La plaza de San Andrés de Badajoz cumple seis meses sin los maceteros que retiraron

La obra de rehabilitación de San Andrés, en la que se eliminaron los bordillos en favor de la plataforma única, ha estado llena de polémicas. Una de las que más ha puesto en pie de guerra a los vecinos son los árboles. El proyecto original, en plano, incluía la creación de 26 alcorques en el perímetro de la plaza. Servirían para plantar árboles que diesen sombra y separar la zona de calzada de las aceras. Un sistema similar al que se ha colocado en la recién arreglada plaza de los Alféreces.

Sin embargo, al ejecutar la obra, no se colocaron los alcorques indicados. Seis meses después el Consistorio sacó una nueva partida presupuestaria de 50.000 euros para ajardinar la plaza y decidió instalar maceteros en el perímetro con laureles. En lugar de 26 fueron 16 y no lograron su objetivo porque los coches seguían estacionando entre maceta y maceta.

En mayo del año pasado se eliminaron los maceteros. La mayor parte de los laureles se habían secado por un fallo en el sistema de riego de los maceteros. El Ayuntamiento indicó entones que los trasladaría al Vivero Municipal para recuperarlos y luego los devolvería a la plaza. HOY ha consultado cuándo se repondrán, pero no ha obtenido respuesta.

«Lo que tendrían que hacer es admitir que los maceteros fueron un error y hacer alcorques y plantar árboles. Y buenos, que diese sombra y evitasen que los coches aparcasen porque esto no es una plaza, es un aparcamiento», se lamenta Javier Guerrero, vecino de la Plaza de Cervantes.

En otras zonas del Casco Antiguo donde se ha instalado plataforma única, sí que se han colocado pivotes para evitar que los coches aparquen en las aceras. Es el caso de las calles Duque San Germán, Santa Ana y el cruce de Santa Lucía con Sanyo Domingo.

En cuanto a San Andrés, a diario hay coches aparcados sobre las aceras aunque lo que más alerta a los vecinos es el riesgo de atropellos. «En la esquina con Doblados los coches pasan pegados a la pared sobre la acera. Hay sustos con los niños que van al colegio y vienen cada día. Además, cuando los coches están sobre las aceras, a la gente no le queda otra que andar por la calzada», se lamenta Ana Larin.