toman al sol

En Nochebuena poca gente se pierde las cañas y es tal la presión que hay sobre la hostelería en determinadas zonas de moda que en Badajoz las reservas para comer un 24 de diciembre se hacen con varios meses de antelación. Cada vez son menos los que se dejan llevar, informa J. López-Lago.

Dice Julián Monge, que gestiona el Silencio, un local de hostelería camino de la Plaza Alta de Badajoz, que cada vez se canta menos en las calles por Navidad, por eso esta tarde ha traído a cantaores y bailaores flamencos, para que se escuchen villancicos. Pero aunque ya no se vea gente con panderetas ni zambombas, lo que no falta en un día como hoy es un vaso en la mano, lo que alivia la cuentas a un sector que hoy se emplea a fondo aun sabiendo que que cuando los camareros lleguen a casa no será para descansar.

A pocos metros la Plaza Alta de Badajoz ya iba cogiendo ambiente sobre la dos de la tarde. Más abajo, en Plaza de España, Óscar Martínez, camarero del Pepe Jerez, explicaba que hace un mes empezó a reservar la gente y hace quince días estaba prácticamente todo cogido para comer.

Más abajo, en Plaza de España, Óscar Martínez, camarero del Pepe Jerez, explicaba que hace un mes empezó a reservar la gente y hace quince días estaba prácticamente todo cogido para comer. «Este domingo cerraremos sobre las siete y media, en horario de sábado normal, aunque hoy hay más plantilla que un sábado», decía el encargado de este bar restaurante cuyo velador era el mejor orientado este domingo. Y es que el sol ha sido hoy lo más codiciado en un inicio de invierno que, sin viento ni lluvia como en años recientes, parecía perfecto para callejear con una copa en la mano . Hay que decir que en este local todos sus camareros iban disfrazados de Papa Noel, por si alguno al caer la tarde se le olvidaba la fecha.

«La gente borracha se pone muy pesada»

«Me gustaría estar pronto con mi padre y mi madre –decía este domingo Julián Monge– porque la gente borracha se pone muy pesada. Hoy es un día muy llorón porque hay mucho anís de por medio. La gente empieza con la tristeza, las euforias y hay que recordarles que se tienen que ir a cenar a casa con la familia. En mi caso no sabemos cuántos vamos a ser para cenar. Mi madre hace tiempo que no echa cuentas. Ella pone la mesa y según vayan llegando que vayan cenando, ya no se disgusta con las nueras que aparecen o no ni con los sobrinos que llegan con novias nuevas».

Pero aunque el centro de Badajoz multiplicara esta Nochebuena su ambiente, igual que barriadas como San Fernando o San Roque, si hay un lugar que en un día como el 24 de diciembre revienta es la Plaza de los Alféreces con permiso de San Francisco. En este último lugar se sacan barras a la calle que funcionan como mesas altas para recibir la avalancha navideña, mientras que en los Alféreces hay gente que ha madrugado para que la Nochebuena diurna saliera perfecta. «Yo hoy estaba a las diez en la puerta de El Corte Inglés para rematar unas compras, las he hecho, las he llevado a casa, me he vestido y he quedado con otro amigo para coger una mesa al sol en El Mercado. Justo estaban abriendo cuando hemos llegado y ya hemos pedido los primeros botellines», ha contado Paco al filo de las dos de la tarde desde la esquina más soleada de la plaza.

Andrea González, de 27 años, no estaba muy lejos, pero a la sombra. Ella y sus amigas se habían instalado en El Viejo Bar, también en Los Alféreces, rebosante de personas de todas las edades pues hay juegos infantiles para que nadie se aburra. Desde allí las raciones de ensaladilla viajaban al mismo centro de la plaza más allá de unos veladores que ya estaban llenos a la una y media.

«Hemos quedado seis amigas –decía Andrea– y acabaremos más porque nos conocemos todo el mundo. Supongo que nos iremos a casa sobre las seis o la siete porque los padres se ponen muy pesados llamando para que ayudemos con la cena. Nosotras no habíamos reservado con antelación, pero sí ha habido dos amigas que han venido mucho antes para coger mesa. Es que una de nuestras amigas necesita sentarse porque está embarazada y no se puede perder este día porque en nuestra pandilla esta, la de Nochebuena, es la quedada por excelencia».

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